Con la llegada del verano, las guarderías caninas se consolidaron como una solución ideal para las familias que desean viajar sin dejar a sus mascotas desatendidas.
Margarita Paul, quien lidera una de estas guarderías en el barrio Itambé Guazú de Posadas, describió a FM 89.3 Santa María de las Misiones cómo su proyecto, que nació como un acto de amor hacia los animales, se convirtió en un emprendimiento sostenible.
“Trabajamos de enero a enero, pero en vacaciones y fines de semana largos la demanda es impresionante”, afirmó Margarita. Desde hace tres años, ella y sus dos hijos gestionan este espacio hogareño, donde cuidan hasta siete perros a la vez, además de sus propias seis mascotas. “Es una casa de familia. No hay caniles ni los perros están atados. No los quiero tener afuera bajo el sol o la lluvia; aquí duermen adentro, ya sea en sillones, camas, sus cuchas o donde se sientan cómodos”, explicó.
Un servicio personalizado y familiar
El servicio que Margarita ofrece se destaca por ser integral y personalizado. “Los dueños traen su alimento y me indican cuántas veces al día debo dárselo. Seguimos sus instrucciones al pie de la letra”, señaló. Además, garantiza que las mascotas estén siempre en ambientes limpios, con agua disponible y cómodos según las condiciones climáticas: “Les ponemos ventilador, aire acondicionado o calefacción, dependiendo de la temperatura”.
El cuidado se extiende también a la convivencia entre las mascotas. “Cuando llegan, les presentamos a los demás perros uno a uno para ver si hay buena relación. Si no hay onda, los separamos. Pero como no tengo caniles, no puedo recibir a muchos”.
Un precio fijo y una vocación clara
El costo del servicio es de 6 mil pesos por día por perro, una tarifa que no varía según el tamaño ni la raza del animal. “Algunos dicen que los cachorros son más fáciles porque son pequeños, pero son los que más rompen cosas. No cobro por los daños, así que el precio es el mismo para todos”, relató.
La dedicación y el amor por los animales son el corazón de este emprendimiento. Margarita, quien comenzó como voluntaria en un refugio, relata cómo surgió la idea: “Empecé cuidando perritos que necesitaban atención especial en mi casa. Como no tenía un trabajo fijo, decidí dedicarme a esto. Una compañera del refugio me derivó clientes, y el boca en boca hizo el resto”.
Confianza y tranquilidad para los dueños
Para los dueños, la tranquilidad es clave, y Margarita lo sabe. Además de cuidar a los perros, se asegura de mantener un contacto constante con sus clientes. “Les mando fotos, videos y audios, y hay quienes hacen videollamadas o incluso vienen a visitarlos. No tengo problema con eso; entiendo lo difícil que es dejar a una mascota en un lugar desconocido”.
Un sueño por cumplir
Aunque sueña con ampliar su espacio para recibir más mascotas, las limitaciones económicas aún lo impiden. “Quiero hacer una galería para poder aceptar más perros, pero como soy el único sostén de mi casa, todavía no he podido. Quiero que estén bien cuidados, y no los recibiría si no puedo garantizarles comodidad”.
Su guardería no solo es un servicio necesario para muchos, sino también un espacio donde las mascotas son tratadas con cariño y respeto. “Aquí los cuidamos como si fueran parte de nuestra familia”, concluyó.