Sócrates, hace mucho tiempo, fue un pionero en destacar las emociones ligadas a diversas patologías, siendo el precursor de unir nuestro cuerpo con la mente.
Desde mi punto de vista no hay dudas con respecto a estas señales que el cuerpo emite, los síntomas representan situaciones que nos cuestan resolver.
Pero ¿qué hacer? Ante todo respetar nuestros tiempos a solas con nosotros mismos para poder conocernos.
Es un grave error intentar estar siempre haciendo algo. En mi experiencia cometí ese grave error y hoy puedo tener secuelas de creerme que era indispensable y que no podrían vivir sin mi intervención. Todos pueden. Si nosotros queremos, el día resulta interminable de actividades que no se irán. Pero si intento disfrutar de un buen baño tranquila experimentando la paz de la maravillosa sensación del agua sobre la piel y el descanso merecido de todo tipo de ruidos, lo lograremos. Nuestro cerebro necesita ese silencio, es de ahí, de ese tiempo con nosotros mismos que surge la creatividad para seguir adelante y hacer frente a la monotonía de obligaciones que nos agobian.
Roberto es profesor y consulta porque a los 40 años tiene presión arterial oscilante. Cambió varias veces de medicación, hace caminatas diarias de una hora, se cuida en la alimentación, pero no mejora. Lleva tres años separado, su ex esposa pudo rehacer su vida, pero él no ha salido de citas casuales. Tiene dos hijos adolescentes a los que ve a menudo, pero igualmente distantes entre si, no se siente un padre al que valoran ni respetan.
Se sentía desvalorizado con respectoa a su familia y su trabajo con adolescentes en forma diaria lo descolocaba más. Según la bioneuroemoción, los problemas de hipertensión están dados generalmente por conflictos dentro de la familia, por presiones y tensiones.
A veces uno tiene la falsa imagen de un hombre como poder absoluto como proveedor y le cuesta creer que las emociones puedan enfermarlo, a tal punto que alteraba sus hormonas, cortisol, y esa era la causa de su disbalance de líquidos que ocasionaba tensión arterial inestable.
Como Sócrates en sus tiempos enfatizó: “somos emociones”, a veces a flor de piel y otras disimulamos para luego tener un disparador como la tensión arterial ligada a la desvalorización.
El estilo de vida ordenado y metódico era insuficiente.
Toda guia emocional es un punto basico a tener en cuenta y los que queremos ejercer un tipo de medicina holística reconocemos esto como puntos a englobar en los tratamientos.
La bioquímica corporal responde a nuestras emociones y si podemos detectar esos cambios y tomar medidas, la calidad y bienestar nos acompañaran plenamente.
La Bioneuroemoción es descubrir la guía entre el síntoma y la emoción para trabajarlos en conjunto.
Felíz domingo para todos y que todo lo que sentimos podamos proyectarlo en bienestar para nosotros y nuestros seres queridos.
¡Bendecido domingo!
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
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