El 23 de enero de 1921 se inaugura el primer Balneario en sus costas, que se denominó “Mar de Epecuén”, con loteos en sus alrededores para conformar un pueblo. El ritmo de crecimiento se hizo importantísimo, se construyeron hoteles, espigones hacia dentro del lago, lujosas residencias y nacieron empresas explotadoras de sal, de venta de barros curativos y jabones.
Al lado de los hoteles comenzaron a establecerse trabajadores y propietarios y así, para 1930, la Villa Lago Epecuén ya contaba con Iglesia, una Escuela y todos los servicios necesarios para el desarrollo de un pueblo. Su crecimiento no cesaría y en la década del 70 llegó a recibir a 25.000 turistas con 6.000 plazas hoteleras declaradas y 250 establecimientos comerciales. La población estable de la Villa Lago Epecuén era de alrededor de 1.200 personas.
Sin embargo, en 1985, una inundación provocada por la crecida del Epecuén sumergió al pueblo, obligando a evacuar a toda su población. Con el paso del tiempo, el agua descendió unos metros y permitió ver las ruinas de la ciudad, que se convirtieron en un atractivo turístico.
Las aguas termales del Epecuén poseen un alto nivel de salinidad, siendo comparadas con las del Mar Muerto, lo cual generó un creciente interés hacia la zona, potenciado en su mejor momento con la llegada del ferrocarril. La presencia del agua con altos niveles de minerales producían y producen efectos realmente favorables ante problemas de la piel o enfermedades como la artritis, artrosis, psoriasis, entre otros.
Pero, lejos de aquellos tiempos, ahora Villa Epecuén es llamado “el pueblo fantasma” y es visitado por quienes buscan conocer su historia. En varios puntos del lugar, hay cartelería con información y fotografías de lo que supo ser una pujante localidad turística que recibía un promedio de 25 mil turistas en la temporada de verano.
Las ruinas son frecuentemente visitadas por fotógrafos, turistas de distintas partes del mundo, periodistas y entusiastas de los deportes extremos.
Recientemente, el cantante argentino Abel Pintos ha grabado “Cien Años” (canción de la novela “Argentina, tierra de amor y venganza“) entre las ruinas de Epecuén y en el video se puede observar cómo ha quedado lo que antiguamente fue un pueblo.
Actividades vinculadas a la villa fantasma
A unos 8 kilómetros de la Villa Epecuén, se encuentra el Parque Termal y Lúdico Mar de Epecuén, en la localidad de Carhué. Ofrece una gran pileta con tres subdivisiones, que se nutre de las aguas saladas del Lago Epecuén.
También se realiza “La Vuelta al Lago Epecuén”, una carrera de ultra distancia, con 63 kilómetros de terreno técnico pero sin grandes desniveles. Se recorre la costa del lago con sus barrancas, arena, suelo salino, seis arroyos que confluyen en el mismo, bosques de caldenes y campo abierto, algunos caminos vecinales y las famosas ruinas de Villa Epecuén.