El 13 de mayo de 1973 nacía uno de los proyectos más ambiciosos en el plano habitacional y urbanístico de la capital provincial: Villa Cabello, que con el tiempo pasaría a convertirse en uno de los barrios más populosos de Posadas.
Hoy, al cumplirse 51 años de la fundación de este histórico conglomerado capitalino, se rinde homenaje una vez más a los impulsores de la gesta: el sacerdote Juan Markievicz, la señorita Ruth Ingrid Schmitd y la hermana Franziska Hohenwieser, entre otros tantos nombres.
Un poco de historia
Para los que no conocen la historia de Villa Cabello, ésta comenzó a gestarse en el día de la Virgen de Fátima, el 13 de mayo de 1973.
En dicha jornada, un grupo de laicos convocados por el padre Juan Markievicz comenzó a trabajar con el ProSoCri (Promoción Social Cristiana), que daría inicio a los cimientos de este vecindario, tras ser inscripto dentro del Movimiento Familiar Cristiano conocido como “Familia Kolping”.
Este grupo de voluntarios trabajó en la promoción de viviendas, el cuidado de la salud, la educación y la formación religiosa. Primero se delimitó un área de acción y el proyecto original se inició en la chacra 150, sobre doce hectáreas baldías.
Luego se extendió por el resto de la zona Oeste, de cara al río Paraná, en las chacras 149, 148, 147, 151, 152, 153 y 154, y posteriormente sumó otras aledañas más.
Allí comenzó la construcción de viviendas para familias humildes. Dichos terrenos se compraron con el dinero que consiguió la hermana Hohenwieser en Alemania, producto de la donación de mujeres que vendían sus cabelleras -tras ser cortadas en Misiones- y exportadas a distintas fábricas de hacer pelucas, en Alemania y el resto de Europa.
Esta acción que comenzó a difundirse de boca en boca le daría el nombre con el cual hasta la actualidad se conoce a Villa Cabello.
Casi una ciudad
Vale resaltar que hoy es uno de los asentamientos más grandes de Posadas. Según el último censo nacional, de 2010, ya contaba con más de 80 mil habitantes.
Hoy, a más de medio siglo de su fundación, cuenta con todos los servicios que cualquier “gran ciudad” debería tener, como colegios -primarios, secundarios y terciarios-, universidad, banco, cajeros automáticos, centros comerciales, clubes, espacios recreativos, comisaría, bomberos, museo, hospital de área, múltiples líneas de colectivo urbano, oficina de EMSA, Registro de las Personas y feria franca, entre otros importantes servicios y comodidades.