A remarla sin parar y sin mirar atrás. Eso aprendió, por ejemplo, Miriam Vera (40) tras superar el pronóstico médico. O Rocío Arrúa (35), que sigue en tratamiento y no piensa bajar los brazos. Las dos son parte de una veintena de mujeres que todos los sábados se reúne en San Ignacio para concientizar y luchar contra el cáncer de mama de una manera particular: a través del deporte.
Se trata de uno de los primeros grupos locales de Remadoras Rosas, un movimiento mundial que arrancó hace veinte años en Canadá y que se expandió por todo el planeta.
En Misiones, el epicentro es el Club Náutico San Ignacio Kayak, donde todos los sábados desde las 17 las chicas se juntan para compartir experiencias, contener, ayudar y salir adelante desde la terapia que significa remar por el río Paraná.
“Se trata de una actividad recreativa pero también terapéutica. El grupo se está armando. La idea surgió hace mucho tiempo, cuando nos enteramos que existía el movimiento y supimos que el ejercicio de canotaje significaba un beneficio médico para las pacientes”, explicó a EL DEPOR uno de los referentes del San Ignacio Kayak, Marcelo Benítez, quien se limita apenas a dicha explicación. Él entiende que el protagonismo es exclusivo de la chicas.
Una de ellas es Miriam Vera (40), quien es misionera pero luego de vivir en Mendoza y otras provincias, regresó al terruño. Justamente en aquella provincia, el año pasado, recibió un pronóstico que le transformó la sangre en hielo.
“Me habían descubierto unos nódulos que habían empezado a deformarse. Por suerte, pude agarrarlo a tiempo. Y tras las operaciones, me recomendaron que haga kayak, porque al remar uno trabaja toda esa zona y aquello previene la formación de esos nódulos”, contó Miriam.
“Cuando llegué a San Ignacio, me comentaron del club y todo esto. Y el mes pasado finalmente nos reunimos entre todas. La idea es concientizar para que las mujeres se cuiden, se traten, se hagan análisis periódicos. Arrancamos ahora, en octubre, el mes de la concientización sobre el cáncer de mama, pero la idea es seguir”, agregó Vera.
Miriam resaltó que todas las mujeres son bienvenidas los sábados a las 17 en el San Ignacio Kayak. “Hasta ahora, somos alrededor de veinte, pero estamos tratando de integrar a más miembros. No hay límite de edad ni nada, tampoco es necesario que sean pacientes oncológicos. Todas las que se quieran acercar, son bienvenidas”, sintetizó la palista, quien agregó que junto con lo terapéutico, “también queremos brindar contención, porque toda esa situación afecta mucho en lo anímico. La idea es que otras no pasen por los que nos tocó pasar a nosotras”.
Rocío Arrúa (35) es otra de las integrantes del grupo. Actualmente sigue en tratamiento, tras las dos cirugías que le realizaron también el año pasado. “Mi tratamiento es largo, de unos cinco años, en mi caso, tuve una metástasis y debieron extirparme los ganglios linfáticos. Desde el primer día, la doctora me dijo que solo Dios y el tiempo me dirán…”, cuenta Rocío, quien es una remadora del Paraná y de la vida: “Yo soy súper positiva, me gusta contar todo esto para que otras chicas lo vivan de la manera más positiva posible a la patología”.
Arrúa es licenciada en kinesiología y fisiatría. Por esa razón, conoce a muchas mujeres en San Ignacio. Y aprovecha esa ventaja para sumarlas al grupo de Remadoras Rosas.
“San Ignacio es pequeño, pero tenemos muchos casos de cáncer de mama. Yo me estoy tomando el trabajo de visitar, de golpear puertas, pero quiero que todas sepan que están invitadas, que tienen que venir nomás, que van a ser recibidas con mucho cariño”, sintetizó.
Rocío, amante de los deportes acuáticos desde pequeña, no dudó en sumarse a la iniciativa cuando la invitaron. “A mí siempre me gustó. No es un deporte fácil, es pesado y cansa bastante, pero estar al aire libre, en el agua, es impagable.
Tras las operaciones, yo sufrí deficiencia motriz en uno de mis brazos y hacer kayak me ayudó mucho, fue impresionante, me dio más movilidad, mejoró mi calidad de vida”, reconoce Arrúa, quien anima a todo San Ignacio y alrededores a ponerse la camiseta rosada y salir a palear por el río.
Ella, como profesional de la salud, sabe más que nadie el valor del grupo y de lo que significa a la hora de concientizar. “La idea es prevenir, hacerse autoexámenes de mama. Entre nosotras hablamos y nosotras somos las que generalmente descubrimos e insistimos a los médicos.
Por eso siempre digo que hay que conocerse, autoexaminarse e insistir a los médicos a que nos hagan estudios”, aconseja Rocío, tras lo cual subraya: “Uno siempre tiene que tener pilares como la familia, los hijos, algo por lo que luchar, por lo que seguir remando.
Estas chicas son unas remadoras de la vida, unas guerreras de la vida. Por eso, invitamos a todas y más a los que están pasando por esto. Nuestra idea es contener, en este caso, a través del deporte”.