Refiriéndonos al Yoga para niños, expresábamos que una buena salud emocional, un cuerpo flexible y una mente tranquila ayudan a mantener el equilibrio en las diversas circunstancias cotidianas. Lo mismo podemos decir sobre las aplicaciones del Yoga para adolescentes y jóvenes, que hoy abordaremos basándonos en enseñanzas de la experimentada maestra argentina Stella Ianantuoni.
Como nuestra práctica se caracteriza por movimientos lentos e inmovilidad en las posturas, se la considera generalmente como una actividad principalmente dirigida a la gente mayor y a quienes sufren determinadas dolencias, por sus numerosos beneficios terapéuticos. Sin embargo, el Hatha Yoga se origina en una antigua disciplina que presupone un cuerpo sano y fuerte, al tiempo que ayuda a mantenerlo en ese estado. Precisamente por eso lo recomendamos a los jóvenes, para que su natural flexibilidad, con la práctica asidua, pueda mantenerse a lo largo de toda la vida.
Además, sabemos que la adolescencia es una de las etapas más problemáticas de la existencia. Perdidos para siempre el cuerpo y la actitud del niño, se experimenta un cuerpo nuevo y una sexualidad novedosa y hasta desconcertante. Además, las exigencias en cuanto a responsabilidad y actitudes son cada vez más fuertes, como corresponde a una etapa de mayor madurez.
Por eso, la decisión de practicar Yoga pone a los adolescentes en contacto con una disciplina que les puede facilitar el manejo de los conflictos e inseguridades propios de su edad, caracterizada por los excesos y la búsqueda constante de límites físicos, mentales y sociales.
Asimismo, les ayuda a desarrollar una imagen positiva de su cuerpo en constante cambio, al que aprenden a aceptar, posicionar y mover con gracia y soltura. De ese modo pueden superar inhibiciones, sentirse cada vez más seguros de sí mismos, controlar mejor sus emociones y reconocer sus límites.
Con ese propósito, las posturas más recomendadas son las que trabajan la espalda y los abdominales que la sostienen, que también pueden prevenir futuros problemas en las vértebras, hombros caídos y dolores lumbares. Y estas posturas pueden encadenarse en series dinámicas o vinyasanas, muy adecuadas para los jóvenes, que se realizan en forma lenta pero sin pausas, con la conciencia puesta en la sincronización del movimiento con la respiración y donde cada postura es una preparación para la siguiente, mientras se va percibiendo el equilibrio y la energía en aumento.
Así, precedidas por un trabajo preparatorio sencillo, se pueden elaborar variadas vinyasanas dejando fluir la creatividad de cada practicante, como por ejemplo ir incluyendo otras posturas a las doce etapas del conocido “saludo al sol”, así como también desarrollar el “maha namaskar” o gran saludo, cuyas veintidós posturas trabajan todos los movimientos de la columna vertebral y flexibilizan todo el cuerpo. Durante la realización de estas series la respiración se mantendrá relajada, suave, lenta, regular y tranquila, marcando el ritmo de la secuencia.
Luego vendrán las posturas de equilibrio, siempre precedidas por ejercicios preparatorios simples. Estas posturas son muy importantes porque permiten conseguir el máximo de quietud física y mental, lo que facilita un estado de concentración fija durante su sostenimiento. Después, gradualmente y con la debida preparación, podrán abordarse las posturas de apoyo sobre la cabeza.
Siempre es conveniente comenzar la práctica de Yoga con ejercicios respiratorios para lograr un estado de calma y concentración, seguidos de algunos estiramientos de columna con percepción del equilibrio del cuerpo y el contacto de los pies con el suelo. Y al finalizar la sesión, los pranayamas o trabajos con la respiración facilitarán la relajación, que puede durar de diez a quince minutos.
Es muy importante que los jóvenes aprendan a relajarse, ya que la relajación física ayuda a la distensión mental y, conociendo sus beneficios, podrán hacerla cada vez que la necesiten.
Así, cuando las energías del cuerpo y la mente convergen de un modo equilibrado y armónico en la clase de Yoga, en la hora del ahora, estos jóvenes no sólo podrán enfrentarse después con nuevas exigencias en los estudios y en el trabajo, sino que descubrirán un maravilloso mundo interior al manejar positivamente sus estados de ánimo, emociones y pensamientos. Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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