Matías José Caldez es oriundo de la ciudad cordobesa de Marcos Juárez. Después de obtener el título secundario, en 2004, decidió viajar a la capital misionera para estudiar licenciatura en genética. Ahora se encuentra en el continente asiático, desde donde recuerda los comienzos de la carrera y sus ganas de superarse. “La decisión de estudiar genética surgió durante el secundario cuando la profesora de biología, Alicia Germanetti, me introdujo al fabuloso mundo del ADN y la biología molecular y celular. El primer viaje a Posadas fue en diciembre del 2004 para rendir el examen del cursillo de ingreso. Todavía recuerdo mis primeros intercambios culturales con Posadas, viniendo desde la provincia de Córdoba: el calor terrible que hace en verano, los chiperos, el tono diferente al hablar de la gente, la amabilidad de sus pobladores”, comentó a la distancia.
Con el tiempo, decidió instalarse en Posadas para comenzar y terminar la carrera de genética. Sostuvo que los primeros años fueron muy difíciles, porque proviniendo de una familia en la que los recursos no sobraban, se hizo muy difícil vivir en una ciudad. Por suerte la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales (FCEQyN), de la UNaM, ofrecía una “beca de comida” en el comedor universitario -por entonces situado sobre la avenida Corrientes-, “donde podíamos acceder a dos platos de sustancioso alimento diario. También recibía una beca municipal de Marcos Juárez, que después del segundo año dejé de percibir porque mi familia se había mudado a la localidad vecina. Por suerte un amigo de mi familia contribuyó con un monto de dinero mensual para que yo pueda terminar de estudiar”, manifestó a Ko´ape.
En Posadas vivió en muchos lugares. Inicialmente “compartí mi casa con unos compañeros de la facultad y vivíamos a la vuelta de ‘La Metro’. Luego viví en una pensión en el barrio El Palomar; en el Centro y a la vuelta de ‘Power’. También viví un tiempo cerca de las oficinas del Ministerio de Educación y cerca de la ‘Placita Paraguaya’”, hasta que en el 2012 su vida dio un vuelco y “me mudé a Singapur a continuar con mis estudios de posgrado”.
Consideró que “mis años en Posadas estuvieron llenos de enseñanzas que acompañaron a mi formación académica. Cuando estaba en el segundo año de la Facultad, conocí a la profesora Neni Valdéz, quien me invitó a hacer actividades extracurriculares con un grupo de jóvenes que visitaban a la Capilla Nuestra Señora de Fátima, en la Bajada Vieja. Y estas tareas fueron las que realmente cambiaron mi futuro para siempre”. Es que dentro de esas actividades, brindaban clases de apoyo escolar y “visitábamos al Hospital Pediátrico en el que tuve contacto con niños que sufrían enfermedades crónicas, con una expectativa de vida saludable escasa o casi nula. Y desde ese entonces, y a través de esas experiencias fue cuando decidí dedicar por completo mi vida a encontrar curas a las enfermedades recurrentes. De hecho, uno de mis proyectos actuales es en una enfermedad pediátrica muy común que se desconoce el origen, y por lo tanto, no hay una solución”.
Los primeros pasos a la investigación fueron guiados por su primer mentor, el investigador y docente, Dr. Pedro Zapata. En el año 2009 “comencé como estudiante investigador en el Laboratorio de Biotecnología Molecular, donde estaba involucrado en diferentes proyectos relacionados con cáncer de próstata y de mama. Esos años encendieron más aún la llama de la pasión por la investigación y el descubrimiento. Al mismo tiempo, comencé a ser ayudante de cátedra en diferentes materias de la facultad lo que estimuló mi pasión por la enseñanza. Los mejores recuerdos de esta experiencia la tengo en la cátedra de Química Inorgánica de la mano de la excelente profesora Dra. Ing. Sandra Hase, y del profesor de Fisiología Dr. José Antonio Coppo”, rememoró Caldez. Durante estos años pudo presentar trabajos de investigación en congresos nacionales e internacionales, interactuando con científicos de diferentes partes de Latinoamérica.
En 2011 comenzó a buscar posibilidades afuera del país, con el objetivo de “perfeccionarme para traer, de regreso, innovación a la Argentina en el futuro. Para tal motivo, envié mi CV a varios investigadores, de los cuales terminé decidiéndome por el laboratorio de Kaldis en Singapur”. Inicialmente viajó a Singapur para hacer una pasantía y, luego, en el año 2013 comenzó su doctorado en la Universidad Nacional de Singapur (NUS). “Durante mi doctorado, descubrí una nueva respuesta metabólica en el hígado durante la regeneración hepática que tiene un impacto directo en la cura de enfermedades que requieren trasplante hepático. Este nuevo descubrimiento llevó a que pueda exponer mis resultados en muchas conferencias alrededor del mundo, y a recibir varios premios internacionales. Una vez que terminé mi doctorado, seguí formándome con un post-doctorado en Japón”, expresó quien pregona una mayor representación de mujeres en ciencia.
Desde el año 2018 reside en Osaka, Japón, donde se encuentra trabajando en el laboratorio del renombrado profesor Shizuo Akira. “Actualmente dirijo varios proyectos de investigación en los que estamos tratando de descubrir curas a enfermedades hepáticas recurrentes, como el hígado graso”, aclaró el profesional, que de Misiones se llevó los mejores recuerdos.
Aseguró que “hoy, viendo hacia atrás no hace mucho que me fui de Posadas, pero parece una eternidad. Cuando la gente me pregunta si extraño a Argentina, yo siempre pienso y en realidad no se extraña mucho. Lo que si, es que me considero tanto oriundo de Marcos Juárez como de Posadas, en la misma magnitud”.
A su entender, “la gente de Misiones tiene una calidad humana increíble, muy difícil de encontrar en otros puntos de la Argentina. Se destacan las festividades y celebraciones, así como también los mitos, leyendas y supersticiones. La mandioca, la Fiesta de San Juan, la Bajada Vieja y la chipa. Por todo eso, Posadas siempre será uno de mis lugares favoritos en el mundo, y espero algún día poder volver para establecerme para siempre en esta joya del río Paraná”, alegó.
Respecto a los conocimientos adquiridos en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, “siempre digo que la Universidad Argentina es muy enciclopedista, por lo que nosotros, los que nos formamos en ellas, tenemos conocimiento de muchas cosas, lo que significa un plus para los que vamos a trabajar al exterior”, dijo. Sostuvo que en otras universidades tienen muchos tecnicismos.
“Las carreras son mucho más cortas y están más enfocadas en determinados temas. En cambio, nosotros sabemos de todo porque nuestra facultad nos enseña un montón de cosas. Eso me pareció genial. Me ayudó un montón”, acotó.
Respecto a como fue manejarse con el idioma en países tan distintos, confió que desde pequeño “estudiaba el idioma inglés en una academia de su ciudad, por lo que para mi era como una lengua nativa. Y cuando estaba en Singapur, inmediatamente estudié chino, y antes de viajar a Japón también estudié el idioma, aprobando el examen sin problemas”.