Hace 25 años se inició en la Capital del Trabajo la Fundación Wachnitz, con el objetivo de impulsar la interculturalidad entre Argentina y Alemania, fomentando la lengua y cultura del país germano. Pero a esta labor, de a poco se le fueron sumando otras acciones, que convirtieron a esta institución con sede en la calle Las Heras 15, en un referente en cuanto a mejorar la realidad de la comunidad se refiere, trabajando desde el cuidado del medio ambiente hasta involucrarse con los chicos más necesitados.
Su fundadora, Gisela Wachnitz, nació y se crió en Eldorado. Es profesora de alemán, e inició este proyecto como una manera de ayudar a los chicos de la localidad y sus alrededores, a que pudieran extender sus alas hacia nuevos horizontes. “Primeramente la idea era sacar un poco a los chicos de acá, armar puentes hacia Europa que permitiera abrirles muchas puertas y oportunidades a los misioneros. Empecé a generar vínculos con Alemania porque en ese entonces comenzaron a abrirse al mundo”, explicó la mujer.
Así arrancó la fundación que hoy en día está presente en gran parte de la provincia, y conectada a institutos de todo el país mediante una red de enseñanza del alemán.
Además, actúan como examinadores internacionales, certificados por el Goethe-Institut, el equivalente a los exámenes de Oxford o Cambridge del inglés. “El inglés es una necesidad, pero el alemán es un plus, un valor agregado”, indicó Wachnitz.
De esta manera buscan impulsar a los estudiantes misioneros a que puedan realizar intercambios en el país europeo, y a su vez, brindar apoyo a los chicos alemanes que quieren venir al país a aprender el idioma o a trabajar como voluntarios.
Presentes en la comunidad
Pero en esta fundación hay más que sólo libros y clases de alemán. Desde sus inicios siempre han tratado de involucrarse activamente para ayudar a la comunidad, desde crear concursos literarios, hasta trabajar en conjunto con los museos de la ciudad, siempre tratan de aportar su granito de arena en cuanto a lo cultural.
Pero además, en este último tiempo su lado social ha tomado mucha más fuerza, llevando adelante actividades como campamentos de verano, destinados a chicos de barrios humildes y hogares de día.
El de 2020 será el décimo año en que realizan estas colonias de vacaciones, que comenzaron en los barrios, y que ahora se desarrollan en “Betania” y en “La Buena Semilla”, dos hogares de día para niños de Eldorado. Aquí, los integrantes de la fundación trabajan junto a los voluntarios alemanes para que estos chicos puedan disfrutar de sus vacaciones. “Vienen voluntarios alemanes que están Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, y pasan el día con los chicos. Cenan todos juntos, se le da el mate cocido a la tarde, hacen deportes, también hay unos piletones donde se pueden bañar, hacemos juegos, pintan mandalas, hacen manualidades, aprenden un poco de inglés o alemán, es todo muy variado”, contó Wachnitz.
“Para esos chicos significa mucho tener alguien que los quiera y contenga de esta manera, y generan un fuerte apego con los voluntarios. Y para los alemanes, que vienen del primer mundo y se encuentran con un lugar así, donde todo es distinto, y donde está lleno de chicos con otras necesidades, también significa mucho. Aquí ven un mundo al que no están tan acostumbrados, y que los hacen crecen, maduran y darse cuenta de lo afortunados que son”, reflexionó.
Comprometidos con el ambiente
Otra de las áreas en la que se han involucrado fuertemente es en el cuidado del medio ambiente.
“Empezamos con la idea de tener a la Fundación Wachnitz como un punto verde. Así, durante la Expo Eldorado del pasado septiembre, realizamos una campaña para juntar todos los plásticos que quedaron en el predio, y concientizar a la gente sobre la reducción de estos”, contó Silvia Saenger, integrante de la fundación. “Ese día invitamos a los chicos a participar de esta campaña y que juntaran todos los plásticos que encontraran en el predio. También recibimos a un consultor medioambiental de la Federación de Asociaciones Argentino-Germanas que dio una charla sobre las 3R”, continuó.
Más de 60 mil personas pasaron por dicha Expo, y durante el tiempo que duró la campaña denominada #Bastadeplasticos, los chicos recolectaron unos 500 kilos de basura entre botellas, pajitas y papeles.
“Ellos participaban por unos lentes de realidad virtual, pero más allá del premio, esto concientizó a un montón de chicos, que tenían un interés de acercase y saber por qué había que trabajar en esto”, relató Saenger.
“Luego nos unimos al Día Mundial de la Limpieza (21 de septiembre). Armamos distintos grupos, uno a la mañana que limpió el centro de la ciudad, al mediodía lo hicimos en el arroyo Pomar del kilómetro 8, y a la tarde en el barrio Eldorado III. Lo hicimos en tres horarios diferentes para que todas las personas que quisieran participar pudieran hacerlo, y no estén limitadas por sus trabajos”, explicó.
Para Saenger, la actividad fue un éxito por la cantidad de gente que participó, pero a su vez fue triste la cantidad de basura que juntaron. “De igual manera la gente en sí quedó muy motivada y logramos crear alianzas con distintos clubes y asociaciones de la ciudad, para que también participen y se unan a esa iniciativa”.
“Así hicimos una segunda edición más chica a principios de diciembre, pero que generó una gran repercusión en la gente. Se empezó un debate en la ciudadanía donde realmente se preguntaban por qué tenemos tanta basura y se hizo visible este problema. Se logró la intención, que es trabajar desde la unión, la idea de que somos un grupo de personas, sin importar que seas de la fundación, del Club de Leones, o del Rotary, sino unirnos todos para un objetivo en común”, cerró.