Esperar a Papá Noel genera en los niños una mezcla de sensaciones: ansiedad, nervios, alegría, ilusión. Alberto “Chino” Pitana lo sabe. Por eso, cada Navidad, se calza el traje rojo y blanco de ese legendario personaje, y sale a recorrer los barrios corpeños para encontrarse cara a cara con los “bajitos”. Como sucede desde hace 19 años, reparte peluches, regalos y bolsitas con golosinas. Este año se armaron más de 700, para que ningún chico de la localidad quede sin su obsequio.
En su casa, los preparativos comienzan unos dos meses antes de las fiestas de Fin de Año, primero haciendo contacto con amigos más cercanos y familiares que siempre apoyan la movida. “Siempre tenemos ganas de hacer esto. Gracias a Dios, la oportunidad se presenta y se concreta: llevar alegría a los chicos que de forma inocente esperan a Papá Noel en su casa, en su barrio, en cada esquina, corriendo detrás del móvil, anunciando su llegada con gritos de júbilo. Son esos momentos en los que el corazón comienza a latir fuerte. Algunos salen de la pileta, otros interrumpen sus juegos o lo que estaban haciendo para poder hacerse presente”, manifestó el protagonista de esta cruzada, que en las redes sociales se lleva los mejores comentarios y muestras de agradecimiento.
Es que muchos de los que hoy lo miran desde lejos, crecieron viendo a este personaje, montado en una moto, arrastrando el carrito con regalos.
Hubo cerca de veinte sorteos por barrio que incluyeron peluches y otros regalos, y en la Radio Líder hicieron el cierre de la “travesía” con el sorteo de los diez premios principales, entre ellos tres bicicletas, pelotas, rollers, skate. Había cosas nuevas y usadas en buen estado, buena parte de ellas producto de las donaciones.
La caravana pasó, entre otros, por la Zona Oeste, barrio 8 de Diciembre, San Cayetano, Ruta 6, barrio 20 de Junio, San Antonio, Polideportivo, Ex Jovino, barrio Santa Catalina, barrio San Martín, culminando con una recorrida por el centro del pueblo y el Hogar de Ancianos, donde “Chino” visitó a un personaje del pueblo conocido como Manele, que si bien es grande, tiene alma de niño.
Para que la tarea sea completa, permaneció unos momentos en la plaza San Martín a fin que todo aquel que no había recibido su bolsita, pudiera acercarse a retirarla.