Señora Directora: Lucy Olmos y su hijo, Fabio Durán, conocidos como “los transportistas”, han permanecido encarcelados durante ocho años, sin sentencia firme, por un delito que afirman no haber cometido.El riesgo del error judicial (que una persona inocente sea privada de la libertad) es enorme y debe preocupar al Poder Judicial, pero también a toda la sociedad. Difícilmente podremos reparar los perjuicios causados a quien, por error, haya tenido que permanecer una parte de su existencia en una prisión.El Poder Judicial (que integro) tiene una cierta tendencia a la omnipotencia, a erigirse en dueño de la verdad, y sobre la base de esas verdades que, con más frecuencia que la deseada, suelen demostrarse falaces, se dispone de la vida y la libertad de los semejantes con una preocupante liviandad. Los crecientes índices de encarcelamiento bajo prisión preventiva, como los casos de condena errada, corroboran esta afirmación.En este contexto, la resolución del Tribunal Penal 2 que dispuso la excarcelación de madre e hijo, constituyó un hecho relevante para la defensa de las libertades y un Estado de Derecho respetuoso de la dignidad humana. No puedo dejar de destacar la actitud asumida por Hugo Zapana, abogado de los querellantes (los padres de los niños presuntas víctimas), donde en un gesto de hidalguía cívica reconoce que la resolución que dio libertad a los transportistas “hizo valer las garantías constitucionales” y que la mora judicial en resolver en definitiva la situación de los imputados es inadmisible. Saludo al letrado de los familiares de las presuntas víctimas, ya que no interesa de qué lado nos encontremos situados a la hora de defender la vigencia de los derechos y las garantías.Tampoco puedo dejar de expresa mi preocupación frente a algunos trascendidos periodísticos que dan cuenta de que el Superior Tribunal de Justicia misionero podría revertir la resolución que dio libertad a los transportistas. Una posibilidad de esta índole implicaría un severo retroceso en la vigencia de los postulados que defendemos tanto quienes creemos en la inocencia de Lucy y Fabio, como de quienes sostienen la querella en su contra. La suerte de los transportistas sólo puede decidirse el día que exista una sentencia firme, basada en autoridad de cosa juzgada. Esto es, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación se expida en el caso de Fabio y Lucy.
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