Por Charly Esperanza
La directora y productora de Cine, Fremdina Bianco, nació en Misiones en 1990. Con la curiosidad quemándole el pecho, al cumplir los 18 años viajó a Buenos Aires atraída por las diversas opciones que ofrece la gran ciudad en la experimentación de los proyectos audiovisuales, y comenzó la carrera en la Fundación Universidad del Cine. El estudio constante y el intenso camino de campo la fueron llevando a diferentes experiencias detrás de las cámaras, como parte de los equipos de producción, hasta lograr darle vida a varios cortometrajes y su primer largometraje, como directora y guionista con “No hay tierra sin mal” (2014) que fue reconocido y seleccionado para participar en diversos festivales nacionales e internacionales.
Además, Bianco se capacitó en temáticas de género y feminismos en el Instituto de Investigaciones Históricas Eva Perón. Formó parte del Colectivo de Cineastas y de la Asociación “La Mujer y el Cine”. Es fundadora de “Vecinas Cine”, espacio de producción de contenidos audiovisuales.
En el 2019 disfrutó como un regreso a sus raíces el poder formar parte de la grilla de cineastas convocados al festival Oberá en Cortos, con la presentación de su cortometraje “Mombyry” (2016). Dentro de su constante búsqueda de crear espacios de expresión pese a la crisis estructural, el cierre del año la encontró jugando, observando y aprendiendo a utilizar las herramientas de la literatura para darle forma a su primera novela, “Esto que me pasa”, que fue publicada por la editorial bonaerense “Notanpüan” y comenzó a distribuirse en septiembre.
Novela coral
Para concretar su novela coral, luego de trabajar el texto con la ayuda del escritor Diego Paszkowski, Bianco se presentó a la convocatoria de la Bienal de Arte Joven 2019 y resultó elegida para continuar trabajando sobre la novela durante tres meses hasta su publicación.
En diálogo con ENFOQUE, sobre el contenido de su primer libro la autora describió: “Es una novela coral donde transcurren tres historias, son voces de tres mujeres que cuentan lo que les va pasando en un pequeño pueblo de Misiones, no hay una referencia concreta de un año o de qué pueblo es pero sí hay como determinadas pistas que van construyendo el espacio y tiempo”.
Las protagonistas narran sus historias de amor, secretos y desencantos, bajo una red social opresiva que no les deja más salida que rebelarse. Sin embargo, a medida que intentan defenderse para sobrevivir a las violencias de las desigualdades de género, sus mundos parecen quedar a punto de explotar.
Las historias de la novela “tienen que ver con la existencia de lugares y sociedades donde todavía hay ciertos debates que ni siquiera llegan, porque la opresión que viven ahí las mujeres es mucho más fuerte. Entonces, va por ese lado, son tres chicas muy jóvenes que casi por inercia tratan de rebelarse al mandato social, a medida que se van rebelando todo parece a punto de explotar, porque ante la rebelión siempre hay represalias del sistema. Los tres personajes son distintos, cada una de estas mujeres vive situaciones diferentes aunque por momentos están conectadas. Y cada una tiene una conciencia y un transitar de su ser mujer diferente. Se trata de cómo va operando ese mundo en el que ellas viven, qué se espera de estas mujeres a determinada edad, sobre su sexualidad o dentro de los circuitos de belleza”, explicó la autora.
En ese sentido, apuntó: “Soy feminista antes de cineasta o escritora, por eso me parece que todo lo que hago tiene como una perspectiva de género que busca problematizar y tratar de poner en crisis el rol histórico que ocupó la mujer en tanto ser objeto oprimido por el patriarcado. El contenido de la novela tiene que ver con eso, son historias muy cercanas, reales pero no autobiográficas ni basadas en una historia puntual, pero sí son situaciones que toda mujer puede leer y sentirse identificada porque en cualquier momento de su vida atravesó alguna de esas violencias, ya sea sexual o simbólica”.
Sobre la concepción de la novela, Bianco recordó que “todo nació porque en ese momento quería escribir un guión para una producción audiovisual, pero me pasaba que siempre me costó redactar diálogos. Entonces pensé que si empezaba a escribir un flujo de pensamientos de un personaje, de todas esas cosas que podía estar pensando, sintiendo y escupiendo como en voz alta, me sería más fácil hacerlo hablar. Todo empezó como siendo parte de la construcción de un personaje para un guión. A medida que fui escribiendo ese flujo de pensamientos del personaje, le mostré algunas páginas a una de mis hermanas que estaba haciendo un taller literario, y ella me convenció, después de varios meses, que vaya con Paszkowski, y cuando fui al taller él me remarcó que mi material tenía potencial para ser una novela”.
“En ese viaje del taller literario se utiliza una metodología donde se llevan tres páginas por semana y te las corrigen, es una corrección muy minuciosa pero que también te transmite mucha disciplina porque si no escribís no tenes qué hacer en el taller, ya que no es de escritura creativa sino que va más al detalle. Eso me dio disciplina para escribir y también empecé a reconectarme con imágenes de mi infancia. Para mí fue un proceso de mucha libertad, y en algún punto creo que escribí todo lo que no podía filmar”, señaló y agregó: “Cuando me siento a armar un guión para un proyecto audiovisual hay que pensar en un montón de cosas, no solamente todo lo relacionado a la producción, presupuestos, y a lo que es viable y lo que no, sino también a todos los años que una estudió, entonces aparecen los miedos que al hacerlo tiene que salir todo recontra bien, y en ese sentido la literatura fue un espacio muy liberador donde escribí todo lo que quise y me animé a experimentar”.
“Esto que me pasa” se encuentra disponible en todas las librerías de Buenos Aires y a través de las ventas online en plataformas como Mercado Libre. Aún no llegó a los espacios físicos de Misiones aunque pronto lo hará.
Censuras a las nuevas miradas
La cineasta misionera analizó el complejo panorama enfrentado por los directores, productores, técnicos y artistas del cine, ante las políticas del gobierno macrista que ejecutó un duro plan de vaciamiento de recursos sobre la actividad, al igual que lo padecieron otras ramas de las expresiones culturales y sociales en todo el país.
“Para lo audiovisual, los últimos años fueron de mucha crisis, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) estuvo en un estado calamitoso, completamente parado con concursos que no se abrieron y financiaciones que se cerraron, y dentro de un país que no tuvo Ministerio de Cultura. En esa crisis la parte de la producción fue lo primero que se precarizó”, opinó y completó: “Sufrimos mucho en los años del macrismo. Mi sensación fue que anterior al macrismo tuvimos un proyecto de gobierno (por el kirchnerismo), que uno puede concordar o no con ciertas cosas, pero que había fomentado sobre todo a la cultura, la ciencia y la educación, entonces se abrieron escuelas de cine y aparecieron muchas ofertas y un montón de festivales. La carrera de Cine hoy en día está de moda porque es el arte del momento, como pasa con las nuevas tecnologías, durante mucho tiempo eso se fomentó, estimuló y hubo mucho apoyo, entonces si uno no trabajaba en una película, sí estaba en la televisión o en un concurso de TVA, Canal Encuentro o Paka Paka, participando en festivales, o dando clases. Y con el macrismo pasó que de pronto se sacó todo eso, se cerraron montón de festivales que ya no podían con sus presupuestos, las películas empezaron a caer, y se empezó a precarizar mucho el trabajo. No se abrieron más concursos que eran muy importantes a nivel federal”.
“La TV Pública dejó de producir contenido propio, Paka Paka y Canal Encuentro tuvieron un vaciamiento absoluto. Se cortaron todas las fuentes y nos encontramos con que éramos muchos más que antes. Eso fue muy grave, porque además todas las políticas que se instrumentaron fueron en función de las grandes productoras que a nivel nacional son solamente dos o tres, monopolizaron la producción lo cual también significa censurar nuevas miradas estructurales, miradas inclusivas, feministas, censurar el cine independiente que es un cine autor que siempre está en los márgenes y busca aportar una idea nueva sobre el mundo, una nueva manera de habitar el mundo. Cortar con todas esas vías fue algo tremendo”, recalcó Bianco.
En el mismo análisis sostuvo: “Todo fue catastrófico, justo en un momento de una crisis provocada por un gobierno de derecha y neoliberal que es cuando más se necesita a la cultura, porque es cuando los cineastas más tenemos que estar ahí para retratar lo que está pasando. Eso es lo más grave de todo, no es solamente que nosotros nos quedamos sin nuestras fuentes de trabajo, sino que también hay una intención de imposibilitar hablar de lo que está pasando, algo que es gravísimo con un gobierno que ha destrozado a las clases más bajas y vulnerables. Nos han sacado un montón de derechos, y encima nos han quitado las pantallas y las maneras de poder contar estas cosas que pasan porque a la crisis también hay que retratarlas”.
“Eso hizo que hubiera para mí mucho desgaste y tenía ganas de conectarme con una parte más creativa, me puse en esa rueda de acompañar y producir en proyectos que me parecieron maravillosos. Formé parte de equipos interesantes. Me dediqué a escribir y encontrar mi espacio en la literatura donde me sentí muy cómoda y feliz. Sentí que destrabé un montón de imposibilidades mías que tenía, recién ahora con la novela terminada me siento como de vuelta volviendo a conectar con el cine. Estoy teniendo como un amorío con el cine que se parece a mis comienzos, por algo más experimental de redescubrirme, filmar con equipos reducidos, tratar de generar estructuras de producción que sean mucho más amorosas y sustentables, y volver a conectarme con las historias de las cuales me gusta hablar”, aseguró.
Al mismo tiempo adelantó: “En este momento estoy en plena pre producción de un cortometraje que filmo ahora los primeros días de enero en Madrid, con una chica de Misiones que se llama Camila Esperanza como la protagonista. También trabajando mucho en la parte de producción de diferentes proyectos”.
El regreso al “Oberá en Cortos”
Con mucha emoción Bianco recordó que en 2019 su cortometraje “Mombyry” formó parte de la última edición del “Oberá en cortos”, y lo relacionó con la primera vez que presenció como espectadora el festival que se desarrolla en la Zona Centro de la provincia, recibiendo como resultado el cosquilleo de un mundo nuevo a explorar y el primer impulso para estudiar cine.
“Para mí fue algo muy especial porque siempre es lindo volver al lugar donde una nació y creció. Todas las cosas que filmo las hago en Misiones o desde una perspectiva con una identidad más regional, con cosas que nos pasan a los que vivimos en el interior o en las fronteras. El ‘Oberá en Cortos’ fue mi primer festival como espectadora, tenía 16 o 17 años, estaba en el último año del colegio. Lo recuerdo con mucho cariño porque fue una experiencia muy rica. Cuando me fui a vivir a Buenos Aires y empecé a trabajar y filmar, durante muchos años mandé proyectos que no habían quedado, entonces el momento que quedó ‘Mombyry’ lo viví con una gran alegría porque no fue solamente reencontrarme con ese primer festival al que asistí como espectadora sino también con un espacio en el que tenía muchas ganas de formar parte, ya que lo maneja gente muy bonita con muchas ganas de trabajar lo audiovisual en Misiones”, destacó.
“Misiones está viviendo un momento extraordinario. Hay que agradecer a todos los que trabajaron incansablemente durante años en el área de la gestión para que la Ley de audiovisuales salga en la provincia. Esto tuvo un tiempo donde hubo un proyecto de gobierno que facilitó, estimuló y fogoneó la producción federal y que con el macrismo, ante la crisis del INCAA, creo que Misiones y Córdoba han sabido capitalizar un fondo regional para que la gente pueda seguir filmando e incluso que producciones de afuera vengan a grabar a la provincia contratando técnicos locales. Eso es algo para sacarse el sombrero”, reconoció y amplió: “Con el crecimiento del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM) está pasando algo muy lindo que es abrir el juego, donde antes eran solamente unos pocos los que estaban trabajando y pensando, de pronto aparece mucha gente nueva que viene a aportar una mirada más fresca, genuina e inclusiva”.
Despierta al contexto
Bianco aprovecha la oportunidad para reflejar su activa visión feminista en cada oportunidad que aparezca. La muestra está en el resultado de sus trabajos y en cada frase que suelta con el fuego de la pasión al referirse a las luchas sociales, principalmente en lo relacionado a cuestiones de género.
En relación a esto consideró: “Hablando sobre la situación actual creo que hay lugares donde se están dando discusiones mucho más avanzadas y se empiezan a generar vínculos muchos más sanos. Sin embargo todavía hay territorios que están con un nivel alto de violencia hacia la mujer, algo que es muy preocupante y llamativo, uno de esos territorios es Misiones”.
“Creo que las denuncias por hechos de violencia de género se dan porque hoy en día hay un contexto que permite que las mujeres se animen a hablar, que puedan tener una lectura diferente sobre algunos hechos traumáticos que han vivido y que socialmente se han silenciado o eran temas tabúes”, apuntó y añadió: “Las mujeres ven que otras se animan a hablar y empieza a existir un trabajo de movimientos colectivos que hace que se arme como una red para que decir las cosas que nos pasan sean por los menos con un poco más de contención. No es más fácil, porque todavía hay una resistencia del sistema que es como un mecanismo de defensa, cuando alguien quiere quebrar el sistema éste reacciona y disciplina”.
“En término de políticas de Estado y organismos gubernamentales que puedan sostener o trabajar en pos de radicar las denuncias hechas por mujeres, todavía estamos muy atrás. Pero lo que sí existe es un movimiento colectivo que hace que en el contexto ya no se ponga tanto en duda, todo el tiempo, la palabra de las mujeres. Es un contexto de sororidad”, finalizó.
* Fotos gentileza de la Bienal de Arte Joven.