MADRID Y BUENOS AIRES (AFP y Agencias). La vicepresidente española, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró que su gobierno va a “defender con todos los instrumentos sus intereses” aunque aclaró que no les consta la existencia de un proyecto de nacionalización de YPF. El canciller, Juan Antonio Margallo, se reunió con el embajador Carlos Bettini.La vicepresidente española, aseguró que “existe una enorme preocupación en la comunidad internacional” por la situación de la petrolera YPF, filial de Repsol, y advirtió que el Ejecutivo ibérico “defenderá con todos los instrumentos que tiene los intereses de España”.Las declaraciones de la funcionaria se enmarcan en la ola de los fuertes rumores de las últimas semanas que señalan la posibilidad de que el gobierno argentino anuncie cambios accionarios en la petrolera. Sobre la posible nacionalización, Sáenz de Santamaría señaló: “No me consta”. Sin embargo, la funcionaria advirtió que, si llegara a tomarse una decisión en tal sentido, “es muy negativa para los intereses españoles”. “El gobierno español tomará las decisiones que correspondan. Pero le digo una cosa: las medidas no se anuncian, se adoptan. Y si este gobierno tiene que hacerlo, lo hará”, sentenció en referencia al caso argentino y Repsol YPF. Sáenz de Santamaría sostuvo además que los cruces entre ambas partes están afectando no sólo a empresas españolas, sino también a otras compañías, y planteó la necesidad de “desplegar una estrategia en el ámbito internacional”. “A lo largo de la semana se intensificaron los contactos con instituciones y organismos europeos y países de la zona”, advirtió. Cristina puso freno a tiempoCuando tenía todo preparado para anunciar el camino de expropiación de YPF, casi llevada en andas por los gobernadores, la presidenta Cristina Fernández decidió pisar el freno, hacer un análisis más pormenorizado de la situación y recién entonces sí avanzar sobre la petrolera hispano argentina. ¿Qué pasó?. Son múltiples las especulaciones. Se asegura que la presidenta consideró que haber hecho un anuncio el jueves pasado, cuando aún no habían terminado de analizarse todas las consecuencias, habría sido una jugada carente de “timming”, algo imperdonable en política. La mandataria también habría notado que la resistencia internacional preparada por España podía dejar a la Argentina aún más aislada de lo que está ahora en Europa y otros lugares del mundo. Y tampoco habría sido de su agrado cierto estilo de algunos gobernadores, incluso de uno que hasta el año pasado estaba en la vereda de enfrente y adquirió mucho protagonismo en esta ofensiva sobre la petrolera, tal vez demasiado para el paladar K. La jefa de Estado también habría evaluado que, más allá de que YPF sea privada o estatal, demandará años revertir la fuertes necesidades de importar, y no quisiera volver a quedar en la incómoda situación que atraviesa con Aerolíneas Argentinas, un barril sin fondo de dinero de los contribuyentes que administran sin suerte sus niños mimados de La Cámpora. Entre 2003 y 2011 la Argentina multiplicó por 16 sus necesidades de importación de combustibles, porque el crecimiento económico no fue acompañado por las inversiones en el sector petrolero. El año pasado importó 9.500 millones de dólares en combustibles y este año va camino de los 13.000 millones, un golpe muy duro para la balanza de pagos, acompañado de una caída del 46% en las reservas de gas.
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