OBERÁ. Otalia Rodríguez tiene 103 años y, a pesar de que padece algunos problemas de salud, se muestra vital a la hora de charlar y contar su historia de vida y los inconvenientes que debe afrontar diariamente. Pide asistencia con abrigos para pasar el invierno y que le construyan una casa nueva.A su edad, sigue desempeñando lo que considera una forma de ayudar a la gente: realiza “vencimientos” de distintas enfermedades. “A mí me dicen que soy médica, curandera, pero yo hago el bien, no el mal, lo que yo realizo son oraciones y simpatías”, contó a PRIMERA EDICIÓN.Mientras mostraba las lesiones que tiene en los brazos producto de los sueros que le colocan cuando va al hospital por alguna dolencia, relató: “Acá viene mucha gente todos los días de distintos puntos de Misiones y también de otras provincias. Algunos se sienten perseguidos por el Yasy o el Pombero, otros tienen mal de amor (sonríe); también curo dolores de cabeza, empacho”, expresó orgullosa de lo que realiza hace más de cinco décadas.Dentro de las visitas permanentes que recibe de que vienen por el vencimiento que realiza, se encuentran personas de “San pedro, Leandro N. Alem, Oberá, entre otras localidades y hasta una de Córdoba, que suele venir”, afirmó.“Generalmente son tres vencimientos los que hago y ya se va el mal, vienen mucho por dolor de cabeza, envidia; y todo eso lo saco con brazas y un vaso de agua”, expresó.Precariedad La anciana vive con su esposo, que también tiene problemas de salud. Otalia, por indicaciones médicas, debe mantener una dieta estricta, pero “sólo tengo una pensión nacional y no me alcanza para vivir. Antes criaba algunas gallinas, pero ahora ya no puedo, por eso necesito de la ayuda de la Municipalidad. Antes me daban una bolsa de mercadería, pero ahora ya no lo hacen más, porque me dijeron que no me corresponde”, contó.Otalia comentó que vivió en distintos puntos de la ciudad, actualmente se encuentra en un terreno fiscal en el barrio Caballeriza, donde habita una precaria casa de madera, que según describió tiene muchas ‘deficiencias’”. “No quiero vivir más en este lugar, pido que me hagan una casita en otro lugar. Me cuesta salir para ir al médico, es un barrio peligroso, entonces los remises entran solamente hasta la media noche”, graficó.La anciana dijo además que “necesita abrigos, frazadas, una cama y un colchón, porque los que tengo ya no dan más y no puedo comprar, porque no me alcanza la plata. Gracias a Dios que la gente que viene a vencerse siempre me trae algo de ayuda y eso me permite sobrellevar la situación”, dijo.Para completar el cuadro de situación que debe afrontar Otalia en el lugar donde vive actualmente, cuando llueve, “se inunda todo, el agua entra en la casa, por eso también quiero salir de acá”, insistió.
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