BOGOTÁ, Colombia (AFP y Agencias). Después de haber comenzado a secuestrar a militares y policías en 1996 como estrategia para forzar al Estado colombiano a un canje con guerrilleros presos, las FARC liberaron el lunes a los últimos diez rehenes con uniforme. El grupo entregó a los secuestrados en medio de los fuertes golpes que ha sufrido en los últimos días, entre ellos, la baja de unos setenta miembros en dos bombardeos efectuados el 21 y 26 de marzo. Seis jefes de frentes de las FARC cayeron en la ofensiva estatal, lo que fue calificado por el presidente Juan Manuel Santos como golpes de tanta o mayor magnitud que las bajas del máximo líder del grupo, alias “Alfonso Cano” (noviembre de 2011), y del comandante militar alias “Mono Jojoy” (septiembre de 2010). El sucesor de “Cano” en la dirección del grupo fundado en 1964, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, ha propuesto varias veces un diálogo de paz al Gobierno. Santos dice que también es partidario de la solución política, pero que las FARC tienen que cumplir varias condiciones para ello. El mandatario, en el poder desde agosto de 2010, exige al grupo que libere a todos los secuestrados, corte sus nexos con el narcotráfico y cese sus ataques contra la población civil. Las FARC ya se quedaron sin rehenes de la fuerza pública, pero la cantidad de secuestrados por razones económicas sigue siendo un misterio. En febrero se conoció un comunicado del “secretariado” (cúpula de mando) de la guerrilla que anunciaba el cese del secuestro de civiles con fines de extorsión y catalogaba la decisión como una muestra de buena voluntad para llegar al diálogo. La ex senadora izquierdista Piedad Córdoba, quien recibió a una treintena de rehenes liberados en los últimos meses por la confianza que despierta en las FARC, dice que su tarea como jefe de misiones humanitarias terminó el lunes, pero que ahora tendrá como objetivo acercar al Gobierno y al grupo guerrillero. Para ello se propone pedir a la principal guerrilla del país y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) que informen cuántos civiles tienen plagiados. El escepticismo que despertó en el país el anuncio sobre el fin del secuestro de civiles molestó a “Timochenko”, quien dijo que eso demuestra “la acidez característica de los comentaristas de la gran prensa” sobre las “actitudes de reconciliación”. En los años 90, grupos guerrilleros como el Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), la Corriente de Renovación Socialista (CRS) y el Quintín Lame se desmovilizaron tras llegar a acuerdos de paz. Secuestrados “sin precio político”La Fundación Nueva Esperanza habla de 725 secuestrados desde 1995 que aún permanecen en poder de las FARC. Unos 27 rehenes políticos y militares murieron durante su cautiverio. El colectivo Colombianas y Colombianos por la Paz convenció a las FARC de que terminaran con la crisis de rehenes y renunciaran al secuestro, decisiones que la guerrilla anunció el 26 de febrero, trece meses después de que ejecutaran a cuatro uniformados que retenían en el departamento del Caquetá. Según la Fundación País Libre, las FARC han plagiado entre 2002 y 2011 a 405 personas de las que nada se sabe. Nueva Esperanza cree que son muchos más y eleva la cifra a 725 desde 1995. “Creo que no pasan de cien las personas que continúan con vida”, dijo el director de esta fundación, Gustavo Adolfo Muñoz, quien considera que son secuestrados en el olvido, por tratarse de “hijos del pueblo, hijos de nadie, que no tienen precio político para las partes”. “Fue un trato inhumano” Los militares y policías que fueron liberados el lunes por la guerrilla fueron visitados por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en los dos hospitales donde permanecen en observación. José Forero, Carlos Duarte, César Lasso, Jorge Trujillo, Jorge Romero y Wilson Rojas, Luis Beltrán, Luis Arcia, Robinson Salcedo y Luis Moreno, secuestrados entre 1998 y 1999, fueron entregados a una misión humanitaria en un punto selvático en los límites de los departamentos de Meta y Guaviare, tras lo cual fueron llevados a Bogotá para ser examinados. El mandatario colombiano comentó que los ex rehenes le contaron “anécdotas del tratamiento que algunos les daban, tratamiento muchas veces inhumano”. “La cantidad de enfermedades que tuvieron que padecer. Sufrimientos durante diez, doce, catorce años. Cuando uno piensa lo que debe ser para cualquier persona estar encadenada, secuestrada; eso tiene un gran impacto, muy profundo, en el alma”, se lamentó. “Pero, por otro lado, viéndolos otra vez libres, también ese es un motivo muy importante de regocijo”, dijo. Santos contó que el sargento de la Policía José Forero le regaló un lapicero hecho en madera que lleva la leyenda: “Juan Manuel Santos, Presidente”. “Es algo que voy a guardar por el resto de mi vida, como testimonio de que ojalá sean los últimos secuestrados de las FARC y que esta organización cumpla con su palabra de no volver a secuestrar nunca jamás”, expresó emocionado. Al igual que el lunes, minutos después de la liberación, el presidente colombiano destacó que considera insuficiente este gesto de la guerrilla porque deben ser entregados todos los civiles que siguen secuestrados. “Es un paso que valoramos en su dimensión, pero no es suficiente. Queremos unas muestras más fehacientes de su verdadera voluntad de terminar con este conflicto”, afirmó. Los médicos que atienden a los ex rehenes en los dos hospitales divulgaron sendos comunicados que indican que en términos generales se encuentran en buen estado de salud, aunque algunos tienen secuelas de enfermedades propias de la selva, como paludismo y leishmaniasis, así como problemas visuales y gástricos.
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