La Cuenca del Plata se ha convertido en un escenario de extremos y contrastes hídricos, según el análisis del ingeniero Juan Borús, experto del Instituto Nacional del Agua (INA). En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, describió un panorama complejo donde el río Paraná, en su tramo misionero, presenta niveles que evocan la crítica sequía de 2020, mientras que, paradójicamente, la llanura pampeana y el sur de Santa Fe sufren severos anegamientos. También se refirió a las lluvias urbanas intensas en corto tiempo. “La posibilidad de lluvias importantes en áreas urbanas es significativa”, dijo y remarcó que las defensas civiles deben estar atentas.
“Nuestro río es un escenario singular”, afirmó Borús al ser consultado sobre el estado del río Paraná. Y es que, según explicó, si uno mira solamente la alta cuenca del Paraná en Brasil o la cuenca del Paraguay, cree que está en 2020 o en 2021, los peores años de la prolongada sequía que afectó al país durante más de tres años. “Sin embargo, si uno mira un poquito más al sur, se da cuenta de que el escenario es totalmente distinto”.
El contraste es abismal: mientras en el norte persiste la escasez, en la llanura pampeana y el sur de Santa Fe se registran situaciones de anegamiento muy severas, especialmente en las zonas más productivas del país. Esta disparidad, según Borús, responde a una singularidad climática regional que, desde abril, ha estado dominada por forzantes climáticos locales, más que por fenómenos oceánicos como El Niño o La Niña.
“Cuando lo que pasa en el Pacífico se mantiene en márgenes neutrales -explicó-, todo prevalece aquí por los forzantes climáticos regionales. Y eso viene ocurriendo desde abril. Hemos tenido meses muy distintos entre abril, mayo y junio, pero en general lo que prevalece es que los forzantes regionales del clima son los que mandan y dicen dónde va a llover o dónde no”.
El Paraná, entre pulsos ocasionales y caudales bajos
En cuanto al río Paraná, Borús fue claro: no se levanta ni siquiera con el Iguazú. Las lluvias en la cuenca del Iguazú son erráticas y variables, lo que mantiene el caudal en Cataratas por debajo de lo normal, con apenas algunos pulsos ocasionales. “Eso, sumado al poco caudal que viene de la alta cuenca del Paraná, hace que la ribera misionera tenga que conformarse con aguas bajas”.
Actualmente, el caudal que pasa por Yacyretá se mantiene en valores de aguas medias bajas, sostenido gracias a lluvias esporádicas en áreas clave como la cuenca de aporte directo al embalse de Itaipú, gran parte de la cuenca del río Iguaçu, la provincia de Misiones completamente y el este de Paraguay.
“Ahí se han dado algunas lluvias -destacó-, que permiten que el caudal se sostenga. Pero no es una mejora estructural”. Y adelantó que, según los pronósticos, se darían nuevas lluvias sobre Misiones, el este de Paraguay y parte de la cuenca del Iguaçu, lo cual podría generar un leve alivio.
En contraste, el río Uruguay está prácticamente normalizado. Borús explicó que esto se debe a las características morfológicas de su cuenca y, sobre todo, a la regulación directa mediante obras como Machadinho. “Ese grupo de obras en el Alto Uruguay permite que el caudal que pasa por Misiones se mantenga rondando valores normales o la franja media de oscilación”.
Primavera con lluvias normales, pero con advertencias
Respecto al futuro, el ingeniero señaló que, según las conclusiones de la última reunión del Servicio Meteorológico Nacional, prevalecerían condiciones normales de acumulados de lluvia durante toda la primavera en la región. “No solo en la alta cuenca del Paraná en Brasil -lo cual es una buena noticia-, sino también en la llanura pampeana, donde ahora sobra agua. Si las lluvias son normales, al menos no se acentuaría el escenario crítico húmedo”.
Sin embargo, en el río Uruguay podría haber lluvias por debajo de lo normal, un escenario que, según advirtió, “hay que seguir muy de cerca”. Y reiteró que la variabilidad climática regional y mundial está muy acentuada, lo que limita la capacidad de predicción. “Como siempre digo, es la manifestación más evidente del cambio climático, y eso nos limita la capacidad de prospección”.
Lluvias intensas en áreas urbanas: el nuevo escenario
Uno de los puntos más destacados de la charla fue la advertencia sobre lluvias urbanas intensas en corto tiempo. “Si estamos diciendo que puede llover en Misiones, y que la humedad está concentrada allí, la posibilidad de lluvias importantes en áreas urbanas es significativa”, afirmó Borús, quien insistió en que las defensas civiles de ciudades como Posadas, Oberá u otras deben estar atentas.
“Las experiencias que hemos tenido este año no son casualidad. Es parte del escenario más probable al que debemos acostumbrarnos: la posibilidad de lluvias urbanas intensas. Tengamos en cuenta que Argentina es el país de Latinoamérica con mayor concentración de población urbana. Este hecho nos importa muchísimo y por eso lo recalcamos”.
¿Llega La Niña? Habrá que ver
Respecto a la posibilidad de que se declare el fenómeno de La Niña a partir de septiembre o durante la primavera, Borús fue cauto. “La respuesta es sí, claro, hay probabilidad. Pero cuando estamos en una franja neutral, y eventualmente se diera una Niña, habría que ver si alcanza una buena definición como tal o si continúa como Niña débil. En ese caso, el impacto sería más atenuado”.
“Cuando la Niña es fuerte, el efecto en nuestra región es indudable -reconoció-, pero cuando es débil, el impacto no es inmediato. Por eso, hay que seguir muy atentos a lo que pasa regionalmente, no tanto con el clima global”.
Bajo caudal en el Paraná: una realidad presente
Ante la pregunta sobre si podría haber bajo caudal en el Paraná, Borús fue contundente: “Sí, seguro”. Explicó que, mientras no llueva en el Iguazú y el caudal en Cataratas se mantenga por debajo de los 1000 m³/s -cuando lo normal es de casi 2000 m³/s-, y con un Paraná que “no levanta cabeza”, no hay duda de que el caudal será bajo.
“La última semana no cayó una gota en la Alta Cuenca del Paraná y va a continuar así”, alertó. Y anticipó que las oscilaciones de nivel en las tomas de agua de las ciudades ribereñas de Misiones serán significativas, con momentos del día o de la semana con niveles realmente bajos.
Sin embargo, ofreció un dato alentador: “Hemos aprendido a afrontarlo”. Recordó lo ocurrido en 2020, cuando “tuvimos un castigo severo, brusco y rápido”, pero destacó que hoy las tomas de agua fluvial para consumo urbano están mejor preparadas. “Los operadores de las tomas están mejor preparados. El riesgo de tener serios problemas urbanos es hoy menor. Algo aprendimos en este tiempo: somos hijos del rigor”.




