Con una marcada caída en las ventas, incontenible cierre de locales, y dificultades crecientes por la devaluación y la pérdida del poder adquisitivo, desde la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP) afirmaron que el 2019 se despide como un año muy negativo para el sector.
El impacto por la inflación, la disminución del valor del peso frente al dólar, el aumento de los alquileres y el valor de los servicios, y el escaso margen de los salarios provocando que los consumidores prioricen comprar solamente lo más urgente, desencadenó que cerca de 500 comercios posadeños se vieran obligados a cerrar sus puertas para la atención al público durante el 2019.
Así lo evalúo el presidente de la CCIP, Carlos María Beigbeder, al realizar el balance anual del sector comercial que en sus factores negativos se emparenta con todos los años transcurridos durante el mandato del expresidente Mauricio Macri.
“Para nuestro sector el 2019 fue un año muy malo, fueron cerca de 500 los locales que cerraron solamente en Posadas. Hubo muchos cierres de negocios, la era de Macri dejó cerca de 2.000 puntos de venta cerrados en nuestra ciudad, no fue un buen año éste ni los anteriores. Han bajado sus persianas tiendas de electrodomésticos, de ventas de ropa, despensas, kioscos, mueblerías, cerraron un montón de negocios en todos los rubros”, apuntó Beigbeder en diálogo con PRIMERA EDICIÓN y agregó: “Con esos cierres, este año perdieron su fuente laboral en comercios cerca de 600 familias posadeñas, considerando a los contratados de manera directa. En los cuatro años del macrismo la cifra llega a cerca de 3.000 familias que se quedaron sin trabajo”.
Consultado sobre cuáles fueron las medidas del Gobierno nacional que tuvieron mayor impacto sobre el desarrollo del sector comercial, el titular de la CCIP indicó: “Algo positivo para remarcar fue la quita del IVA a algunos productos de la canasta básica, eso estuvo muy bien, fue una buena medida”.
“Por el contrario, el cepo al dólar es una mala medida, aunque no queda otra, porque demostró la incapacidad que tuvo el Gobierno. La falta de controles de los precios determinados por las industrias también terminó impactando de manera directa en el bolsillo del consumidor. Nadie controló al sector industrial que fijó los precios de la forma que tenía ganas y por eso hemos terminado un año con una inflación muy elevada, de más del 70% en lo que es la canasta. Otra medida negativa fue no haber controlado a los bancos para que las tasas de interés se mantengan en niveles lógicos, hoy tenemos tasas de interés demasiado altas”, consideró.
En relación a la pérdida del poder adquisitivo que empuja a los clientes a seleccionar minuciosamente las compras y cuidar el poco dinero que tienen, provocando grandes pérdidas para el circuito comercial, Beigbeder manifestó: “Si los sueldos incrementan un 30% pero los precios aumentan un 70% se pierde mucha capacidad de compra, eso es lo que después deriva lamentablemente en el cierre de los negocios que tienen poco movimiento”.
“La actividad de las ventas cayó este año más del 40% en volumen, en comparación con el 2018. Los comercios de venta de electrodomésticos son los que más perdieron en esta etapa. Ese rubro se desarmó, a los clientes les cuesta mucho poder comprar los bienes durables. En tiempos de crisis la gente prioriza cubrir otras necesidades más básicas, como la comida diaria. Las casas de electrodomésticos están muy comprometidas porque tuvieron años muy negativos. Se vio que grandes firmas entraron en grandes problemas, como fue el caso de Ribeiro en Eldorado”, señaló.
Por otra parte, analizó la asimetría con Encarnación, que afecta al flujo comercial posadeño. “Nosotros tenemos un problema constante con Encarnación, que hoy quizás no es uno de los más importantes pero sigue estando latente. Convivimos con una ciudad enfrente que tiene niveles de impuestos muy inferiores a los nuestros”, subrayó y amplió: “Encarnación crece tanto, en comparación con Posadas, porque es un lugar muy rentable para el inversor. Vienen ofertas de otros países que deciden invertir para generar un proyecto nuevo. En Posadas no faltan ideas pero el problema es que no hay financiamiento. Cualquier empresario que quiere buscar una rentabilidad analiza cuándo va a terminar de recuperar la inversión, entonces dice que los primeros dos años son de retorno de la inversión para recuperar los gastos, mientras que los siguientes dos años son de ingreso y ganancia, y luego para renovar los bienes de capital que se pusieron. En Paraguay esa cuenta te da en tres o cuatro años, mientras que en Argentina la cuenta se lleva unos 10 o 12 años, y sin ninguna proyección, transparencia ni credibilidad. En Paraguay hay previsibilidad, tienen un 2% de inflación anual pero en Argentina el 2% de inflación es quincenal. Ninguna empresa quiere invertir en nuestro país porque no hay transparencia ni seguridad, lo que sí hay es mucha incertidumbre”, comentó.
Sobre las expectativas que genera el cambio de gobierno a nivel país, Beigbeder opinó: “En referencia a las medidas que tomó Alberto Fernández hasta el momento no tenemos muchas expectativas, parece que todo va a estar más apuntado a darle planes, ayudas y prebendas a la gente, a diferencia de las empresas y corporaciones que van a quedar desmedidas. No se puede generar riquezas sacándole al resto, y el esfuerzo lo hace siempre el sector privado, nunca el Estado. Tenemos un Estado que cada vez demanda más impuestos pero por otro lado el sector privado cada vez es más chico y menos competitivo, está más en riesgo y así los negocios no funcionan”.
A nivel provincial
Por su parte, Nelson Lukoski, integrante de la Asociación de Comerciantes Misioneros, afirmó a este Diario que “el año fue muy negativo porque no hubo reactivación en ningún momento. Hubo algunos casos muy puntuales de repunte por la mejora en la venta de la carne que se dio en febrero y también ahora cerca del fin de año, pero fue algo muy escaso”.
En relación al nivel de ventas en los comercios misioneros, Lukoski remarcó que “fue en caída durante todo el año. Por el lado de los clientes, sabemos que el poder adquisitivo fue bajando mes a mes. Se reactivó un poco en los meses en los que hubo un parate en la inflación, llegaron a ser unos tres meses donde hubo un acomodamiento y estabilidad de los precios, pero luego se dispararon nuevamente”.
“La caída del poder adquisitivo de la gente se notó demasiado. Obviamente que también lo que no se pudo hacer fue la renovación de las herramientas de trabajo. En nuestro rubro se sintió que no hay ningún tipo de renovación, la reposición de maquinarias fue prácticamente nula, por ahí se recurre a reparar las cosas que se rompen pero no hubo una reposición de una heladera o una motosierra, por ejemplo”, graficó.
Al ser consultado sobre la cantidad de negocios que debieron cerrar en la provincia durante el 2019, el comerciante contestó: “Todavía no tenemos una información precisa sobre la cantidad de negocios que han cerrado en el año, pero lo que se puede destacar negativamente es la proliferación de la venta callejera y comercios sin ningún tipo de habilitación, lo mismo sucede con las ventas online que en muchos casos son hechas por vendedores que no están habilitados para ofrecer productos”.
Al mismo tiempo expresó: “Entre las principales cuestiones que afectaron a los pequeños comerciantes pasó que prácticamente todos los mayoristas empezaron a hacer ventas minoristas. Por eso, nosotros fuimos perjudicados por las bajas ventas, pero esto también fue acentuado por la decisión que tomaron todos los mayoristas instalados en la provincia de vender al consumidor final. En definitiva eso es lo que más nos afectó en el 2019”.
Por el otro lado, reconoció que “la quita del IVA en los productos de la canasta familiar fue una medida y un beneficio importante. Después de la quita del IVA la gente comenzó a manejarse más con los productos principales de la canasta básica, pero mes a mes, no es el nivel de compras de antes, la gente compra lo mínimo porque no tiene plata en los bolsillos”.
Lukoski valoró la existencia de los programas provinciales de descuentos para el cliente y beneficios para los comerciantes, con la extensión de los “Ahora”. En ese sentido, manifestó: “En la provincia fue un gran beneficio el funcionamiento de los planes ‘Ahora’, de cierta manera reactivaron el movimiento en los negocios que se adhirieron”.
Dentro del complicado panorama para el rubro de los comerciantes, apuntó que “tenemos la expectativa de que la economía se reactive y todo mejore con el nuevo Gobierno nacional, para eso es necesario que se mejore el poder adquisitivo, que la gente tenga plata en la mano, porque eso lleva a que se vuelva a reactivar el trabajo. Si no se reactiva el trabajo vamos a seguir viviendo del Estado, cómo se ha hecho en los últimos tiempos. El Estado está tratando de poner un poco de dinero en los bolsillos de la gente para que se reactive la economía, pero la reactivación real se va a dar con la obra pública que en algunos casos conlleva a que esos trabajadores consuman en los supermercados y comercios barriales, es el cliente con el que más trabajamos”.
“Es todo un combo, pero por ejemplo ahora a fin de año estamos igual que el año pasado, hasta el momento no se ha vendido nada, la gente compra lo mínimo”, finalizó.
Pérdidas de puestos laborales en Eldorado
Cabe recordar que algunas de las situaciones que este año demostraron con mayor crudeza el impacto de la crisis económica sobre la actividad comercial en la provincia y los puestos laborales, se registraron en Eldorado.
En la ciudad conocida como la “Capital del Trabajo”, a fines de noviembre luego de pagar los sueldos con atraso durante varios meses, cerró en forma definitiva la sucursal de la cadena nacional de electrodomésticos Minicuotas Ribeiro.
Sin notificación previa, aunque conocían las complicaciones que atravesaba la empresa a nivel nacional, los empleados de Eldorado se encontraron con la desagradable sorpresa mediante un cartel pegado en la puerta del local donde se avisaba el cese de las actividades.
Esta situación despertó la preocupación, aún latente, de los trabajadores de la misma firma que se encuentran repartidos cumpliendo funciones en las sucursales de Posadas, Oberá y Apóstoles.
Un tiempo antes, cerca del final de octubre, se había dado un golpe previo al estado laboral de los ciudadanos eldoradenses por la crisis que afectó a la fábrica de zapatillas Dass. Luego de varias reuniones entre las partes en conflicto, por la etapa de conciliación obligatoria, se confirmó el despido de 300 empleados de la empresa Dass (la mitad del plantel que se mantenía hasta ese momento en Eldorado).
Al mismo tiempo, el sector empresarial asumió el compromiso de mantener abierta y en funcionamiento la planta durante el 2020 con la otra mitad de sus operarios.
En relación a esto, remarcaron que se llegaba a esa complicada instancia por la caída de la producción y la baja demanda, producto de la crisis económica que afecta al sector industrial en todo el país.
En ese entonces desde la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (UTICRA) justificaron que la respuesta obtenida por el sector empresarial podía haber sido peor “porque se prevía que la cantidad de cesanteados podía superar a los 400 trabajadores y hasta se hablaba de un posible cierre definitivo de la planta”.