Basada en el beneficio de la duda, la presunción de inocencia jugó en favor del médico peruano Hugo Fernando Salazar del Risco, quien hace exactamente 20 años, el 22 de noviembre de 2000, recuperaba la libertad en la puerta del Tribunal Oral en lo Penal Uno de Posadas, que decidió absolverlo por la muerte del pequeño Jorge Daniel “Pelado” Brítez ocurrida dos años antes, aproximadamente a las 6.40 del 15 de octubre de 1998.
Esa sentencia dejó sin acusados ni sospechosos al crimen del pequeño, quien a los 11 años fue víctima del estallido de una bomba de fabricación casera en inmediaciones de la vivienda de Salazar del Risco en El Alcázar.
Una muerte impune más en Misiones, ya que si bien se intentó posteriormente reactivar el juicio, el acusado ya se había marchado a Perú y la Justicia de ese país no concedió su extradición.
Dolor y violencia
Aquel 22 de noviembre, la lectura de la sentencia se produjo a las 13.30 después de más de una hora de nerviosa espera en la abarrotada sala.
Dos miembros de la Cámara, Demetria González de Cantero y Ángel de Jesús Cardozo, inclinaron la balanza a favor del médico peruano, patrocinado por el entonces abogado y hoy camarista José Jacobo Mass. El vocal Martín Roque González votó por la pena de prisión perpetua, en coincidencia con el requerimiento fiscal de Liliana Mabel Picazo.
El fallo causó la reacción de los familiares del “Pelado” Brítez, que motivados por el dolor, sintieron como si los hubiesen condenado a ellos. Primero fue el estallido del llanto desesperado, impotente, descontrolado; y luego los desmanes, amenazas y juramentos de todo tipo.
Incluso un tío de la víctima se abalanzó sobre el acusado recién liberado y le aplicó un puñetazo en el rostro. Y una tía clavó sus uñas en la frente de su esposa.
Numerosos policías ayudados por otras personas tuvieron que poner orden en la sala y calmar a los Brítez, mientras Salazar del Risco salía por la puerta de atrás junto a su pareja.
Cuando volvió a reinar la calma, el padre del “Pelado”, “Toto” Brítez, sentenció: “Este fallo es como si mataron dos veces a mi hijo”.