La Legislatura de Misiones, en la sesión del pasado jueves, sancionó una ley que creó el Programa Provincial de Agricultura Urbana, destinado a contribuir a la soberanía alimentaria y al consumo de alimentos con métodos sostenibles a través de la participación ciudadana.
La agricultura urbana se refiere a la práctica agrícola localizada en zona urbana o periurbana, orientada al cultivo y procesamiento de productos alimenticios, conforme al principio de sostenibilidad.
A través del programa se busca promover formas alternativas de consumo y producción de alimentos que generen menor impacto negativo en el ambiente; fomentar la gestión sostenible de los recursos naturales a través del desarrollo de prácticas agroecológicas y la utilización de material reciclado para el armado de las huertas urbanas; y estimular en los municipios el desarrollo de huertas urbanas orientadas a la seguridad alimentaria y mitigación ambiental.
También apunta a generar espacios de capacitación y formación en agroecología urbana, agricultura sostenible e inteligente, educación ambiental, alimentación soberana y cambio climático; y estimular el emprendedurismo de agricultores urbanos, propiciando la consolidación de pequeñas y medianas empresas; entre otros objetivos.
“Porque vemos tanto interés y demanda por producir, y porque también observamos tantos espacios que podrían transformarse en huertas, queremos proponerles este nuevo desafío que nos fortalezca en ese camino hacia la soberanía alimentaria de nuestras comunidades”, resaltó el legislador Martín Cesino, autor de la iniciativa.
Otros aspectos trascendentales del proyecto son que busca: favorecer la adecuada gestión de los residuos sólidos urbanos, con diferentes técnicas de compostaje y uso de los insumos obtenidos; promover el aprovechamiento de fuentes de energías renovables y gestión integral de los recursos hídricos al servicio de la agricultura urbana; contribuir en la colocación del excedente de las producciones en los Mercados Soberanos.
Las técnicas utilizadas para la producción en el marco del presente Programa, debe ser de naturaleza agroecológica, promover el empleo de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), la rotación de cultivos, el mejoramiento de suelos, el intercambio de semillas, el reciclaje de residuos, el riego eficiente y el aprovechamiento de agua pluvial.
No podrán utilizarse fertilizantes químicos, herbicidas o fungicidas, con excepción de aquellos que sean de origen natural.
La Secretaría de Agricultura Familiar será la autoridad de aplicación del Programa y tendrá facultades para implementar políticas integradas, sostenibles y articuladas con programas preexistentes, para la práctica de la agricultura urbana; relevar y definir, junto a las autoridades municipales, los espacios disponibles y adecuados para desarrollar las huertas urbanas; habilitar un Registro de interesados en participar del programa; reglamentar la modalidad de asignación y utilización de los espacios, plazo, finalidad, y derechos y obligaciones de los beneficiarios; desarrollar programas de capacitación y formación en oficios verdes y en el cumplimiento de la normativa sanitaria y comercial aplicable; proveer de los insumos necesarios a los vecinos registrados y promover acciones destinadas a facilitar la ejecución de obras de infraestructura, acceso a tecnología y asistencia técnica necesarios para la instalación de las huertas urbanas; contribuir en la colocación del excedente de las producciones en los Mercados Soberanos, Ferias Francas de los municipios y otros mercados electrónicos; promover la producción y desarrollo de abonos y fertilizantes orgánicos a base de residuos sólidos urbanos; suscribir convenios con instituciones y organismos públicos o privados, nacionales, provinciales, municipales, a los efectos de articular el desarrollo de tareas conjuntas.
Los fundamentos del programa señalan que se pretende “difundir y sostener las prácticas de agricultura urbana como un sistema de producción y consumo económicamente viable, ambientalmente sostenible y socialmente justo, orientado a la mitigación ambiental y la seguridad alimentaria”.
Busca además garantizar prácticas agroecológicas y utilización de material reciclado para el armado de las huertas; generar espacios de formación en agricultura sostenible e inteligente, educación ambiental, alimentación soberana y cambio climático; promover el emprendedurismo de agricultores urbanos, fomentando la incubación y consolidación de pequeñas PyME.
“En un momento de rápida urbanización, las ciudades se están convirtiendo en agentes de cambio cada vez más importantes, incluso en lo que se refiere a las políticas y medidas destinadas fomentar la autoproducción de alimentos de gran valor nutricional para el consumo y desde la base del respeto al medioambiente. En este sentido, el Programa de Agricultura Urbana presenta otras ventajas, como otorgar autonomía económica a las familias involucradas, con la posibilidad de conectarse con la naturaleza y convertirse en guardianes del medioambiente, ya que casi el 50% de los residuos orgánicos que se generan en el hogar se pueden transformar en tierra fértil a través del compostaje, reduciendo así la cantidad de residuos producidos en los hogares”, indica el autor de la ley.
Agrega que: “Por sobre todo, el proyecto se presenta como una poderosa herramienta para mejorar nuestra Seguridad y Soberanía Alimentaria de cara al próximo decenio y asegurar la disponibilidad de alimentos en los hogares misioneros”.
“Los misioneros nos enorgullecemos de la provincia que tenemos: por su gran biodiversidad, por sus más de 25 mil agricultores familiares que producen variados alimentos en pequeñas superficies y por nuestro posicionamiento vanguardista en el escenario nacional y regional”, señaló Cesino.