Danidia Luisa Villalba, o “Chiquita Bárbaro”, como la conocen todos en Oberá, nació el 21 de junio de 1919 en Santa Ana. Hija de Carmen Camila Garrido, directora de la escuela primaria de Santa Ana, y de Luciano Villalba, propietario de la carnicería del pueblo.
Quien recientemente celebró sus cien años, cursó sus estudios primarios en la localidad que la vio nacer, y de muy joven aprendió a conducir, así que se convirtió en chofer de su madre, a quien a diario trasladaba hasta el establecimiento educacional.
“Chiquita” creció en una familia con cinco hermanos, y conoció al amor de su vida, cuando tenía 17 años. El afortunado era Mario Bárbaro, un agricultor de Oberá que recién había cumplido con el servicio militar. Se casaron dos años más tarde de ponerse de novios, el 17 de diciembre de 1938.
Ya instalada en la ciudad nativa de su esposo, se convirtió en el pilar de la familia que empezaron a construir. La que con los años se convirtió en uno de los grupos familiares más reconocidos de la Zona Centro.
Así… llegaron los hijos: Chichi, Toti, Ñata, Lili, Marica, Mario y Luis. “Dedicó su vida a su marido y a sus siete hijos, pero también encontró tiempo y compromiso con la actividad social. Presidió la comisión de la Guardería Infantil y la Fundación de la Escuela Normal Nº 4, de Oberá. Además ayudaba a su marido en el secadero, manejando el camión, para buscar la yerba cosechada”, comentaron los integrantes de su familia. Sus hijos no dudan en reconocerla como una madre abnegada, muy buena cocinera, cariñosa, alegre y divertida.
En 1988 “Chiquita” y Mario Bárbaro, celebraron los 50 años de casados. Festejo que permitió a la pareja reafirmar el amor, abrazar el camino recorrido con el orgullo de haber formado hombres y mujeres de bien, fin único para quienes forjaron un trayecto sólido en base a los valores innegociables, parte de sus raíces. Lamentablemente ocho años más tarde, en 1996 y a los 79 años, falleció su compañero, amigo, padre de sus hijos, su gran amor.
Pero todo lo cultivado en tierra fértil, cuidado, contenido y defendido ante cualquier riesgo, no podía dejar de dar buenos frutos. Esa familia que amorosamente formó con su esposo, fue la que la ayudó a recuperarse esa gran pérdida y, gracias a la fortaleza que la caracterizó siempre, salió adelante.
Lejos quedaron los tiempos de preocuparse por que nada faltara en casa. Ahora, “Chiquita” disfruta de la gran familia que supo formar y que día a día crece.
En su interior repasa las vicisitudes de una vida plena, se emociona, sonríe. Alrededor todos celebran sus cien años de vida.
Ya no son solo sus hijos, se sumaron los 21 nietos, 41 bisnietos y 5 tataranietos. “Como abuela, ‘Nona’ siempre está con una sonrisa, es muy cariñosa, alegre, chistosa, transmite mucha energía positiva y optimismo. Es una mujer fuera de serie”, afirmaron sus nietos, quienes le desean:
FELICES 100 AÑOS NONITA!!