Hace trece años, cuando surgió la resolución de retenciones móviles a la soja que disparó meses de enfrentamientos de alto calibre con cortes de ruta incluidos, entre la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el sector agroganadero argentino, el jefe de Gabinete era justamente quien hoy es presidente de la Nación.
La nueva decisión del Gobierno de limitar los embarques de carne al exterior por treinta días y la respuesta de las entidades del agro de ir a un “cese de comercialización” hasta fines de mayo podría derivar en un conflicto similar, aunque saberlo hoy está muy lejos de ser una posibilidad.
“Creo que las medidas que están tomando son muy similares a la 125, muy similares. No queremos llegar a mayores”, advirtió Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Y disparó, casi enigmático: “Si termina o no en una 125, no lo sabremos”.
Dichas palabras no son livianas viniendo de la entidad más combativa del campo. Hay que recordar que el intento de aplicar retenciones móviles terminó hace trece años con un duro revés para el gobierno kirchnerista.
Alberto Fernández aduce que recurre al cierre para intentar frenar el alza de precios. “No podemos seguir viendo cómo la carne aumenta sin ningún justificativo, esto se desmadró”, alertó el jefe de Estado. Las entidades agrarias responden que se las usa para generar una cortina de humo para tapar la gruesa crisis que se desarrolla a lo largo y ancho de Argentina.
Con todo, no deja de ser un contrasentido que, en un país con un rodeo vacuno de 54 millones de cabezas, es decir con más vacas que habitantes, la carne sea uno de los productos que encabece la escalada inflacionaria de todos los meses. Argentina es el quinto productor y el cuarto exportador mundial de carne vacuna y también uno de los mayores consumidores, con 44,7 kilos al año por habitante, aunque esa cantidad vaya descendiendo producto de la pérdida de poder adquisitivo.
Como sea, marchamos hacia un nuevo conflicto, el enésimo en su tipo con los contendientes de siempre, con las diferencias de siempre, pero con una extraña coincidencia… la misma que hace trece años.