“Creo que es folclórico lo de las suegras… la mayoría no son amadas porque así se decretó, desde que el mundo es mundo”, aseguró Andrea, quien es suegra por parte de su único hijo. Y como suegra “estoy presente y soy dadora pero no tengo el ida y vuelta, mejor no digo más”.
Hoy se celebra el Día de la Suegra, la madre de nuestra pareja, quien en el imaginario colectivo, pero también en muchos casos en la “vida real”, es frecuentemente criticada en proporciones no siempre equilibradas.
En nuestro país, el fenómeno de homenajear a la madre de nuestro compañero o compañera nació en 2018 y se cree que fue producto de una broma en las redes sociales, la cual tuvo mucha repercusión. Desde ese entonces, todos los 26 de octubre se llenan las redes de mensajes, fotos y hasta memes para recordarlas.
Pero se trata principalmente de un día en el que las nueras y los yernos regalan o agasajan a su suegra para agradecerle su rol dentro de la familia.
Durante una encuesta informal realizada por PRIMERA EDICIÓN, varias parejas aseguraron que el dúo conflictivo está integrado por una suegra y su nuera. “Sí, está instalado que las suegras son jodidas y más las madres de los hombres”, contó Lucrecia.
A lo que agregó Valeria: “Mi suegra es una mierda… listo lo largué y no cuento más porque no me van a creer lo que es capaz de hacer una persona”.
Otro grupo, de menor proporción, contó que mantiene una relación armoniosa y hasta de amistad con la suegra: “La relación que tengo con mi suegra es excelente, como soy la que está con ella la mayor parte del día somos muy buenas amigas”, dijo Mariana Agostina.
Por su parte, la licenciada en Psicología Mirian Beatriz Ariyu, precisó que “estas relaciones (malas) entre suegra y nuera son un clásico. Lo cierto es que las relaciones entre ambas son en, no pocas ocasiones, fuente de conflictos. No tanto las de suegra-yerno o suegro-nuera. Digamos que el conflicto se suele dar entre suegra y nuera cuando ambas no comprenden qué tipo de lugar les corresponde con respecto al que suele estar en el medio: hijo y/o marido”.
Odio a primera vista
“Lastimosamente mi suegra me odia”, expresó Laura. Pero ¿por qué? “yo no tengo idea, simplemente no me soporta aunque debo confesar que yo a ella tampoco”, resumió Fabricio.
En otro extremo, comentó Sofía que en su caso “el problema no era la suegra, era el hijo. Después está mi mamá que le puso una prohibición a su ‘nuera’ para que no se acerque a mi casa”.
Hay otras historias, como la de Bianca que tuvo “muy buenas suegras, pero en estos momentos no puedo decir eso”. Según la joven el principal inconveniente es que “cuando son metiches no te podés llevar bien, menos si son falsas”.
Y sobre los yernos, “puedo dar el ejemplo de mi mamá que siempre es buena y respetuosa con mi pareja, puede estar o no de acuerdo con la relación pero por mí no se mete y hace sentir bien a quien me acompaña”, finalizó Bianca.
Diálogo y comprensión
Dentro del grupo de entrevistados, algunas parejas contaron que la relación con la suegra es la mejor, donde prima el respeto, la comunión y hasta admiración.
Paola García explicó que le tiene mucho cariño a su suegra, Isabel Seicofski: “Una de nuestras anécdotas fue la vez que le regalé una torta, a ella le sorprendió mucho porque es de una emprendedora que a ella le encanta, la torta tenía cuatro sabores distintos. Le pareció muy linda la sorpresa y no se lo esperaba”.
Por su parte, Ricardo manifestó: “Aprendí mucho conversando con mi suegra, ella es una gran lectora a la que le gusta compartir sus conocimientos con mucha paciencia. Con ella, principalmente aprendí a escuchar y no sacar conclusiones a las apuradas”.
Para Verónica Zapata Icart “mi suegra fue una mujer fuerte. De avanzada en muchos sentidos y en ella tuve a una amiga y ella una hija”.
Relaciones tirantes
En diálogo con Mirian Beatriz Ariyu, licenciada en Psicología, esta señaló que “estas relaciones suelen ser las más tirantes, generalmente cuando nos encontramos con una suegra que no termina de aceptar que su hijo ha dejado de ser ese niño pequeño que ella todavía recuerda perfectamente para pasar a ser un hombre hecho y derecho que ha decidido de manera libre elegir a otra mujer a la que, se supone, amará profundamente. Ahí, en esa elección, si la madre no es capaz de asumir que eso es ley de vida, que eso es lo lógico y lo normal, comenzarán las fricciones entre suegra y nuera. Si, además, la nuera no tiene la suficiente inteligencia emocional y entra a conflictuar con las emociones mal gestionadas de su suegra, el conflicto está servido”.
Estos conflictos, indicó la profesional “se desencadenan generalmente cuando una de las partes siente que se ha invadido su territorio”.
En las suegras “estos miedos son comunes pues forman parte de la naturaleza protectora de las madres, imaginan cómo será su futura nuera y cuando la realidad no coincide con la imagen que tenían de ésta, suele desencadenar sentimientos negativos que casi de forma involuntaria crea gran cantidad de conflictos en la familia”.
Y en las nueras, “al ser conscientes del vínculo materno que unen a su pareja con su madre, temen no poder alcanzar una relación igual de estrecha con sus maridos”.
Ante este tipo de situaciones, “tiene mucha influencia, el temperamento de ambas partes. Por un lado el de la suegra pues cuando su hijo comienza una relación puede llegar a sentirse incluso desplazada del cuidado de su hijo. Empiezan a observar comentarios, o características de la nueva pareja que le resultan incómodas u hostiles y que, curiosamente el suegro no lo percibe. Suele suceder en madres que son protectoras o acaparadoras en la vida de sus hijos”.
Que la pareja resulte afectada ante este conflicto, “dependerá del grado de madurez que tenga el hijo-esposo ya que al ser más equilibrado emocionalmente, menos influenciado estará por los celos de su madre y las diferencias con su pareja”.
Y de acuerdo a la licenciada, aquí también se pone en juego, “el temperamento de la pareja en cuanto a este vínculo madre-hijo y en esta idea querer tener una relación parecida o igual a la que tiene con su madre. Por ello es tan importante que ambas partes nuera y suegra puedan establecer relaciones sanas. No se trata de buscar culpables en una mala relación, de lo que se trata es de buscar siempre la manera de limar asperezas y diferencias, teniendo siempre presente que, por muy mal que sea el vínculo con la suegra, siempre será la madre de la pareja. Sí, por supuesto debe existir la franqueza con la pareja para contar qué se siente sobre todo para tratar de buscar soluciones a ese conflicto”.
Cuestión de adaptación
Para armonizar la relación, la especialista sugiere: “La mujer debe expresar a su pareja como se siente y acordar entre los dos, como pareja y equipo que son, qué le van a permitir y qué no a la suegra con el fin de saber a qué atenerse cada uno y de qué manera actuar”.
Por otro lado, también se da el caso “en el que la pareja del hijo, es la fuente de los conflictos, como comúnmente decimos ‘llevarle la contraria’. Son mujeres que necesitan ser reconocidas, inseguras emocionalmente y posesivas, este tipo de personalidades buscan que se las reconozca, ser la figura única e importante para este hombre que tiene a su lado, intentando prevalecer sobre la madre porque su opinión y decisión está encima de todo. Estas conductas no adaptativas encubren cuestiones personales no resueltas adecuadamente. Lo recomendable es no entrar en discusión, repensar la situación que esta otra persona es distinta a mí, responde a la historia familiar que trae, a las experiencias vividas, a su educación, cultura y valores. No hay que darle más importancia de la que tiene y de la que la situación merece”.
¿Cuándo debemos recurrir a terapia? La profesional precisa que “la pareja es quien decide consultar con un psicólogo. Muchas veces al consultar la relación ya está muy dañada, por eso es recomendable que se consulte a tiempo ante el primer signo de alerta que se observe, ante estos primeros síntomas de malestar familiar”.
En busca de posibles soluciones
Según la licenciada en Psicología, Mirian Beatriz Ariyu, se pueden enumerar algunas recomendaciones para establecer vínculos sanos y evitar posibles conflictos:
-Evitar las comparaciones: no se debe competir ni con la suegra ni con la nuera, esto sólo acarreara situaciones tensionantes.
– Eludir críticas directas: nunca criticar lo que hace la otra persona.
-Tener autonomía: la independencia es muy importante para el crecimiento de las personas.
-La lealtad y comunicación entre marido y mujer: la relación nuera y suegra incumbe a estas dos personas.
– Vivir fuera del hogar político: la convivencia con estilos diferentes de entender las rutinas de cada uno es el principal foco de fricción entre suegra y nuera.
-Definir límites: La definición de los límites por parte del hijo-esposo es esencial para el equilibrio familiar.
-No meter a los niños: los niños nunca deben participar de las disputas, se debe cuidar el equilibrio emocional de quienes se están formando como adultos.
-Nueva familia: el verdadero núcleo familiar es el que se crea tras establecer una pareja y con los hijos que nazcan o no, después. No se trata de dejar la familia política atrás, pero sí de poner el valor a la nueva familia que se crea.