Fue en 1919, el día de la fiesta patronal de San Miguel Arcángel, 29 de septiembre, cuando arribó a las barrancas del río Paraná Adolfo Julio Schwelm con el propósito de fundar una nueva colonia.
Esta difícil empresa fue bendecida por el por entonces vicario de Posadas, el reverendo padre Federico Rademacher. Luego, desde la primera misa, el 1 de mayo de 1920, los primero pobladores de la colonia, en su mayoría colonos alemanes y personal de la empresa fundadora, impulsaron la construcción de un templo.
La colonia fue creciendo día a día y con ella el número de feligreses, que se extendieron en una distancia de nueve kilómetros desde el puerto, bajo el patriarcado de Adán Hartmann, cuyo hogar se transformó en el centro de reunión de la incipiente comunidad.
El 3 de junio de 1924, con la presencia del sacerdote Federico Vormann de Puerto Rico, celebraron la misa del futuro núcleo católico del kilómetro 11.
Debido a la continua llegada de familias inmigrantes católicas provenientes de Baviera, se realizaron reiteradas gestiones ante el fundador y ante el padre de la congregación del Verbo Divino para que se le asignara a Eldorado un cura párroco permanente. Las gestiones tuvieron respuesta favorable, al concretarse la designación del padre Jorge Gottschalk como primer cura efectivo de Eldorado, cuya población lo recibió el 20 de marzo de 1927.
El padre Jorge Gottschalk advirtió desde su arribo la urgente necesidad de una capilla para la colonia. Como la comunidad necesitaba un terreno, Schwelm donó una hectárea, además de la primera entrega de dinero en efectivo.
El 12 de febrero de 1928 colocaron la piedra fundamental de la capilla y fue confeccionado un documento firmado por los presentes y enterrado con los cimientos. A fines de ese año concluyó la construcción de la iglesia, hecha a medio ladrillo.
En el día de los reyes magos del año 1929, en la colonia se bendijo la nueva capilla, bajo la protección de la Inmaculada Concepción.
Habían transcurrido diez años desde la primera misa oficiada por el padre Rademacher en las barrancas del Paraná cuando Eldorado contó con su primera capilla, bendecida por el mismo clérigo.
Ya con la capilla construida, faltaba algo: la campana. Los católicos realizaron una colecta para su compra y el fundador aportó el importe para la adquisición de otra. De esta manera, en el año 1930 el padre Rademacher encargó a la compañía Deutz dos campanas de acero fundido hechas en los talleres de Alemania.
El edificio, situado en la avenida Juan Domingo Perón, en el kilómetro 11, fue declarado mediante ordenanza 105/01, patrimonio histórico cultural de Eldorado.