Tiene que ser justa para calmar la máxima actividad y seguir activos aprovechando la energía de la acción, que fue impulsada por la energía creativa de la primavera.
Siguiendo el ciclo natural, la energía dará frutos en el otoño y se aquietará en el invierno para cuidar la energía vital y acompasarla al ciclo de la naturaleza. Así podrá reiniciar su proceso en agosto, cuando la primavera vuelve a asomar.
Durante el verano es necesario cuidar los cambios bruscos de temperatura y no abusar del frío de los acondicionadores de aire. Estos pueden provocar dolores musculares y articulares, porque en el verano los poros de la piel están abiertos para mantener fresco el interior del cuerpo. En algunos casos, el frío penetra con facilidad a través de los poros y desarmoniza nuestro organismo, dando incluso un resfrío.
En esta temporada el organismo se desintoxica, por eso es frecuente ver manchas rojas y erupciones, algunas pican y otras no. La comezón surge según el tipo de comida y bebida -como alcohol y gaseosas- ingeridas y por el exceso de medicamentos.
Las alergias, que se manifiestan con rinitis, son causadas por venenos ambientales o de la agricultura. Por eso es bueno ser conscientes y tomar recaudos, como elegir alimentos orgánicos y desintoxicar el cuerpo.
Esta época también es ideal para tomar sol, nuestra fuente máxima de energía. Es fundamental hacerlo con precaución, exponerse antes de las 10 y después de las 16. Sólo el tiempo suficiente, mientras la piel se sienta bien. Pueden ser diez minutos para absorber vitamina D, fortalecer los huesos y sentirse vital. Es importante sentir nuestro cuerpo.
La casa tendría que estar a la sombra en el verano, ubicada de manera que ingrese la brisa fresca y el sol. También hay que plantar y cuidar árboles, que dan frutas y cobijan nidos. En el invierno debería estar protegida del viento frío. Es importante cuidar la humedad para que la vivienda sea saludable. Si se utilizan materiales nobles mejor aún, porque son eficientes a la hora de mantener los ambientes climatizados para no desperdiciar energía.
Acompasar nuestro microcosmos (el cuerpo) al macrocosmos (la naturaleza) es de sabios. Espero les haya sido útil estas sugerencias. Y para cerrar este ciclo les dejo la cuarta virtud, mencionada por Lao Tse – Tao Te King, que es “actitud de ayuda, ésta se manifiesta como servicio a los demás sin expectativa de recompensa”.
Colabora
Laura Noemí Montanía
Doctora en Acupuntura Bioenergética y Moxibustión.
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