Después de vivir esta “aventura” (como él mismo la definió) en el rugby de Estados Unidos, donde se desempeñó en el Ventura County Club de Moorpark, ciudad situada en el estado de California y distante a 40 kilómetros de Los Ángeles, el posadeño Paúl Echeverría retornó a la “tierra colorada”, donde actualmente cumple la cuarentena obligatoria en el marco de la pandemia del coronavirus.
En diálogo con EL DEPORTIVO, el primera línea comentó cómo fue la experiencia de jugar en el rugby estadounidense, lo que significó estar lejos de los afectos en este particular momento que vive el mundo y la odisea que significó volver a Misiones desde más de 10 mil kilómetros de distancia.
“Estamos de vuelta, gracias a Dios. Fue complicado el regreso porque estuve varado más de un día en el arco de ingreso a Posadas, pero me tranquilizó que ya estaba en casa. Llegué en la madrugada del pasado martes al arco, donde me realizaron el correspondiente test para ingresar a la provincia y los resultados estuvieron bastante tarde, en horas de la noche, así que pasadas las diez de la noche recién pude estar tranquilo y acomodarme para hacer la cuarentena”, expresó Paúl en referencia a su llegada a Misiones.
Con respecto a su regreso, el primera línea de CAPRI comentó: “Para estos días se había terminado mi contrato con el club, y además se me vencía la visa para permanecer, por lo que debía volver para no estar de forma ilegal en el país”. Y amplió sobre la experiencia que vivió para viajar en medio de la pandemia y con todos los contratiempos que eso acarrea. “Fue una verdadera travesía. El primer vuelo que tenía asignado era para el 14 de julio y, obviamente, fue suspendido. Entonces, me ocupé de conseguir un vuelo de repatriación, que era el 26 de julio, pero tenía un pequeño detalle: salía desde Miami y yo estaba cerca de Los Ángeles, prácticamente en la otra punta. Así que unos días antes de mi vuelo hacia Buenos Aires tuve que mudarme de Los Ángeles a Miami y esperar. El domingo 26 de julio, bien temprano, salí desde Miami hacia Buenos Aires, donde llegué para las ocho de la noche, aproximadamente. Desde ahí, abordé un bus donde tuvimos que esperar algunas horas para juntar gente del Litoral, así que viajamos con gente de Santa Fe, de Chaco, de Corrientes y unos poquitos misioneros. Al llegar al arco, el control nos retuvo a los de Misiones para realizarnos los test correspondientes. Cuando estuvieron los resultados de todos, que dieron negativo, nos permitieron el ingreso a la provincia”.
Un gran apoyo de la gente
Al hablar sobre lo que vivió al estar lejos de la familia y los afectos, sobre todo en este particular momento, Paúl confió: “La verdad que al principio fue muy duro, pero a medida que fui conociendo gente, que fue muy amable y atenta conmigo sabiendo lo que significa tomar una decisión y dejar atrás a los seres queridos en un país a más de 10 mil kilómetros de distancia, me ayudaron a que la situación fuese mucho más llevadera”.
En tanto, al hacer un balance desde lo deportivo, no dudó en afirmar: “La experiencia en sí, a pesar de que por la pandemia no pude aprovechar mucho lo relacionado al rugby o al deporte, fue cien por ciento positiva. Porque pude aprovechar para tener otros tipos de experiencias, como hacer unos viajecitos para conocer un poco más del lugar donde estaba, en el estado de California. Tuve la oportunidad de trabajar también y son pequeñas cosas que, por ahí, te hacen conocer mejor las cosas de otro país, de otra cultura”.
Lo mejor, enfrentar a los isleños
Ya enfocándose de lleno en la parte deportiva, y al ser consultado sobre qué fue lo que notó en cuanto a diferencias o similitudes con nuestro rugby, o qué lo sorprendió del juego estadounidense, el “Tractor” comentó: “Por el tema de la pandemia no fueron muchos partidos. Pero en los cinco partidos que disputé pude ver un poco el rugby estadounidense y es muy físico, mucho más físico que acá, son muy frontales a la hora de jugar. Tienen gente de gran porte y muy entrenados, les gusta mucho entrenar en el gimnasio, así que esa es la gran diferencia que pude ver. Y, la ventaja que tenemos acá, tanto en nuestro rugby como en el del Nordeste, es que tenemos mucho más presente y mucho más desarrollada la parte táctica y técnica individual, la de jugador por jugador. Eso allá en Estados Unidos recién están comenzando a desarrollar o, mejor dicho, a intentar desarrollarlo. Lo que me impresionó, si bien algo ya sabía, es que hay muchos jugadores de Fiji, de Tonga, de Nueva Zelanda, de Samoa. Cuando viajé ya me fui pensando en esos jugadores, que son grandes de tamaño, fuertes, rápidos y potentes, reúnen muchas cualidades. Por equipo hay entre cinco y seis isleños, que eran los que siempre trataban de marcar la diferencia, así que fue una muy buena experiencia poder jugar contra ese tipo de jugadores a los que antes nunca me había enfrentado”.
Con relación al puesto que ocupó en la cancha (acá generalmente se desempeñaba como hooker), el forward contó: “La verdad que hubo un ligero cambio (risas), me pidieron si podía jugar de pilar derecho y, obviamente, que dije que sí. No tuve problemas, me amañé y para el primer partido ya estaba acomodado. De igual manera, acá en CAPRI había jugado algunos pocos partidos como número tres así que tenía idea. Y en varios partidos comencé jugando de pilar derecho, después lo cambiaban al pilar izquierdo y me mandaban a mí a esa posición para terminar el partido jugando de número uno. De hooker no llegué a jugar porque en esa posición había otro extranjero, que era un brasilero, así que estaba cubierto ese puesto”.
Paúl Echeverría demostró su calidad en los partidos que le tocó jugar y eso le valió el reconocimiento de todos allá. “Por suerte pude aprovechar para entregar lo mejor de mi juego en el poco tiempo que se jugó allá. El cuerpo técnico quedó muy contento con mi desempeño y me confirmaron que me quieren tener la próxima temporada. Obviamente, habrá que ver qué sucede con esto del COVID, pero las puertas quedaron abiertas”.
Cumpliendo todo lo impuesto
Al margen de la cuarentena obligatoria que está realizando, Paúl está feliz por estar nuevamente en su tierra y, una vez que cumpla con lo que marcan los protocolos en la provincia, seguramente se enfocará en entrenar con su club, CAPRI, teniendo en cuenta que el rugby es una de las disciplinas que se encuentra dentro de la flexibilización impuesta por el Gobierno provincial.
“Lastimosamente, todavía no pude darle un abrazo a mi mamá, pero eso se va a dar una vez que termine con la cuarentena que estoy cumpliendo y voy a respetar. Porque soy consciente del esfuerzo que se está haciendo acá y de la muy buena prevención que tiene la provincia con respecto a la pandemia. Así que vamos a respetar todos los plazos y las condiciones impuestas. En lo que respecta al rugby, es una suerte que esté habilitada la práctica acá, así que seguramente volveré a jugar con mi club, el CAPRI. Estoy muy ansioso para estar con mi familia y también volver a entrenar, pero será después de cumplir con todo lo impuesto”.