Renzo Lion Brizuela Vidal tenía 22 años y sus sueños de pibe desaparecieron por completo el sábado 29 de agosto de 2020 sobre la avenida Juan Pablo II del barrio Fátima cuando se iba a trabajar y una camioneta fletera giró en U. Su intento por no colisionar fue insuficiente y no pudo esquivar un cantero de mampostería. Contra este límite impactó su motocicleta Yamaha 125 pero también su cabeza.
A poco de cumplirse diez meses del siniestro, su padre Pedro (60) enfrenta el dolor sin final, sin nombre, sin alivio.
“Desde que mi hijo se fue, desde que no lo veo más no encuentro sentido a la vida, tengo a tres hijos más y a mi nieto de 5 años, hijo de Renzo, ya nada tiene valor y lo peor es sentirse desamparado por la Justicia”.
Pedro junta el mango como chapista y su pasión siempre lo identificó al frente de la Asociación Unificada de Karate de Misiones, la rama olímpica de la disciplina.
Desde niño aprendió a remar la pobreza, de familia relocalizada de Villa Poujade al complejo habitacional Fátima durante los últimos 22 años, pero siempre apasionado por el karate y todas las artes marciales. Vivir apasionado se lo transmitió a sus cuatro hijos: Brian (25), Iván (32), Jony (28) y Renzo. Sólo alivia ese infierno cuando sube al tatami a entrenar y a enseñar.
Ya no puedo callarme más. Necesito reclamarle a la Justicia que haga algo, porque a mi hijo lo mataron. Un conductor imprudente o lo que fuera terminó con la vida de Renzo y con la de su familia”, lanza en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, donde buscó que lo oyeran y que su reclamo sea replicado.
La crónica del domingo 30 de agosto resaltó: “Un joven de 22 años falleció ayer por la mañana luego del siniestro vial que protagonizó sobre la avenida Juan Pablo II, acceso al barrio Fátima. Renzo Lion Brizuela Vidal, talento y promesa del karate misionero fue víctima cuando transitaba con su Yamaha 125 y fue rozado o colisionado por una camioneta Ford F-100, cuyo conductor no se habría detenido a asistirlo ya que el vehículo fue hallado pocos minutos después”.
Las pericias detectaron que no hubo choque, que Renzo quiso salvarse pero la suerte lo eludió y no evitó el impacto contra el cantero. Desde ese día la causa se escribe: “Homicidio culposo en accidente de tránsito”.
Para Pedro esto no tiene explicación: “No pueden decirme que alguien que dobla en U en una avenida y mata no va preso, cómo pueden decirme eso. Toda la maniobra está registrada, fue grabada por las cámaras de seguridad y el juez ya las vio. Es evidente que gira y genera la muerte. Renzo apenas atinó a esquivar la camioneta y no pudo evitar el cantero. Quedó tirado y el conductor de la camioneta se fugó, no le importó (…) Fue un amigo de mi hijo el único que intentó ayudarlo y de nada sirvió. Lo tiraron a Renzo en el hospital. Hace diez meses no puedo dormir, sólo pienso en lo que sufrió mi hijo, es insoportable. Quiero justicia, pero no es la parte civil lo que me importa únicamente, lo penal busco y persigo, ya se lo dije a los abogados (…) Por eso insisto en el cambio de carátula, ya pasaron diez meses y no cambió nada, sigue como homicidio culposo. Yo busco que juzguen a ese muchacho, que pague un año preso o lo que fuera, pero que lo condenen. Sólo dos días detenido y 24 horas después le dieron la camioneta de nuevo, como si nada hubiera pasado y no había más pericias para hacer. Para peor, transfirieron el dominio del vehículo cuando todavía estaba secuestrada”.
“Es muy duro todo. Me pongo a llorar cuando pinto un auto porque fue lo último que le enseñé a mi hijo, un oficio. El único momento que me conecto con Renzo y no sufro es cuando entreno karate, ahí sí somos felices, es el momento que lo siento ahí, en el tatami. Cuando salgo de ahí vuelvo a la jungla, al miedo, al odio, me desespero y sólo sé que se me va a pasar cuando haya justicia, cuando el culpable cumpla una pena justa (…) Además a nosotros no se acercó nadie, ni el que conducía la camioneta y menos su familia o un allegado, nadie para al menos darme un pésame. Nos dejaron vacíos, desesperados”.
“Voy a seguir luchando. Ya no le encuentro sentido a la vida, perdí el rumbo, pero lo voy a recuperar peleando por justicia, por juicio y condena. Cuando lo vea cumplido voy a sentir otra chance. Es por Renzo, el se quedó sin su futuro como deportista, padre, hijo, laburante, perdió todo el 29 de agosto”
La tragedia de Renzo también quedó reflejada en el suplemento El Deportivo de PRIMERA EDICIÓN con el recuerdo de Javier Galeano, entrenador de judo e integrante de la Federación Misionera: “Renzo era un campeón de la vida. Y no sólo hacía karate, también fue medalla de bronce a nivel nacional en judo. Se cansó de salir campeón provincial. Era un deportista fantástico y muy querido”.