La investigación por el crimen que hace poco más de un año enlutó a Puerto Libertad, va camino a cerrarse. Restaría la opinión de la defensa del único acusado para que el caso pueda elevarse a juicio. La víctima fue Alexander “Pipo” Maldonado Gaona (15), quien estuvo desaparecido y fue hallado muerto con dos disparos el 5 de julio de 2019.
En los últimos días la fiscalía de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, pidió que el joven de 19 años que se encuentra detenido sea acusado formalmente por el delito de “homicidio simple calificado por el uso de arma de fuego”, Artículo 79 y 41 bis del Código Penal, el cual estipula una pena de entre 8 a 25 años de prisión.
Desde el juzgado del magistrado Martín Brites corrieron vista a la defensa del imputado para que se expida y determine si se opone a la acusación solicitada por el Ministerio Público Fiscal. En este sentido, el artículo 362 del Código Procesal Penal de la provincia establece el plazo de diez días para que la parte acusada conteste.
De no haber oposición se daría por finalizada la etapa de instrucción. De esta manera la muerte del adolescente podrá ser elevada a debate y juzgada en el Tribunal Penal de Eldorado.
Desaparición
El martes 2 de julio de 2019, el padre de “Pipo” se dirigió a la comisaría de Puerto Libertad a denunciar la desaparición de su hijo. Con datos aportados por un lugareño efectivos de la UR-V hallaron el cuerpo en una zona de pinares denominada Paraje Nueva Libertad.
En base a las averiguaciones el principal sospechoso era un joven de entonces 18 años, dado que había sido el último que vio con vida a la víctima. Eran amigos y según su relato en sede policial, “Pipo” le había dicho que tenía que llevar ladrillos de marihuana a Wanda.
Por otra parte, al parecer para despistar a los buscadores este comentó que el adolescente le confesó que no iba regresar y que tenía intenciones de ir a Colonia Mado sin que sus padres lo supieran. Supuestamente, horas antes habían ido a probar un rifle de aire comprimido y por eso se habían reunido.
En base a esas pesquisas el cerco comenzó a cerrarse contra él. Justamente, el hermano de “Pipo”, estudiante de informática, comenzó a rastrear al teléfono e inclusive se contactó con Google para establecer la ubicación del aparato. La señal indicaba que la última vez que estuvo activo fue en la zona cercana donde hallaron el cuerpo del adolescente y cerca de la vivienda del sospechoso.
Todo cerró cuando a través de un allanamiento la policía encontró el celular de la víctima escondido en el cielorraso. Por otra parte, supieron que ese mismo día del hecho, había mandado a reparar un rifle “Rediarget” que luego terminó secuestrado por la Policía.
En el lugar del crimen hallaron 14 vainas servidas. La autopsia determinó que la víctima recibió dos disparos calibre 22. El que lo mató ingresó por un párpado en tanto que el segundo entró por el abdomen y se alojó en la columna, pero cuando ya estaba sin vida.