Brasil debería anunciar el jueves datos de crecimiento positivos en el primer trimestre de 2017 después de dos años de recesión, pero la noticia difícilmente borrará la incertidumbre que se apoderó de los mercados a raíz de la crisis que acecha al presidente conservador Michel Temer. La tormenta política, desatada hace dos semanas por sospechas de corrupción contra el mandatario, enfrió también el optimismo sobre recortes más acentuados de la tasa de interés en la reunión del Banco Central (BCB) que concluirá este miércoles. El instituto de estadísticas IBGE debería anunciar un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de 0,9% en el primer trimestre del año respecto al trimestre anterior, aunque con una contracción de 0,3% respecto al mismo periodo del año pasado, según la estimación promedio de 20 analistas e instituciones consultados por el diario económico Valor. Este sería el primer resultado trimestral positivo del PIB desde fines de 2014, cuando el país se hundió en la recesión, con una contracción económica de 3,8% en 2015 y de 3,6% en 2016."Dejamos atrás la mayor recesión que la historia brasileña haya conocido", afirmó Temer este martes en un foro con empresarios en Sao Paulo, adelantándose en dos días al anuncio oficial.<p lang="pt" dir="ltr">Meu Governo devolveu ao Brasil o caminho do desenvolvimento. Não nos afastaremos desse caminho. <a href="https://twitter.com/hashtag/InvestBR?src=hash">#InvestBR</a></p>— Michel Temer (@MichelTemer) <a href="https://twitter.com/MichelTemer/status/869546502166806528">30 de mayo de 2017</a> El mandatario aprovechó la ocasión para defender sus impopulares reformas, sobre todo las del sistema de jubilaciones y de la legislación laboral, claves a sus ojos para apuntalar el crecimiento, "en nombre de los más de 14 millones de desempleados que tiene el país". "No permitiremos que (…) medidas populistas vuelvan a poner en riesgo el presente y el futuro de los brasileños", agregó Temer, que llegó al poder el año pasado tras la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff por el Congreso. "Llegaremos al fin de 2018 con la casa en orden", agregó, en claro desafío a quienes apuestan por su partida antes del fin del mandato en curso. Pero difícilmente su optimismo será contagioso, en un ambiente dominado por las denuncias de corrupción que pesan en su contra desde la divulgación de una grabación en la que parece dar su aval al pago de un soborno.<p lang="pt" dir="ltr">O que nos guiou foi um sentimento de responsabilidade. E se de fato queremos um futuro melhor, não há plano B. <a href="https://twitter.com/hashtag/InvestBR?src=hash">#InvestBR</a></p>— Michel Temer (@MichelTemer) <a href="https://twitter.com/MichelTemer/status/869546558043299840">30 de mayo de 2017</a> La semana pasada, la agencia de calificación financiera Standard and Poors indicó que podría rebajar la nota de riesgo soberano de Brasil y Moodys redujo la perspectiva de su rating emisor de estable a negativa. S&P alegó temores de "parálisis política" y Moodys apuntó un "aumento de la incertidumbre" respecto a las reformas. El anuncio se verá seguramente opacado, además, por la divulgación el miércoles de los datos del desempleo récord, que ya afecta a 14,2 millones de brasileños y que debería subir dos décimas, a 13,9%, según la consultora Gradual Investimentos. Las denuncias de corrupción dentro del megafraude a Petrobras tienen en la mira a los principales ministros de Temer y a decenas de legisladores de prácticamente todos los partidos. Según el analista independiente Felipe Queiroz, un PIB positivo sería "marginal", pues Brasil enfrenta "una coyuntura recesiva", agravada por "los recortes del gasto público y de las inversiones y por el crecimiento del desempleo".
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