En el marco del mes de la mujer fui invitada a exponer en el Palacio Paz, en la muestra que recibe el nombre de “Las rosas de marzo”.
El Palacio Paz (también conocido como Palacio Paz-Díaz) fue la residencia más grande y una de las más lujosas de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, propiedad de José C. Paz y el fiel reflejo de la arquitectura Beaux-Arts de principios del siglo XX, según los cánones estéticos de la Escuela de Bellas Artes de París. Su entrada principal se encuentra ubicada en la avenida Santa Fe 750, frente a la plaza San Martín. Desde 1938 es sede del Círculo Militar.
Para dicha ocasión preparé una obra nueva para presentarme como siempre llevando el estandarte de mi querida Misiones. Dispuse únicamente de 10 días para prepararme ya que la invitación llegó sobre la hora.
Esta pintura plasma a las mujeres en el primer plano como “maravillas de este mundo” y de fondo una de las maravillas del mundo literal.
Teniendo en cuenta el crisol de razas de nuestra tierra busqué presentarlas en su esencia más pura y bella. Reivindicando conceptos como belleza natural, igualdad, amistad sin fronteras, herencia cultural, valorización de nuestros orígenes. Además busqué darle un toque de naturalidad con la sensación de que ellas observaban las majestuosas Cataratas del Iguazú y se voltean para la “foto” que en este caso sería mi pincel el que haría el “disparo” de la cámara.
La muestra queda todo el mes de marzo. Un pedacito de Misiones en la gran ciudad de Buenos Aires, la ciudad de la furia, se luce allí en uno de los salones del Palacio Paz. Me siento feliz, halagada, plena.
En la entrega de premios de la muestra “Las rosas de marzo” en referencia al mes de la mujer recibí dos menciones para mí muy importantes.
Un diploma de honor por mi “Difusión del arte en el NEA” y una mención especial por “Destacada participación”.
Fui convocada a participar por la Curadora del Palacio la señora Alicia Cunto quien me pidió especialmente que llevara el tapado que me sigue dando tantas satisfacciones.
Quiero contarles que hice un esfuerzo muy grande para poder asistir. Yo elijo llevar el estandarte de mi provincia por voluntad propia.
Es mi elección pintar lo que me representa y lo que admiro, colaborar con el arte local que atiende directamente al rescate de nuestra propia identidad. Remarco esto para que se tome conciencia del esfuerzo que hay detrás de los que intentamos hacer llegar a la gente nuestro arte.
Hagamos costumbre el consumo del arte local, y dejemos de comprar objetos manufacturados importados que no lo realizaron manos argentinas mucho menos misioneras.
Claudia Olefnik
Artista plástica
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