Es allí donde el concepto de la Neuroarquitectura entra en juego, ya que esta disciplina estudia cómo la conformación del espacio arquitectónico influye en el comportamiento de las personas, produciendo sensaciones de bienestar o por el contrario de ansiedad.
Así lo decía Fred Gage: “El entorno donde estamos y vivimos cada día está cambiando la estructura de nuestro cerebro y lo que es más, afectando a la expresión de nuestra información genética”.
Vamos a explicarte 6 elementos claves que permiten generar bienestar en los espacios de trabajo con base en los principios de la Neuroarquitectura.
La iluminación: La iluminación natural mejora la productividad, la memoria y la concentración en los espacios de trabajo. Así mismo, las personas que más luz reciben (sobre todo en la mañana) duermen mejor y tienen una mayor calidad de vida. Tiene un efecto positivo sobre el estado de ánimo, el estado de alerta y el metabolismo. La luz natural también impregna el espacio de calma lo que estimula la sensación de bienestar. Por otro lado, la luz artificial deficiente no contribuye al desarrollo efectivo de las actividades, ya que el cerebro debe esforzarse más. Es por ello que una buena selección de los tipos de iluminación en la oficina resulta fundamental.
El color: La selección de los colores en los espacios de trabajo impacta en el comportamiento de las personas, en las decisiones que toman y en las emociones, de manera positiva o negativa. Los colores verde, azul y amarillo que evocan a la naturaleza resultan beneficiosos en las oficinas, fomentan el bienestar. Los verdes oscuros e intermedios alivian el estrés. Los anaranjados, amarillos pálidos o marrones, no deben usarse en exceso. Para estimular la atención y la concentración acentuar algunos elementos con el rojo.
El ruido: A través de la altura de los techos y el uso de paneles acústicos en la oficina se pueden generar zonas para hablar por teléfono o concentrarse de manera individual, lo ideal es contar con un espacio que ofrezca diferentes tonalidades acústicas que le brinden dinamismo al espacio y evitar espacios demasiados silenciosos o estruendosos que pueden generar sensación de estrés o ansiedad.
Flexibilidad de los espacios: El trabajo que hacemos ha cambiado y también lo ha hecho la estructura de la oficina. Los antiguos espacios de trabajo con cubículos han sido reemplazados en la actualidad por espacios más abiertos y adaptables a diferentes dinámicas, que fomentan el trabajo colaborativo y la conexión entre las personas. Logrando de esta forma una reducción del nivel de estrés de los empleados e incrementando notablemente su creatividad.
La temperatura: Afecta procesos como la percepción y la memoria, también puede modificar nuestras emociones. La temperatura ideal en los espacios de trabajo, se encuentra entre los 20ºC y 23ºC aproximadamente. Estudios recientes informan que las mujeres particularmente resultan ser más productivas en entornos laborales con temperaturas cálidas.
Materiales orgánicos: Otro punto clave en el bienestar, resulta ser el diseño biofílico en las oficinas, que busca conectar a las personas con elementos de la naturaleza partiendo de que “la naturaleza nos hace sentir bien”. Es fundamental el uso de materiales tales como: maderas, lanas, piedras, entre otros, ya que son innumerables los beneficios físicos y mentales que desarrollamos al sentirnos en armonía y sumergidos en entornos naturales.