El corrimiento de expectativas es una constante en todos los gobiernos, no hay alguno que no haya echado manos de esa herramienta para la práctica política… y esta vez no es distinto.
La inflación de 3,7% fue mucho más alta de lo que pudieron haber previsto las consultoras y de lo que deseaba el Gobierno. Pero con el índice puesto, fue hora de dar explicaciones… y la estacionalidad vuelve a ser la madre de todos los males. En febrero arrancó con 2 y no con 1, como quería el Gobierno, y la responsable fue la estacionalidad. “Si limpiamos el efecto puntual de lo que ha pasado con la carne, la tasa de inflación hubiera sido del 1,8%”, dijo entonces Javier Milei.
Esta vez no iba a ser distinto. El Presidente consideró que el índice del 3,7% de marzo se debió a factores estacionales, como el aumento en educación. Y ya montado sobre la paz del primer día del cepo flexibilizado, volvió el corrimiento de expectativas: “Para la mitad del año que viene se termina el problema de la inflación en Argentina”.