A raíz de la suspensión de los carnavales jardinenses, hace ya cuatro años, más de una veintena de vecinos busca alternativas en municipios cercanos y no tanto.
San Javier, San Ignacio, Gobernador Roca, Santo Pipó, son sólo algunas de las localidades que acogieron a estos amantes de la fiesta carnestolenda.
Roque Antúnez (34) es coreógrafo y parte de un grupo de quince que pertenece a la comparsa “Yasi Bera”, de Santo Pipó, y de domingo a sábado recorre casi 40 kilómetros diarios para asistir a los ensayos porque, según aseguró, “este año vamos por todo”.
Y para hacer notar la importancia que esta comuna otorga a la celebración, indicó que “la municipalidad, cuyos destinos rige Mabel Cáceres, asigna un móvil para que nos busque y traiga de regreso”.
“Somos una de las comparsas más grandes que participa en el departamental de San Ignacio, con un cuerpo de baile de 75 integrantes y en batucada de 60, además de las figuras alegóricas”, contó orgulloso, quien por séptimo año consecutivo luce el traje confeccionado por la modista Elsa Gauto.
El espectáculo se repetirá el 14 y 15, y luego vendrá el provincial, el 22, todo en la Capital de las Ruinas Jesuíticas.
Antúnez empezó a participar de los carnavales a los 16 años, pero sus amplios conocimientos en la materia lo llevaron a ser coreógrafo de la comparsa Zaida, y de Timbó Samba Show (la tormenta verde), además de participar de la comparsa del Club Jardín, “pero como ahora no hay carnavales estoy participando en Santo Pipó”, dijo, quien este año es acompañado de Belén Acevedo, también de Jardín América, que es la que lo va a subrogar en los días de carnaval “porque durante esas jornadas voy a competir -después de muchos años- como pasista de batucada”.
Peluquero de profesión, manifestó que estudió danza y que “siempre que sale algún curso, trato de participar. También viajo a Puerto Iguazú a dar cursos de zamba, carnaval, a la comparsa San José. Cuento con una trayectoria bastante amplia, tengo bastante conocimiento en la materia. Me gusta mucho. Siempre digo que el día que no pueda bailar, voy a pedir que me hagan una carroza e iré sobre ella, saludando”.
En la peluquería se desempeña como colorista y “tengo la suerte de tener una jefa que es una genia que desde diciembre me permite salir antes para poder asistir a los ensayos. La peluquería cierra a las 21 y yo me retiro a las 20.30, así, que mi agradecimiento es eterno por permitirme cumplir mis sueños”.
Explicó que “Yasi Bera” es una comparsa conocida a nivel provincial que “abre las puertas a gente de toda la provincia, y a todos nos tratan de maravillas”.
La comunidad de Santo Pipó trabaja para que siga trascendiendo. “Esto es todo ad honorem. Desde diciembre, personas como Heidi o Enzo, no saben lo que es sentarse a comer en la mesa familiar. Todo el día están haciendo cosas”, comentó.
Sostuvo que los ensayos en el polideportivo de Santo Pipó como los desfiles en el sambódromo de San Ignacio significan “mucha responsabilidad y trabajo” pero que “este año vamos por todo”.
Los trajes “quedaron espectaculares. Presentamos más carros alegóricos, el año pasado tuvimos tres, este año pasamos a cinco. La comparsa trabaja a pulmón. Todo es ad honorem, nadie tiene un sueldo para hacer esto. Es amor al pueblo, a la camiseta”.
Por eso, destacó y agradeció a la intendenta Cáceres “que nos dio una mano porque sin el apoyo del municipio es imposible hacerlo. Desde mi punto de vista, es lo que le faltó a Jardín América, un poco más de compromiso a nivel municipio para que los carnavales jardinenses se puedan seguir expandiendo. En Santo Pipó observan que somos muchos los de Jardín América, ¿cómo no van a tener comparsa?, preguntan. Y la respuesta es que somos un pueblo carnestolendo que no tiene carnaval”.
Con ese fin, “trabajé muchos años, pero si haces algo gratis y no ves que haya alguna ayuda para que siga creciendo, llega un momento que decís para qué remar contra la corriente”.
“Cuando ensayamos me dicen, Roque ¡vos no te cansas nunca!. Es que bailo con la cuatro o cinco comparsas que pasan. Es algo que me gusta. Soy el único de la familia. Es una locura mía. Siempre me gustó el baile. A los 16 desde la comparsa Zaida me invitaron a participar. Acepté, arranqué y no paré más”, dijo, entre risas.