SAN ANTONIO. La Escuela 776 está ubicada en la Picada 20 de Junio, paraje rural perteneciente al municipio de San Antonio, y brinda educación primaria a aproximadamente cincuenta alumnos, hijas e hijos de productores, en su mayoría tabacaleros, gente de trabajo que aspira a que sus hijos accedan a los niveles de educación a los que ellos no pudieron.Conociendo esta importante herramienta, la educación (a la que muchos no pudieron completar), dedican muchas horas de trabajo y hacen lo imposible para que sus hijos dispongan de un predio en condiciones dignas para cursar sus estudios.PRIMERA EDICIÓN se acercó hasta la escuela para dialogar con su director a fin de conocer la situación imperante. Fabián Figueredo lleva cuatro años al frente de esta escuela como director y conoce cabalmente las necesidades. “Muchas veces tenemos que hacer lo imposible para que nos alcance hasta fin de mes, la partida de nación viene muy atrasada, recién cobramos septiembre-octubre de 2011 y la de provincia viene al día pero el monto es muy escaso”, explicó el director. “Con estas dos partidas tengo que dar desayuno, almuerzo y merienda”.Aporte fundamental“Es difícil, pero tratamos de cumplimentar ese aporte alimentario para los chicos. Conozco escuelas que han tenido que cortar el servicio, nosotros por suerte contamos con la permanente colaboración de los padres, que traen mandioca, zapallo, choclos, porotos, verduras, hasta el pan muchas veces, si no fuera por este aporte que ellos hacen, si dependiéramos sólo de las partidas, no podríamos sostener el comedor escolar”. Según detalló el docente, “compramos harina, levadura y la cocinera elabora el pan propio… economizamos en todo lo que podemos”.“Además de la copa de leche con pan y mermelada que brindamos en el desayuno y la merienda, les servimos un almuerzo variado y nutritivo, casi todos los platos con carne, aunque poca cantidad, porque no nos da el presupuesto”.“Los padres son los que se están esforzando constantemente para juntar los fondos”, reconoció el director”, con lo que ellos recaudan se le paga a la cocinera. “A falta de porteros, son los padres los que se ocupan de limpiar y mantener el predio en condiciones. El comedor (de madera) fue construido por los padres, ellos donaron el material y el trabajo”, recordó. Entre las necesidades más urgentes, Figueredo enumeró “un portero, que el Estado se haga cargo del sueldo de la cocinera, que lo pagan los padres. Este no fue un buen año en la colonia… sería bueno sacarles esa responsabilidad de encima”.
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