“El mundo que conocíamos hace dos meses atrás, ya no existe”, dijo el presidente Alberto Fernández en la última conferencia de prensa del viernes. Y efectivamente, el coronavirus transformó todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y nuestra salud.
Y aunque muchos comparen los intentos para detener la pandemia de coronavirus con una “guerra contra un enemigo invisible”, en realidad tiene una diferencia clave: En tiempos de guerra, las personas aún pueden reunirse como comunidades y establecer vínculos. Es por ello, que esta batalla, librada con distanciamiento social y aislamiento forzado, está cobrando un precio psicológico.
A más de 50 días de la cuarentena, dos especialistas de la psiquiatría hicieron un balance de cómo está afectando esta situación a la salud mental de la gente.
“En la parte pública, aumentaron las consultas pero no hubo un pico considerable que nos haya hecho pensar que estamos ante una alerta en la salud mental. Pero sí aumentaron más que las presenciales”, explicó a PRIMERA EDICIÓN Cintia Diplotti, psicoterapeuta y psiquiatra.
Sin embargo, la especialista destacó que “en la parte privada, se notó una merma de las terapias por diversos factores: porque hay muchas obras sociales que todavía se están adaptando a la tele-medicina, o pacientes que no podían seguir con sus terapias por vía telecomunicación porque viven en zonas donde no llega la conexión o es gente mayor que no está familiarizada con este tipo de tecnologías, o por cuestiones económicas en general”.
Consultas frecuentes
En el caso de la psicóloga Ivanna Saleh, la mayoría de las consultas tuvieron a mujeres como protagonistas que “consultaban más que nada por no poder dormir de noche”.
En la misma línea, Diplotti destacó que “los problemas más recurrentes se relacionaron a no poder manejar la ansiedad y muchos casos de insomnio porque cuesta mucho adecuarse a las situaciones nuevas”.
Ante estas situaciones, “me pedían resolver el problema de manera inmediata con algún tipo de medicación”, contó Saleh y agregó que “obviamente como psicóloga no puedo hacerlo, a lo sumo les daba el contacto de algún psiquiatra para que hagan la consulta, pero sí noté que la gente buscaba una respuesta inmediata para mejorar temporalmente”.
En concordancia con ella, Diplotti contó que “hubo un aumento de demanda de la medicación principalmente las utilizadas para relajarse o dormir”, aunque “como especialista siempre se intenta educar al paciente para que no dependa de lo farmacológico”.
La cuarentena como oportunidad para salir de los problemas
La cuarentena no afectó a todos, ya que “hubieron quienes la consideraron como una oportunidad para mejorar la relación con uno mismo y salir de los problemas”, dijo Diplotti y agregó que este caso se trató de personas que “ya estaban motivadas para poder cambiar”.
Sin embargo, hubo muchos que la padecieron y “encontraron en el aislamiento, la excusa para evadir sus problemas y encerrarse en sí mismos”, sostuvo.
Es por ello que en este tiempo, “las recaídas fueron frecuentes, y se vieron reflejadas en el aumento del consumo problemático”.
Relación médico-paciente
Los modos de hacer terapia, también se vieron afectados por la cuarentena ya que, antes de la fase tres, los psicólogos no estaban exceptuados del aislamiento.
Por lo tanto, para mantener la constancia en el tratamiento, muchos optaron por la modalidad on-line.
Ya sea con mensajes de WhatsApp o por videollamadas, el médico y el paciente se mantuvieron en contacto virtual.
Los pacientes dejaron de visitar al especialista en el consultorio y, en cambio, ambos se encontraron en sus respectivos hogares.
“El paciente entra a nuestra casa y nosotros a la de él y se forma una relación un poco más familiar y descontracturada”, explicó Diplotti y agregó que lejos de haber sido un impedimento, “hace que el paciente sienta que tiene más llegada con la persona que lo está atendiendo”.
Por su parte, Saleh expuso que “con las videollamadas el paciente debe intentar estar en una habitación de la casa donde se encuentre solo, sin ruido o interferencias de ningún tipo.
Antes de comenzar la sesión, yo les pido que se tomen el tiempo de buscar un ambiente tranquilo y que se mentalicen que es una hora de trabajo y que se deben cumplir esas pautas”.
Extender la cuarentena
Durante estos meses, la medida del Presidente fue ir extendiendo la cuarentena cada 15 días, agregando algunas nuevas actividades exceptuadas de la misma.
Consultada acerca de si esta medida era mejor o peor para la salud mental de la gente, Diplotti sostuvo que “el hecho de ir extendiéndola cada un lapso de tiempo, hace que las personas se replanteen el problema”.
En este sentido, explicó que “si les decís que van a estar tres meses encerrados, es una catástrofe”, y agregó que “si bien estamos viviendo un tiempo de crisis, no creo positivo que el Gobierno afirme abiertamente que estamos afrontando una crisis social, porque sino la gente se desespera”.
En cambio, “extenderla cada un período de tiempo breve, les da a las personas la posibilidad de adaptarse y saben que dentro de unos días, la situación se va a evaluar y van a ir agregando actividades de a poco”, aseguró.
“Eso da la pauta que estamos encaminados”, destacó.
Trastornos alimenticios
Uno de los vicios de los que poco se habla y se habló en tiempos de aislamiento, son los relacionados con la comida.
Sea por encerrarse a comer excesivamente o por restringir al máximo la ingesta de comida por no poder hacer actividad física, las personas con trastornos alimenticios también se vieron afectadas por la cuarentena.
Al respecto, Diplotti mencionó que durante estas semanas donde las redes se colmaron de tips para ejercitarse y de recetas para hacer en casa, las personas con problemas alimenticios la pasaron mal.
Por ejemplo, aquellas con obsesiones físicas, se vieron con 24 horas libres para hacer actividad física y con miles de videos para hacerla en casa. “Es peligroso para quien tenía problemas de anorexia”, expuso. Finalmente, destacó que “hay quienes se desesperan y buscan ayuda y quienes se desesperan y se ahogan con lo que tienen a mano”.
Cuidar nuestra salud mental
La Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de la Nación emitió una serie de recomendaciones.
Son 12 en total: mantener viva la comunicación social, fomentar la empatía y la solidaridad, hablar con los niños, comprender que se trata de una situación transitoria y liberar los sentimientos que afloran en estas situaciones, entre otras.
Cabe destacar que si no se consulta por sensaciones de angustia, ansiedad o malestar psicológico en general, los síntomas pueden manifestarse físicamente y agravar la situación.
Algunos de los síntomas más frecuentes son taquicardia, palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de mareo, sensación de estar desconectado del cuerpo, problemas gastrointestinales, irritabilidad, impaciencia, insomnio, sueño no reposado, dificultad en la atención, en la concentración y en la memoria, y si esto perdura en el tiempo, los famosos ataques de pánico.