POSADAS. La aparición de un video en el que tres de los cuatro imputados por el doble crimen del teniente Carlos Alberto Varela y su esposa Marcela Agüero, acaecido en junio de 2009 en Wanda, cuentan con lujo de detalles los pormenores del hecho fue admitido como prueba en el debate oral y público que se desarrolla en el Tribunal Penal 1 de Eldorado, consignó una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN. La misma especie indicó que no hubo objeción de las partes y por ende, será tenido en cuenta por la terna de jueces a la hora de evaluar las pruebas, paso previo a la sentencia.Al parecer, las imágenes son contundentes y ponen a los cuatro imputados al borde de una resolución condenatoria.En el video se observa a los paraguayos Adriano Jiménez Morales, Carlos Rojas y Juan Rojas Centurión, padre del anterior, hablando del doble homicidio, cómo y porqué lo cometieron.En la conversación sindicarían a José Francisco Duarte como el hombre que organizó todo, que les propuso matar al policía bonaerense y a su esposa para quedarse con la fuerte suma de dinero que supuestamente llevaban -se probó que no era más que una creencia-, el Jeep tuneado y otros objetos de valor.La incorporación de esa prueba termina de probar la participación de los cuatro sospechosos en el doble asesinato que conmovió a la provincia allá por el mes de junio de 2009.Además del video, hay otros elementos probatorios de certeza para condenar a los cuatro a prisión o reclusión perpetua, según pudo averiguar este diario.El debate oral y público continuará el próximo martes en el Tribunal Penal 1 de Eldorado, a partir de las 8.30. La hipótesisPara el fiscal Federico José Rodríguez, los cuatro fueron responsables del aberrante doble homicidio.Actuaron sin piedad para quedarse con las cosas de Carlos Varela y su esposa Marcela Agüero.Para el funcionario, más allá de las hipótesis, y de acuerdo con las pruebas surgidas hasta el momento, no hubo un trasfondo ligado al narcotráfico.Se trató de un robo común, aunque perpetrado con saña y alevosía por personas sin ningún sentimiento de piedad.El teniente Varela, por ejemplo, recibió un balazo en la nuca. Como seguía con vida, tomaron un pedazo de hierro y se lo incrustaron a la altura del cuello, hasta que atravesó el corazón.La mujer, en tanto, fue blanco de tres balazos en el rostro y al menos siete puñaladas en la espalda, según la autopsia.
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