CANDELARIA. Hace más de dos años que la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) concluyó la obra de pavimentación de la avenida costanera en el tramo comprendido entre el arroyo Garupá y el paseo urbano de la antigua capital de Misiones. A pesar de ello, los vecinos y turistas no tienen el privilegio de conocerla y menos aún de disfrutarla. De acuerdo a lo relatado por algunos de los pobladores, desde la EBY aducen que todavía resta colocar guardarrailes, barandas de contención y el alumbrado a lo largo del serpenteado camino, que tiene una extensión de unos seis kilómetros.Sin embargo, mientras el ingreso de los visitantes está vedado, porque tanto en el ingreso como en distintos tramos existen altos montículos de tierra, chapas e incluso troncos de árboles que impiden el paso, equipos y camiones cargados con arena van y vienen, destruyendo el asfalto que todavía no fue inaugurado. Prueba de ello son los desniveles que presenta el camino debido al peso que este tipo de transporte representa. Si bien los carteles indicadores señalan que el vehículo que atraviese la zona deberá tener un peso máximo de cuatro toneladas, estas moles rodantes alcanzan las 30 y hasta las 60 toneladas. Miguel Herrera vive en la zona desde hace ocho años. Es uno de los vecinos que pudo apreciar todo el proceso de iniciación de la costanera y espera con ansias que la obra se habilite. Contó que hace alrededor de dos años se terminaron los trabajos de pavimentación y que ahora los responsables aducen que todavía no pueden hacerlo porque no se colocaron los guardarrailes en todo el trayecto, muy sinuoso y con todo el trazado muy próximo al Paraná. Mientras eso sucede, “los camiones que vienen a la arenera están sacando este producto de manera desmedida. Cuando está previsto (un peso máximo de) cuatro toneladas por eje, circulan vehículos de 30 a 60 toneladas y, antes de que se inaugure, ya están rompiendo el pavimento. Como vecinos necesitamos que la habiliten lo más pronto posible. Lo mismo que el alumbrado público, que hace mucho lo estamos esperando”, manifestó. “Al parecer son seis kilómetros hasta su unión con la parte urbana, y en todo ese tramo falta iluminación y la construcción de veredas, que sólo están colocadas sobre el margen del río. Esto por la noche se vuelve bastante complicado por la seguridad”, acotó, al tiempo que recordó que “hay mucha gente que quiere ingresar por aquí y no puede. Encima, con el tema de la construcción de la autovía, hay que hacer una gran vuelta para retornar. Vienen a querer mirar, disfrutar y se encuentran que está clausurado”.Otro frentista se quejó porque “continuamente nos trancan las entradas con montículos de tierra y cuando llueve es imposible salir. No estoy en contra, pero que sean equitativos con los avances”, enfatizó.
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