Johana tiene 29 años y desde abril teme por su vida, la del bebé que gesta y la de sus tres pequeñas hijas de 8, 5 y 3 años. La mayor de ellas fue quien la salvó de uno de estos capítulos de violencia. Pulsó a tiempo el botón antipánico del teléfono celular de su madre y enfrentó al exconcubino: “Apreté el botón porque no quiero que mates a mi mamá”.
El joven violento fue detenido ayer por efectivos de la Dirección Investigaciones, Comisaría de la Mujer y Comando Radioeléctrico Oeste. Pasadas las 5 fue interceptado en zona de las avenidas Costanera Oeste y Martín Fierro.
Pocas horas antes intentó atacar dos veces a su expareja. Por la fuerza ingresó a su domicilio en la chacra 145 y tomó un cuchillo para amenazarla: “Vine a terminar lo que no pude hacer desde un principio”.
La víctima cubrió a sus hijas y con una mano frenó el cuchillo que se dirigía a su vientre. Casi pierde un dedo en el acto reflejo pero sirvió para que sus vecinos intercedieran y volvieran a poner en fuga al violento notoriamente alcoholizado y drogado.Este fue el último episodio macabro, de no menos de cinco en los últimos cuatro meses.
La mujer, de oficio comerciante, dio a luz a tres hijas con una pareja anterior, y desde que conoció al joven de 21 años, los incidentes de violencia se replicaron y las denuncias ante la Comisaría de la Mujer y la judicialización respectiva no fueron impedimento, aparentemente, para el ahora detenido y puesto a disposición del juez de Instrucción 6, Ricardo Walter Balor bajo la investigación de los delitos de “desobediencia judicial, amenazas y lesiones”.
De acuerdo al cúmulo de denuncias, las situaciones de mayor peligro de iniciaron a partir del 23 de abril cuando la víctima pudo contar con la aplicación de botón antipánico pero también al sospechoso se le impuso la orden de impedimento de acercamiento a su exconcubina e hijas emitida por el Juzgado de Violencia Familiar.
Los actos de violencia aumentaron en julio. El jueves 9 de madrugada el acusado se presentó en la vivienda de su ex y comenzó a gritar para que le abriera la puerta. Como no le contestaron forzó una reja de la ventana donde funciona un kiosco y pequeña despensa. Cuando llegó la patrulla alertada por la aplicación de celular, el muchacho huyó pero retornó 24 horas después y fue obstaculizado por un cuidador o sereno de la cuadra.
Se alejó varias cuadras, pero regresó sigiloso y logró ingresar tras violentar la puerta trasera de la vivienda. Comenzó a gritar y amenazar incluso a las niñas atemorizadas: “Se dan cuenta que su mamá es la que no quiere que estemos juntos. Seguramente tiene otro tipo, por eso no quiere que vuelva”.
Cuando la madre intentó emitir el pedido de auxilio con su celular, el joven intentó quitárselo pero sin suerte porque se lo pasó a su hija mayor quien no dudo en apretar el botón.
Antes que volviera la policía y escapara, amenazó a su víctima: “Esto no va a quedar así. No vas a poder dormir, te voy a prender fuego la casa”. Volvió un día después y por la fuerza ingresó rompiendo la puerta delantera. Como su expareja no quería dialogar y sólo le suplicaba que se fuera, comenzó a golpearla. Fueron los vecinos que la socorrieron quienes evitaron la tragedia.
Durante los días siguientes las amenazas se replicaron. Hasta la detención lograda ayer. La joven madre y sus hijas permanecen bajo contención psicológica y de seguridad policial. El violento detenido bajo las imputaciones señaladas.