Javier Ernesto Vega cumplió un mes desde que se trasplantó el riñón, luego de casi diez años bajo el tratamiento de diálisis. Dos días antes de su cumpleaños recibió el regalo más esperado: “Me llamaron para avisarme que había un donante compatible y que se iba a hacer el trasplante”, recordó.
Estuvo realizándose diálisis tres veces por semana durante nueve años. “Es todo tan reciente que todavía hay días que me preparó para ir a dializarme y es cuando reacciono que ya no tengo que estar conectado a una máquina”, contó.
El primer signo de alerta de que algo no andaba bien fue cuando comenzó a tener sangrado nasal reiterado y su presión arterial estaba alta. “Los médicos me detectaron hipertensión a causa de que uno de mis riñones ya no funcionaba”, dijo. Desafortunadamente, la enfermedad ya estaba avanzada.
Casi cinco años después de comenzar a dializarse, Javier ingresó al Programa Federal Incluir Salud Misiones, y a través del convenio entre el Programa Federal y el Instituto Misionero del Riñón, pudo completar todos los requisitos para ingresar a la lista de espera de trasplante nacional. El nefrólogo a cargo del Instituto Misionero del Riñón, Ignacio Larzabal, contó que Javier había iniciado muchas veces los trámites para ingresar a lista de espera, pero nunca llegaba a completarlos por diversas cuestiones. Esta vez “con un poquito de ayuda y con mucho apoyo para que el paciente se sienta contenido, se pudo concluir los exámenes y después trasplantarse”, dijo.
Luego de tanta espera, el 2 de junio le comunicaron que tenían un riñón esperándolo. “Es una noticia que uno espera desde el día que ingresa a la lista de espera”, aseguró. El martes 15 de junio, Javier fue a su primer control médico luego del trasplante y hasta hoy continúa yendo a los chequeos rutinarios.
Según dijo, “los dos primeros meses son los que más cuidados debo tener”. Javier también contó que se debe cuidar mucho con las comidas: “No puedo comer nada de cítricos ni gaseosas. Tampoco tengo que consumir sal ni grasas… es todo muy light”, dijo entre risas. Y es que, después de nueve años de estar conectado a una máquina, Javier cumple feliz con los controles médicos y la dieta baja en grasas.
“Estoy muy feliz, agradezco a todo el equipo del sector de diálisis, médicos y enfermeros que siguen pendientes de mí”.
“Ganar tiempo”
El año pasado se firmó un convenio entre el Programa Federal y el Instituto Misionero del riñón con el objetivo de captar a los beneficiarios del programa Incluir Salud Misiones que están bajo el tratamiento de diálisis y necesitan entrar a la lista de espera de trasplante nacional.
“La finalidad de este trabajo en conjunto es ganar tiempo y que no se deteriore el estado de salud del paciente”, señaló.
“La nueva modalidad de trabajo de campo consiste en ir a buscar en los centros de diálisis a los beneficiarios del Programa, y ver qué necesitan para poder ingresar a la lista de espera”, explicó el nefrólogo Ignacio Larzabal.