El Valle del Cuña Pirú es energía, es oxígeno, es belleza, es vida que se absorbe a través de los sentidos. Y la ruta provincial 7 permite vivirlo como aventura, zigzagueante, vestida de pedregosos paredones y verdes precipicios, cielos azules o pintados de rojos atardeceres que evidencian que cada rincón de Misiones tiene vuelo propio.
Aquí, la imponente geografía, naturalmente bella, invita a recrear la vista con los mil tonos de la milenaria verde selva guaraní, una de las zonas de más rica biodiversidad del planeta, con diversas culturas, sabores y aromas.
Son alrededor de cuarenta kilómetros los que recorre esta ruta, dentro de los departamentos San Ignacio y Cainguás, desde su inicio en la intersección con la ruta nacional 12, en Jardín América, y atraviesa distritos municipales de Campo Grande (límite municipal) y Ruiz de Montoya (límite municipal), para finalizar su trazado en la intersección con la ruta nacional 14 luego de traspasar el casco urbano de Aristóbulo del Valle.
Todo su recorrido va en ascenso (en sentido oeste-este, Jardín América-Aristóbulo del Valle), por lo que parte en los 200 metros sobre el nivel del mar, hasta alcanzar los 490; y los miradores a un lado de la carretera, dan cuenta de estos accidentes geográficos.
Transitarla implica atravesar varias comunidades mbya-guaraní, que aprovechan las banquinas para ofrecer sus artesanías.
El parque provincial Salto Encantado, que dentro de sus límites incluye la reserva natural cultural Cuña Pirú, conforma un área protegida de más de 19 hectáreas, considerada una de las áreas de biodiversidad sobresaliente de la provincia, donde conviven urunday, lapacho negro, guayubirá, espina corona y palo de flecha con loro negro, guatambú blanco, cedro y ceibo de monte entre muchas otras especies arbóreas que sirven de hogar a gato onza, puma, gato moro, chanchos de monte y acutí, oso melero y zorro de monte.
La riqueza ornitológica de este oasis merece un párrafo aparte. En cercanías del arroyo Cuñá Pirú se registraron ejemplares de jote cabeza colorada, esparvero variado y carpinteros cuello canela, dorado verdoso y oliva manchado. Los pájaros cantores están ampliamente representados también por el bailarín verde; los anambé verdoso, castaño, común y grande; los fruteros corona amarilla y coronado; y la saíra dorada, entre muchos otros.