Finalmente, y tras analizar detenidamente la situación sanitaria y social de las distintas ciudades que se habían postulado para organizarlo tras la desestimación de Argentina, se confirmó la sede y fecha para el desarrollo del 52º Campeonato Sudamericano de Atletismo, que se concretará en Guayaquil (Ecuador) entre el 29 y 31 de este mes.
La máxima cita de Sudamérica, en la cual diferentes atletas buscarán su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio, tendrá lugar en el estadio modelo Alberto Spencer, que viene de congregar días atrás con total éxito el Panamericano de Marcha. Ecuador vuelve a recibir un certamen de estas características luego de medio siglo, ya que en 1969 fue sede por primera vez en Quito. En el camino quedó, por ejemplo, un ofrecimiento de Colombia, que cayó también por la crisis institucional y política que actualmente atraviesa ese país.
Vale recordar que la presente edición estaba programada para cumplirse en la pista Delfo Cabrera del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) de Buenos Aires, pero debido a las restricciones impuestas por el Gobierno nacional ante el agravamiento de la situación sanitaria, la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) debió desistir de su organización. Se había buscado como alternativa trasladarlo a Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, sede del Gran Prix Sudamericano, pero la negativa también fue rotunda.
Ahora, con fecha y lugar determinado, el ente argentino comenzará a diagramar el viaje de los atletas nacionales a suelo ecuatoriano. En ese grupo se encuentran las misioneras Valeria Baron, quien competirá en 400 metros con vallas, y Chiara Mainetti, radicada en Buenos Aires desde pequeña, quien buscará la consagración en los 10 mil metros llanos.
Si bien aún la CADA no se refirió al número de competidores que serán parte de la cita, ya que ante los costos que demanda el viaje podría haber una disminución en la lista original, las eldoradenses mantienen la ilusión y se entrenan arduamente para calzarse la albiceleste.
Las próximas horas serán claves, además de resolver las salidas del país que el propio Gobierno se comprometió a facilitar una vez que se confirmó la imposibilidad de desarrollar el torneo en suelo argentino.