La obesidad es un problema muy grave en el siglo XXI que afecta fundamentalmente a los países desarrollados. Puede considerarse una pandemia. Entre los factores predisponentes de la obesidad están por un lado, las nuevas formas alimentarias, los alimentos precocinados con alto contenido en grasas y carbohidratos y, por otra, el sedentarismo secundario a las formas de vida de la sociedad occidental.
Aunque la obesidad se considera una enfermedad crónica en el fondo sería un mecanismo de adaptación normal y fisiológico a un entorno obesógeno.
La cirugía bariátrica constituye una solución a la obesidad mórbida cuando han fracasado los demás métodos conservadores consiguiendo modificar los hábitos y la absorción de los nutrientes. Pero es también muy importante modificar el estilo de vida en lo concerniente al sedentarismo.
La monitorización personalizada del ejercicio ofrece las ventajas de motivar y obligar al paciente haciéndolo consciente de sus posibilidades y evitando el rechazo inicial al ejercicio. Es necesario estudiar y valorar la eficacia del ejercicio físico en sus modalidades aeróbica y anaeróbica en la preparación preoperatoria como así en la evolución ulterior de estos pacientes.
Papel del entrenador personal.
De acuerdo con todo lo anteriormente expuesto, parece clara la importancia del EP para el paciente bariátrico, como también la dificultad de mantener la adherencia a los programas en algunos pacientes.
Son muchos, los pacientes obesos que rehuyen inicialmente de la realización del profesional en lugares públicos como gimnasios por problemas de imagen. Por otra parte, el paciente obeso presenta numerosas limitaciones físicas que le impiden sumarse a programa convencionales de ejercicio.
Es por ello que la monitorización personalizada, ofrecerá las ventajas de motivar y obligar el paciente, hacerle consciente de sus posibilidades, evitar lesiones y obviar el impacto del inicio del programa en un ambiente extraño.
Respecto al momento óptimo de intervención del entrenador personal, estimamos que ha de ser antes de la cirugía, y ello por dos razones:
En primer lugar, habituaremos progresivamente el paciente a los cambios que ha de introducir en su vida, evitando que todos los cambios tengan lugar en el postoperatorio.
En segundo lugar, podremos estimar el grado de motivación del paciente, y en su caso, reforzar el tratamiento psicológico previo a la cirugía, al objeto de optimizar resultados.
Y por último, sabemos de los beneficios de una pérdida ponderal preoperatoria sobre las dificultades técnicas, riesgos anestésicos, e incidencia de complicaciones, en especial en los pacientes de mayor grado de obesidad.
Por lo tanto estimamos que los pacientes deberían debutar con su programa de entrenamiento en el mismo momento en que se contempla la indicación quirúrgica, para continuar lo antes posible en el postoperatorio.
El gimnasio constituirá un auxiliar valioso, especialmente cuando se haya superado la primera etapa de adaptación física y psicológica al ejercicio físico.
Mucho se ha estudiado y escrito sobre tipos e intensidad óptimos de ejercicio en estos pacientes. Actualmente, se cree que lo ideal es combinación de ejercicio aeróbico y fuerza en la misma sesión o en distintos días, siempre precedidos de calentamiento y flexibilidad, para terminar con flexibilidad.
Los beneficios del Entrenador Personal se obtendrán desde la realización de ejercicio de baja intensidad un mínimo de 30-40 minutos 5 días a la semana, aunque la mejora de la capacidad aeróbica y especialmente la quema de grasa requerirían 40 minutos de ejercicio de intensidad moderada.
Por otra parte, los ejercicios de musculación, aeróbicos, han demostrado ser eficaces también, no solo para aumentar masa magra, pero también se ha visto que dan lugar a utilización de ácidos grasos provenientes del tejido adiposo en la fase de post-ejercicio.