Presos en el extranjero. Aunque no fue literal, algo así vivieron nuevamente ayer un centenar de argentinos que aguardaban en Encarnación por regresar a Posadas a través del puente internacional. Sin embargo, la sensación de encierro no tuvo que ver con las horas de espera ni el calor, sino con la denominada “mafia de los cruces vip”, cuya presencia esta vez generó desmanes e, incluso, un verdadero escándalo.
Ante el reclamo de quienes aguardaban en la fila, la reacción del otro lado fue mediante violencia física y amenazas. Y justamente una de las víctimas fue ayer nada más y nada menos que la ministra de Derechos Humanos de Misiones, Lilia “Tiki” Marchesini, quien terminó hospitalizada tras el enfrentamiento. La situación es cada vez peor.
“La gente se tiene que cuidar. Lo que vivimos fue una situación de riesgo. Nos cruzaron dos automóviles, se bajaron para golpearnos y nos amenazaron de muerte. Parecía una película. Fue una pesadilla”, relató Marchesini en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, aún conmovida por lo sucedido.
Una mañana de furia
Todo comenzó alrededor de las 10.30 de ayer en el acceso al puente San Roque González de Santa Cruz, del lado paraguayo. Allí, casualmente y al decir de los testigos, funcionarios de Migraciones y de la Policía de Tránsito de Encarnación cerraron el ingreso al viaducto con conos y una barrera.
“La excusa que nos dieron fue que la Aduana argentina no daba abasto, no tenía casillas. Sin embargo, pese a ello, comenzamos a notar que lentamente pasaban de a dos o tres autos y les permitían ingresar al puente”, relató Marchesini. “Todos empezamos a bajarnos y empezamos a preguntarnos qué pasaba, por qué algunos de más atrás pasaban y nosotros no”, agregó la ministra.
Las sospechas se transformaron en realidad una vez que varios de los automovilistas relataron que motociclistas de civil les habían ofrecido “hacerlos pasar” a cambio de 1.500 pesos. “Con algunos contactos de Posadas pude saber que en la Aduana argentina habían abierto dos casillas más y que el puente estaba ocupado apenas en un cuarto de su capacidad por automóviles”, relató Marchesini, quien contó entonces que entre varios resolvieron encarar hacia los funcionarios que obstaculizaban el acceso al puente internacional.
“Enseguida entendimos lo que realmente sucedía. Es una mafia donde intervienen todos los actores. Por eso, la gente decidió cortar el tránsito de los vehículos que intentaban pasar de esta manera, clandestina”, recordó la ministra, quien entonces aseguró que, entre varios, optaron por “intentar filmar y sacar fotografías de lo que sucedía, de las coimas que se estaban cobrando”. Se generó entonces un caos y los “mafiosos” no tardaron en tomar cartas en el asunto. Ya habían pasado dos horas de espera.
“Mandaron a gente de civil, a los mismos que cobran. Una de estas personas nos tiró el auto encima y se bajó para pegarme, nos empujó y amenazó. ‘Ustedes acá no son nadie, los podemos matar acá y a quién le van a ir a contar’, nos dijeron”, rememoró Marchesini, quien producto del encontronazo sufrió una distensión en uno de los dedos de la mano.
Ante la tensión y el “apriete”, quienes esperaban solicitaron la colaboración de los efectivos de la Policía Nacional del Paraguay que hacen guardia en la frontera. “Vieron todo lo que pasaba y sonreían. Se reían. Realmente fue una película lo que vivimos”, confió la funcionaria, quien había cruzado a Encarnación para visitar a sus familiares. Comenzó la fila a las 10.30 y llegó a Posadas recién a las 15. “El tema no es la cola, la espera, es esta mafia que opera y que nos hace a todos esclavos de ella”, reflexionó.
Para colmo de males, Marchesini relató que, una vez que pudieron acceder al puente, vieron con asombro cómo los dos vehículos en los que viajaban quienes minutos antes los habían amenazado ingresaban a la Argentina antes que ellos, entre camiones y colectivos, por el carril de sobrepaso.
La ministra terminó la tarde en el Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga, donde recibió las curaciones correspondientes. “Tengo un dedo entablillado y nada más. Afortunadamente no fue una fractura, pero esto no puede seguir así. Somos esclavos. Lo que vivimos hoy (por ayer) fue estar preso, detenido, en otro país”, consignó.
Ante tal situación, Marchesini aseguró que durante los próximos días analizará la posibilidad de realizar una presentación consular. “Esto ya es una cuestión de consulados, de gobierno, además de que tenemos que cuidar a los misioneros que van a Paraguay. No sé cuántos autos había en esa fila, alrededor de 150 quizás. Y todos en una situación de extrema vulnerabilidad”, refirió la titular de Derechos Humanos, quien indicó que la propia cartera se va a interiorizar al respecto “porque así lo han pedido los conductores que vivieron todo esto”.
Aún conmovida por lo sucedido, la servidora pública lamentó que la situación se viva en un país hermano. “Son personas que están lucrando de una situación irregular, haciéndonos presos a los argentinos que vamos allá. El tema no es la fila, estamos hablando de una mafia que mantiene a todos cautivos”, reflexionó.