Pablo Roziski (43) fue condenado a doce años de prisión por el delito de “tentativa de femicidio calificado por tenencia de arma de fuego y convivencia preexistente”. El Tribunal Penal 1 de Eldorado lo halló culpable y ponderó la pena por haber baleado en julio de 2015 y provocado la parálisis de la mitad del cuerpo a su esposa, en el hecho registrado en su hogar del barrio Quintas Altas de Comandante Andresito.El monto de la pena impuesta en pleno mediodía de ayer, fue dos años menor a lo solicitado y alegado por el fiscal Federico José Rodríguez.El acusador, durante poco más de una hora de exposición ante las juezas María Teresa Ramos, Lyda Inés Gallardo y Sofía Ana Kleinbielen, pidió se lo condenara al albañil por “tentativa de homicidio” pero con los agravantes del “vínculo y el uso de arma de fuego”.Por su parte, el defensor de Roziski, el exjuez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Juan Pablo Fernández Rissi, instó al Tribunal a inclinarse por la absolución del encartado, ya que según su extensa fundamentación, en el hecho hubo “desistimiento” del autor cuando se interpuso su hijo menor, por entonces de 10 años.Para el fiscal Rodríguez no habrían quedado dudas de que Roziski “disparó a matar” y que si bien no lo logró, “dejó a una mujer en silla de ruedas, parapléjica, sin movilidad de los miembros inferiores y que necesitará atención constante durante el resto de su vida”. También remarcó el perjuicio psicológico que habría sufrido el menor testigo de lo sucedido.De acuerdo a lo debatido en tres jornadas en la sala de audiencias del Tribunal Penal 1 de Eldorado, correspondiente a la Tercera Circunscripción Judicial, Pablo Roziski, el sábado 18 de julio de 2015, atacó con un revólver calibre 38 (marca Colt) a su mujer, por entonces, de 41 años. Según lo sucedido, en la habitación matrimonial discutió con ella, la golpeó y le disparó a menos de dos metros de distancia, solo mediaba el ancho de la cama de dos plazas.El primer proyectil que salió del arma le ingresó por la axila izquierda a la víctima, la que por acto reflejo se agachó y el segundo disparo no alcanzó a darle en el rostro, aunque la impronta o rastro quedó entre la pared y una ventana.El hijo menor de la pareja, hoy de 12 años, habría frenado la locura desatada por Roziski al interponerse y que no continuara jalando del gatillo.Hubo un tercer tiro que el acusado lo habría realizado desde el piso de abajo de la vivienda.El plomo calibre 38 dañó la columna y médula de la víctima y la postró en una silla de ruedas con la mitad del cuerpo, de la cintura a los pies, paralizado y obligada a necesitar asistencia por el resto de sus días.De acuerdo a la declaración de la víctima directa de violencia de género, el calvario se habría tornado recurrente a partir de 2013, cuando denunció a Roziski por amenazas de muerte con armas de fuego y golpes. En esa ocasión se le incautaron tres armas largas y le dictaron la expulsión de hogar y el impedimento de acercamiento a la familia.Pero la relación sentimental volvió a entablarse a los pocos meses, con seguidillas de agresiones físicas y verbales, que tuvieron el momento de mayor gravedad, como se mencionó, en julio de 2105.Los testimonios del menor y el de su madre, fueron clave para reconstruir el ataque y no habrían dejado dudas sobre lo sucedido. Irascible y en supuesto estado de ebriedad disparó y si el niño no intercedía el resultado habría sido un asesinato.
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