El Gobierno tiene como objetivo alcanzar el déficit cero, una meta que muchos consideran necesaria para ordenar la economía tras la crisis heredada. Sin embargo, más allá de lo económico, no existe un plan claro para sectores fundamentales como los jubilados, la educación y la seguridad, lo que refleja una gestión que carece de empatía hacia la población.
En cuanto a los jubilados, no se ha realizado ningún ajuste en los planes sociales, pero sí se les exige un sacrificio a ellos, quienes ya aportaron durante toda su vida laboral. Esta situación es compleja, especialmente porque el sistema fue afectado por políticas previas que permitieron jubilaciones sin aportes, pero los jubilados con aportes merecen un trato justo y explicaciones claras sobre el plan del Gobierno para protegerlos.
El oficialismo debería comunicar con mayor claridad y sensibilidad la importancia de no tener déficit fiscal, explicando cómo se logrará ese objetivo sin dejar de lado a los sectores más vulnerables. La falta de empatía hacia quienes sufren las consecuencias de estas medidas genera un distanciamiento entre el Gobierno y la sociedad.
En materia económica, nadie en el Gobierno aborda abiertamente que Argentina es un país caro, donde el consumo no crece ni se generan nuevos empleos. La clase media es la más afectada por esta situación, y no está claro si esta realidad es temporal debido a la inflación o si se trata de un problema estructural que llegó para quedarse.
La educación también está en crisis, como lo muestran las pruebas Aprender, donde uno de cada dos niños de tercer grado no comprende lo que lee. A pesar de esta alarmante realidad, el Gobierno no ha presentado ningún plan ni anuncio oficial para mejorar la calidad educativa, centrándose casi exclusivamente en temas económicos y reformas estatales.
Respecto a la obra pública, si bien se reconoce que el kirchnerismo la había convertido en sinónimo de corrupción, detenerla por completo no ha sido la solución. Muchas rutas y caminos están en pésimo estado, lo que provoca accidentes y muertes que podrían evitarse. El Gobierno no ha anunciado un plan claro para retomar obras esenciales que mejoren la infraestructura y la seguridad vial.
Asimismo, la inseguridad sigue siendo un problema grave. La muerte de un niño en La Matanza demuestra que hay zonas donde la delincuencia actúa sin control. Grandes áreas de la provincia de Buenos Aires están dominadas por criminales armados, y el Gobierno no ofrece soluciones ni diálogo con las autoridades provinciales para enfrentar este problema que genera miedo y desprotección.
Además, el envío de representantes poco preparados a los medios daña la imagen del Gobierno y aleja a la ciudadanía. Por ello, pareciera que es hora de que aparezcan líderes serios y empáticos que propongan planes concretos en todas las áreas para gobernar con responsabilidad.
Fuente: Agencia de Noticias NA









