Una y otra vez, una decena de gobernadores unidos en la región del Norte Grande explicaron con estudios, gráficos, cuadros, teoría y fundamentos políticos que la población de la zona más pobre de la Argentina necesitaba esa medida con carácter de urgente.
Misioneros y correntinos, incluso, se vieron fuertemente afectados por represas como Yacyretá pero ninguna consiguió por el impacto ambiental y en la población una tarifa de energía más baja.
Ahora, el presidente de la bancada de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, en tren de campaña electoral, pidió en el Congreso bajar la tarifa de gas entre 30% y 50% en 40 municipios de Buenos Aires, Mendoza, San Juan, San Luis y Salta que se sumarían al beneficio que ya tiene la región patagónica.
En un año electoral, ya se aseguró un rápido trámite con Sergio Massa, a quien los misioneros recuerdan como el armador de las Áreas Aduaneras Especiales que terminó en rotundo “vetazo”. Algo que, esta vez por tratarse del hijo de la vicepresidenta y titular de La Cámpora, raramente suceda.
Es de esperar que el presidente Alberto Fernández que tanto prometió mirar las asimetrías internas del país y una “reparación histórica” al norte argentino, brinde una urgente respuesta a los miles de habitantes del NEA y NOA en materia eléctrica. Y que la mirada centralista que se observó en los últimos días en el oficialismo del Congreso no se gane la agenda pública en detrimento de los norteños.
Porque en esta zona del país se llevan décadas de postergaciones (una tras otra) y lo único que han demostrado los jefes de la Casa Rosada que pasaron, es que sólo llegan las ilusiones y las promesas que nunca se convierten en realidad.