Walter Rosner (40) es un obereño que hace tres años fue a vivir a Dos de Mayo por razones laborales. Hasta segundo año cursó en la escuela técnica de su ciudad natal y dejó los estudios para ponerse a trabajar. Es metalúrgico, mecánico y trabajó en mantenimiento de secaderos. Fue noticia porque diseñó un reactor que reconvierte al plástico a su estado original, que es el petróleo, y luego lo destila obteniendo los derivados que conocemos como la nafta, el gas oíl, querosene, fuel oíl, brea, carbón y gas. Todos productos reutilizables. “Esto es la solución definitiva para el plástico. Algo que no se logra todavía en el mundo. No es reciclar ni reutilizar, es descomponer y devolverlo a su estado de origen”, contó a Ko´ape, el inventor.
Contó que un empresario provincial le propuso financiar un reactor de una tonelada, sobre el cual comenzará a trabajar a partir de marzo. Reclamó que en Misiones, que es una provincia turística, no hay una cultura recicladora de residuos, y que el Estado no le dio importancia a su invento, mientras se contactó con ciudadanos y funcionarios de todos los países de Sudamérica para llevar su proyecto a otra parte. Hasta 2015, trabajó con una exportadora de té seco que producen las cooperativas tealeras y los pequeños secaderos. Una mala jugada que prefiere no recordar lo sacó del mercado y lo dejó prácticamente en la calle. A pesar de no haber hecho una carrera de grado, Rosner siempre se ingenió para estudiar de libros y ahora desde Internet. Su habilidad con sus manos le permitió concretar las ideas que nacen en su cerebro. A partir de ahí se lo puede catalogar como un inventor.
Esa mala experiencia laboral lo llevo a emigrar a Europa junto a su familia (su esposa y tres pequeños de 5, 7 y 9 años). Estando en Alemania sus hijos tuvieron la experiencia con las máquinas tragadoras de plásticos, lo que le impulsó a crear este reactor. “Mis hijos conocieron los aparatos que están instalados en casi toda Europa, donde se pone una botella de plástico y te tira 50 centavos de Euro. Con eso, ellos se compraban una coca cola o una papa frita. Me preguntaron porque en Argentina no hay de esas máquinas. Le dije algo vamos a hacer con eso. A eso me refería al plástico más que nada”. Eso lo impulsó a volver a su tierra natal. Las razones laborales lo llevaron a Dos de Mayo, donde vive desde hace tres años. Aquí logró concretar su idea y mejorarla. “Lo primero que hice después de que mis hijos me dijeran lo de las máquinas, fue empezar a indagar qué hacían con el plástico que se depositaba. Vi que eran fundidos y reciclados en juegos infantiles o bancos para plazas. Me di cuenta que era tirar el problema para adelante. Tarde o temprano esos plásticos con un nuevo diseño van a parar al medio ambiente para las otras generaciones. El plástico no desaparecía, seguía ahí. Y me propuse ver si podía darle una solución definitiva al problema del plástico en el mundo. Esto es la solución definitiva para el plástico. Algo que no se lograba hasta ahora en todo el mundo”, manifestó, entusiasmado.
Para Rosner, “el tema con el plástico no es sólo reciclar. Tarde o temprano va a parar nuevamente al medio ambiente. Me propuse hacer algo que haga desaparecer al plástico. Cuando me dediqué a estudiarlo, me encontré que es todo petróleo. Entonces me dije si el plástico viene del petróleo, la solución es devolverle ese estado. Así que me puse a investigar. No soy ingeniero. Siempre me dediqué a la metalúrgica y a la mecánica. Pero también a diseñar y a copiar cosas o herramientas que fuesen útiles para mi o para alguien. Soy un inventor”.
Rosner no tiene fondos para desarrollar el proyecto a gran escala, pero un empresario le propuso invertir en su invento. “Vio las publicaciones sobre mi reactor en las redes sociales y me propuso construir uno acá, cerca de la planta de té donde trabajo. Se trata de un empresario a quien le interesa mucho el cuidado del medio ambiente, y vio que es la solución a una problemática mundial.
Él aportará los recursos económicos que es lo que no tengo. El proyecto es construir una planta de una tonelada en principio”, adelantó.
El inventor describe el resultado de su invento. “De un kilogramo de plástico se saca esto que ves acá (muestra seis envases que contienen los residuos del plástico). El 75% es de combustible, que son 30% gas oíl, 25% querosene y 15% nafta (sería nafta común porque tiene 90 octanajes).
Después, el 12% de fuel oíl, 5% de brea y un 3% de carbón, que es un desecho que se puede utilizar para quemar en una caldera, por ejemplo. También hay un porcentaje de gas. Lo que hice es reutilizar ese gas para que funcione el reactor. Quise envasarlo, pero no es rentable y creo que se puede reutilizar en el reactor. Los plásticos son distintos en su composición, pueden dar distintos resultados y puede variar los porcentajes, pero no mucho”, explicó.
El reactor funciona a 600 grados para conseguir la descomposición del plástico, y utiliza fuego para lograr ese calor. “Para hacer funcionar el reactor lo hago con leña y cuando el reactor levanta a 100 grados, le conecto el gas. Con esa temperatura ya comienza a salir el gas del plástico. La comparación si lo queremos hacer es tres kilos de leña por un kilo de plástico. Para generar energía es eficaz porque el gas de un litro de plástico generas tres litros de combustible y te ganas dos. Es rentable”, indicó Rosner
Sobre el trabajo del reactor, el inventor sostuvo que “lo que hice es destilación por etapa. Destilo en tres etapas. El reactor trabaja a 600 grados. Es ahí cuando se hace la descomposición del plástico.
Son las destilación liviana, media y pesada. Del reactor se pasa a los tres tipos de destilación. Hice mi primer reactor para tres kilos de plástico, luego para diez y uno de 30 kilos. Recién con este reactor pude aprovechar el gas. Ahí recién pude sacar el parámetro si era útil o no sacar el gas para aprovecharlo. El de 30 kilos llegó al punto de equilibrio. De ahí para arriba recién es rentable utilizar el gas. También este último reactor me sirvió para saber si eran utilizables o no los combustibles que salían. Antes sólo podía sacar una cantidad mínima que no lo podía probar”.
La idea es que se elimine la basura causando el menor daño posible al ambiente, y que los costos no sean altos. “Este es un país generoso y abundan estos elementos (plásticos) y también los costos son muy altos. Por eso me propuse hacer algo que no cueste plata deshacernos, sino que también podamos cubrir los gastos o ¿porqué no?, ganar plata”, describió.
El proyecto que tiene en vista es la construcción de un reactor a gran escala. Está trabajando en su diseño para comenzar el armado dentro de tres meses. “En marzo vamos a comenzar a instalar la nueva máquina que es para una tonelada. Ahora estoy reformulando mi taller y trabajado en los planos y en los diseños. Sólo no puedo financiar esto porque estoy medio frenado por la falta de dinero. No puedo decir voy a hacer esto y lo hago, porque no tengo fondos suficientes. Por suerte ahora vino este señor que se ofreció financiar un reactor a gran escala y ahí vamos a poder demostrar que esto es algo grande, y que se puede tomar muy en serio. Hoy no puedo expandir esto porque no tengo fondos”, confió.
A partir de las publicaciones en medios digitales que se dispararon en las redes sociales, el hombre recibió cientos de propuestas para llevar su invento hacia afuera del país. Sin embargo, él quiere apostar a desarrollarlo en su tierra, pero desde el Estado no tuvo repercusiones. “Se comunicaron conmigo de todos los países de Sudamérica y de otros continentes interesados en la idea. No tomé ninguna decisión porque quiero que esto, así como nació acá, crezca acá. Hasta ahora no me llamaron desde el Estado provincial ni nacional. Sí algunos municipios interesados en la idea para saber si es viable para ellos, pero no más que eso. Me ofrecieron muchas cosas en otros países, pero prefiero esperar un poco y ver cómo avanza este proyecto con el empresario, y ahí recién comenzaré a tomar decisiones”, señaló expectante.
Las repercusiones y los llamados de todo el mundo le dieron la dimensión de lo que es su invento.
“Si yo puedo comenzar a desarrollarlo y venderlo, puedo generar mucho capital y mano de obra.
Este proyecto demanda mucha mano de obra del sector metalúrgico. Puedo hacer en series y ocupar unos dos mil trabajadores. Esto es algo grande, no es sólo un invento novedoso. Por ahí acá nuestros funcionarios no tomaron la dimensión de lo que puede ser un proyecto desarrollado a gran escala y para exportación”, sostuvo.
El invento puede tener muchas variantes y aplicaciones ya sean domiciliarias o industriales. “Hay un detalle que es para tener en cuenta. Esto funciona en pequeño y en grande. Lo que quiero decir con esto, es que se puede hacer algo que una casa de familia pueda tenerlo para deshacerse de sus plásticos. Un individuo produce en su casa entre 150 y 200 gramos de plásticos por día. También en una chacra o en un emprendimiento agrícola. Una fábrica a gran escala. En todos estos ámbitos se puede aplicar”, admitió.
Rosner se quejó porque la provincia, al ser turística, no tiene una política ambientalista. “Misiones es turística pero los misioneros no pensamos o no sabemos qué y cómo es una provincia turística. Acá tiramos nuestras basuras por cualquier lado, aparte de dar un mal aspecto al visitante, es contaminante. Además, creo que somos la única provincia que entierra su basura. No conozco, y eso que investigué, si hay en Misiones una planta recicladora de residuos. Podemos ver que hay una planta clasificadora de residuos. No es lo mismo. Tenemos que comenzar con la concientización para que las familias comiencen con la clasificación y reciclar los residuos. En mi casa no tiro ninguna basura para que lleve el basurero. Lo que es orgánico lo utilizo en la huerta o en las macetas para las flores. Lo que es plástico ahora lo uso en el reactor. Al papel lo vendo a un supermercado de San Vicente y las latas y los metales los acerco a los compradores que hay en las ciudades. Cuando tiramos basura estamos tirando plata. También están los que recolectan los residuos pesados como las pilas. Eso es a lo que tenemos que apuntar para comenzar a descontaminar el mundo”, aconsejó.
Pero el orgullo de Walter Rosner es por su creación, porque logró desintoxicar una tierra contaminada con petróleo. “Imagínate que con este sistema de destilación se puede desintoxicar la tierra que esta manchada con petróleo y sus derivados. Yo lo estaba haciendo funcionar y mi señora se paró al lado de la máquina y me dijo, y con esa tierra manchada con combustible que se hace.
Porque está contaminada y va a contaminar más. Entonces tomé esa tierra y lo puse en el reactor y pude sacar todos los combustibles que tenía. La tierra quedo limpia y lo puse junto a los residuos orgánicos para que recupere sus microorganismos”, graficó.
No saben qué hacer con los envases
Lejos de ser una competencia a las petroleras, Rosner aseguró que les hace un favor a esos “monstruos capitalistas”. “Lo que hice con esto es hacerle un favor a las grandes petroleras. No estoy compitiendo con ellos, como por ahí se dijo. Ellos hacen los envases de plásticos y eso va a parar al medio ambiente. Van a parar a los ríos y mares. Se formaron islas grandísimas de envases de plásticos en distintos océanos. Ellos no saben qué hacer con esos envases. Con mi reactor eso se elimina y lo más lindo es que se vuelve a utilizar como combustible. Se puede hacer también con cubiertas de auto, que son otro problema contaminante que tenemos los seres humanos”.
Otra dificultad que se puede resolver con este invento son los envases de agroquímicos que se usan en el agro misionero. “Acá en Dos de Mayo tenemos el depósito de envases de agroquímicos. Una ley dice que quienes introducen químicos a la provincia tienen que hacerse cargo de los envases. ¿Cómo lo hacen?, quemándolos a dos mil grados. Allí están contaminando el ambiente con el gas que emana. Les propuse hacerlo acá y me dijeron que no se podía porque mi reactor trabaja a 600 grados y la ley dice que debe ser quemado a dos mil grados. ¿No se dan cuenta que lo que entra a mi reactor no sale nada contaminante?, sino que todo es reutilizable. El gas que ellos largan cuando queman a dos mil grados se queda en el aire y contamina. En mi reactor lo reutilizo como energía”.