Así lo conocí, ofreciendo casas sin papeles. Inmediatamente captó la atención de todos los presentes que lo oímos. Porque no todos los días se escucha abiertamente una oferta de este tipo. Todas la miradas se dirigieron a él, algunos curiosos otros hasta asustados ante semejante oferta.
Con una sonrisa pícara, Miguel introduce la mano en la mochila y tal vez los presentes esperábamos que sacara algunos papeles o algo así, de la casa ¿no? Sin embargo sacó la casa misma.
Unas casitas muy bonitas hechas totalmente de manera artesanal. Con infinidad de materiales reciclados, que recolecta incansablemente para hacer su arte. Retazos de goma eva, cartones, papeles de bonitos colores, maderitas que son restos de otros trabajos, chapitas, un poco de pintura, ramitas y un sinfín de cosas que forman porque no, la casa de nuestros sueños.
Recortes de todas las partes a la perfección, se destaca con una prolijidad absoluta, y podes observar horas los detalles porque hasta el jardín de la casa está, construcción ideal.
Miguel Fernández es nativo de Misiones, vivió mucho tiempo en Buenos Aires, el desarraigo duele así que un día decidió volver, regresó ya con la responsabilidad de una familia a la cual debe proteger y cuidar.
De oficio decorador y pintor, se rebusca con las artesanías, y sale con su mochila a la calle en busca de ese extra que en tiempos de pandemia hace tanta falta. No decae su espíritu, se mantiene firme y creyente.
Yo tengo mi casita, la mía es un práctico porta llaves, además de ser un objeto decorativo exquisito en detalles. Dentro de esa casita se albergan sueños de una familia feliz, de que todo siga bien, de que pronto pase esta tormenta y la normalidad nos devuelva un poco de alivio.
Admiro de Miguel no solo su talento, sino su espíritu inquebrantable ante la adversidad. Un ejemplo a seguir.