“Estamos pensando para el año que viene fase 1 y 2 de prueba en humanos. Este año estamos completando la fase preclínica”, indicó Salvarezza en declaraciones a Radio Nacional.
El ministro recordó que si bien “existen proyectos de vacunas argentinas, todos en fase preclínica”, hay uno que se encuentra “muy avanzado, que es el que se está desarrollando en la Universidad de San Martín (Unsam) con investigadores de Conicet y el laboratorio Cassará”.
Salvarezza indicó que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) ya “les indicó el camino necesario para que puedan transitar hacia esa fase 1/2 el año que viene, lo que es una muy buena noticia porque se van despejando las incógnitas e inconvenientes que uno sabe que se presentan” a la hora de hacer un ensayo con humanos.
El titular de la cartera científica y tecnológica señaló que “es interesante porque todos los proyectos (de vacunas) utilizan tecnología diferente”.
“Uno de los proyectos es con investigadores de Conicet y el Instituto Leloir, donde trabajan con adenovirus; otro de la Universidad de Plata; otro del INTA Bariloche con Bagó; y hay otro también del Leloir con el INTA y el INTI”.
Salvarezza recordó que el Estado “ha puesto alrededor de 60 mil dólares por proyecto” para poder completar el desarrollo y las fases preclínicas.
Sobre el proyecto que se encuentra más avanzado – que se llama “Arvac Cecilia Grierson” y es liderado por la investigadora Juliana Cassataro-, explicó que “se trata de una vacuna a ‘proteína recombinante’, que lo que hace es utilizar como antígeno proteínas que envuelven al virus (S y N)”.
En este punto, añadió que “se trata de una plataforma muy segura, que se utiliza por ejemplo en la vacuna de la hepatitis B”.
Sobre la importancia de lograr una vacuna nacional, recordó que “es una cuestión de soberanía sanitaria porque la tecnología es nacional y porque no hay que salir a negociar al exterior”.
“Hay que pensar que todos los grupos que están trabajando en vacunas propias, que como dijimos antes van desde ARN mensajero, hasta proteína recombinante o adenovirus, darían a la Argentina la capacidad de tener vacunas para distintos tipos de enfermedades infecciosas”, destacó Salvarezza.
En ese sentido, sostuvo que “esto es una capacidad que queda” y citó como ejemplo el caso de “la planta de Laboratorios Richmond, muy moderna, que puede hacer millones de dosis, y el coronavirus quizás pase a ser secundario pero tengamos que enfrentar otras enfermedades que tenemos y que puedan surgir”.
Ayer, el presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i), Fernando Peirano, también había señalado que el proyecto ‘Arvac Cecilia Grierson’ es “el que está avanzando más rápido”.
“La expectativa es que bien a principio del año que viene comience el trabajo en voluntarios, es decir la fase 1, para probar la seguridad y la eficacia de esa vacuna”, había señalado Peirano en diálogo con radio AM 750.
‘Arvac Cecilia Grierson’ es el primer proyecto seleccionado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) en el marco de la Unidad Coronavirus que integra junto con el Ministerio de Ciencia y el Conicet.
En junio pasado, la Agencia I+D+i aprobó un apoyo de 60.000.000 de pesos para concluir la etapa preclínica de la realización de los ensayos de seguridad y capacidad inmune correspondientes y avanzar hacia las etapas clínicas que evalúen seguridad y eficacia de las ‘Arvac Cecilia Grierson’ en humanos.
“Está pensada para ser un ‘booster’, es decir un refuerzo”, explicó Peirano y estimó que se podrá utilizar para ampliar el calendario de vacunación “incluyendo una vacuna regular frente al coronavirus”.
En ese sentido, destacó la importancia de que esa vacuna regular “sea diseñada, producida y aplicada en la Argentina, y también en América Latina y en otros países del mundo”.
El grupo interdisciplinario de investigadores e investigadoras obtuvo dos prototipos de vacuna que en estudios en modelos animales demostraron capacidad para inducir muy buenos niveles de anticuerpos neutralizantes del virus y respuesta inmune celular T, en línea con los requerimientos actuales para vacunas que previenen el COVID-19.
“Así que la Argentina ahí tiene un potencial donde la vacuna sin duda es salud, pero también es desarrollo, es capacidad de presentarnos al mundo y contribuir con algo que es muy necesario hoy por hoy”, finalizó Peirano.
Fuente: Agencia de Noticias Télam