La agricultura del futuro ya está ocurriendo en el presente. Y también en Misiones. Aunque muchas veces se asocia a la tecnología con grandes superficies o empresas multinacionales, lo cierto es que los avances en digitalización, conectividad y análisis de datos están generando nuevas oportunidades incluso para pequeños y medianos productores. El concepto de agricultura 4.0 refiere precisamente a eso: la incorporación de herramientas digitales para optimizar el manejo de los recursos, mejorar la productividad y hacer más sostenibles los sistemas de producción.
Fernando Alvarenga, especialista del INTA Cerro Azul, lo explica de manera simple: “Se trata de aplicar las nuevas tecnologías digitales -como la inteligencia artificial, internet de las cosas, drones, imágenes satelitales- para tomar mejores decisiones en la producción agrícola. Hoy tenemos mucha información disponible, lo importante es saber cómo usarla para planificar mejor y optimizar los recursos”.
Una herramienta clave vinculada a estas tecnologías son los mapas de suelo. En Misiones, el INTA ya ha desarrollado cartografía detallada de los departamentos Guaraní y Alem, y avanza en su difusión a través de talleres de capacitación. “Disponer de información precisa sobre el tipo de suelo permite entender sus características, identificar sus aptitudes productivas, seleccionar los cultivos más adecuados, y definir diversas estrategias de planificación o mitigación si fuera necesario,” señala Alvarenga.
Alfabetizacón AgTech
Sin embargo, uno de los grandes desafíos en la provincia es reducir la brecha tecnológica. “Somos conscientes que hay productores que no tienen buena conectividad o acceso a herramientas digitales. Por eso empezamos con procesos de alfabetización digital, denominados talleres de alfabetización AgTech que son espacios formativos diseñados para acercar las tecnologías emergentes al sector agropecuario y explicar en términos simples y con alternativas que funcionen incluso en zonas con baja conectividad”, comenta el técnico de INTA.
Además de las aplicaciones para los celulares que permiten manejar información satelital, una de las tecnologías que más interés despierta en las capacitaciones es el uso de drones equipados con sensores remotos. Estos vehículos aéreos no tripulados (VANTs) permiten observar desde otra perspectiva lo que sucede en los lotes: identificando zonas con incidencias de plagas, adversidades o deficiencias de nutrientes. “Es información valiosa que puede usarse para la aplicación de insumos de manera precisa, solo donde hacen falta. Eso ahorra costos y reduce el impacto ambiental”, explica Alvarenga.
En el sector yerbatero ya se están viendo los beneficios de aplicar herramientas 4.0. “Existen experiencias en las que, mediante el uso de geolocalización, plataformas digitales y tecnologías aplicadas a la cosecha, se observa una mejor planificación, mayor eficiencia y trazabilidad en la utilización de los recursos y, gracias al registro de datos, una mejor lectura del comportamiento de los lotes a lo largo del tiempo.”, asegura.
Jornada técnica en Cerro Azul
Para compartir estas experiencias y profundizar en el uso de estas tecnologías, el próximo 8 de julio se realizará en las instalaciones del INTA Cerro Azul la jornada técnica “Suelo, sustratos y tecnologías”. El encuentro está dirigido a técnicos, productores, estudiantes y público en general y se enmarca en la celebración por el Día Internacional de la Conservación del Suelo que se conmemora el 7 de julio.
“En la jornada vamos a mostrar cómo acceder a los mapas de suelos disponibles, cómo integrarlos a sistemas de información geográfica (SIG) y cómo procesar esos datos con inteligencia artificial para tomar decisiones acertadas. La idea es que los participantes puedan ver ejemplos concretos, aplicables a nuestra realidad local”, anticipa Alvarenga, quien será uno de los disertantes principales. La jornada es gratuita y abierta a todo público, y busca ser un punto de encuentro para seguir construyendo una agricultura más inteligente, colaborativa y conectada.
Colaboración de Francisco Pascual y Martín Ghisio. Fotografías: Fernando Alvarenga.