La economista Marina Dal Poggetto analizó la situación económica y los pronósticos para el año que comienza en relación al empleo. “No es tanto un aumento del empleo, sino un aumento en el subempleo y eso probablemente lo sigas viendo”, sostuvo en una entrevista con Radio Perfil.
Marina Dal Poggetto es economista y directora ejecutiva de la consultora Eco Go. Fue subgerente de análisis macroeconómico del Banco Central, jefa de asesores de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía. Anteriormente fue consultora del Banco Interamericano de Desarrollo, la Comunidad Europea y de UNICEF.
¿Le pasa siempre al campo, que cuando tiene un gobierno cercano desde el punto de vista de sus ideas, le termina yendo peor?
Es que es una combinación de dos cosas. Una es un tipo de cambio que se vuelve a atrasar con un precio de la soja que vuelve a ser muy bajo.
Entonces, cuando vos combinas precio de la soja y le pones el esquema cambiario, estás en un precio que es particularmente bajo y empieza a afectar la rentabilidad, no sé si de todo el campo en general, pero sí de sectores marginales.
El campo alertó de esta situación de manera muy pacífica hasta hace dos semanas atrás, cuando empezamos a ver algunos quebrantos. No necesariamente de empresas del agro, sino fundamentalmente de proveedoras del agro que, frente al cambio de régimen, tuvieron alguna dificultad para pagar parte de la deuda, de los pagarés.
Y eso te vuelve a poner en agenda la situación del campo. Y más que una presión por una devaluación, lo que hay es una presión para bajar las retenciones. El Gobierno en el final del año tenía dos mecanismos: uno era el impuesto país, que expiró el 24 de diciembre.
Y el segundo mecanismo son las retenciones. Y desde el punto de vista macroeconómico habría sido más razonable bajar retenciones y dejar el impuesto país, por el nivel del tipo de cambio. Un impuesto expiraba y el otro, de alguna forma, te hace a la consolidación fiscal. Por lo tanto hay una dificultad para mantener el esquema tal cual está planteado.
Vamos a ver cómo sigue, pero por lo pronto, el Gobierno está usando el esquema cambiario para bajar la inflación. Y la baja en la inflación y la reactivación de la economía, montada en la expansión del crédito que está generando este tipo de cambio cada vez más fijo, es lo que sostiene el caudal político de Milei.
Y es lo que sostiene esta dinámica financiera que retroalimenta positivamente lo financiero, lo económico y lo político de cara al año electoral.
Hay algún paralelismo entre los ‘90 y hoy para el campo. ¿Al campo le afecta un dólar barato?
Sobre el final de los ‘90 hubo un precio de la soja particularmente bajo, 140 dólares que llegó a tener en el gobierno de Fernando De la Rúa con un dólar que se había atrasado. Argentina era cara en dólares, sobre todo después de la devaluación de Brasil en el año 99.
Y lo que tenías era un sector que había acumulado un alto endeudamiento y llegaste al final de la convertibilidad con una situación muy complicada del sector. Mi lectura es que hoy la situación de deuda del sector es mucho menor, no está en la misma situación que en los ‘90.
Sí creo que cuando combinas el precio en pesos de la soja sin retenciones estás volviendo a niveles parecidos a fines de los ‘90. Con una productividad distinta. En vez de un salto en la productividad, tenés un deterioro en términos de caminos, en términos de infraestructura, en términos de presión impositiva adicional a las retenciones.
Es uno de los sectores más competitivos de la Argentina, sujeto a una presión impositiva particularmente alta y distorsiva, porque te cobran sobre el precio y no sobre la rentabilidad.
Las retenciones son un esquema distorsivo, que eventualmente vos lo podés usar como un esquema transitorio cuando el tipo de cambio es muy alto, como fue después de la salida de la convertibilidad.
O cuando el precio es muy alto, te diría que sobre todo cuando el tipo de cambio es muy alto en el arranque de un esquema de estabilización.
El problema es que en Argentina las retenciones se mantuvieron por mucho más tiempo y generaron distorsiones.
Otro sector que empieza a crujir es la industria. Están contentos con un orden macroeconómico más ortodoxo, pero al mismo tiempo están muy preocupados con el tema importaciones y los productos en dólares que hacen falta en la Argentina.
Sí, el problema de la Argentina es que es un país que se abre y se cierra permanentemente. Y el sector privado, de alguna forma se fue adaptando a este esquema tan anómalo. El último proceso de cierre de la economía duró mucho tiempo y la combinación de una economía muy cerrada con una brecha cambiaria muy alta generó una enorme cantidad de distorsiones.
Entonces, vos necesitas un programa de estabilización que te saque de ese entuerto. Ahora, el programa de estabilización que aplicaste es una picardía por no haber aprovechado la corrección inicial y el blanqueo para atrasar el tipo de cambio y acumular reservas. Osea, haber priorizado la baja de la inflación y el rebote en la actividad. Digo, un Banco Central que acumule reservas y un tipo de cambio que se atrase menos a costa de una tasa de inflación más alta.
Hubiera perdido popularidad…
Bueno, hubiera ganado menos popularidad, la pregunta es si hubiera sostenido la gobernabilidad.
Hablaste de cisnes negros. La devaluación de Brasil es uno de esos cisnes negros. ¿Y cuáles pueden ser los otros?
Es que estás en un mundo donde el dólar se está apreciando. O sea, las monedas, Brasil, México, se están devaluando contra el dólar. Y la Argentina, de alguna forma, se está atando al tipo de cambio.
Porque mantiene un esquema de crawl al 2% mensual. Y ya avisaste que lo vas a bajar al 1% mensual, más temprano que tarde, y todavía la tasa de inflación está corriendo por encima de ese tipo de cambio.
O sea, si el dólar se aprecia, vos estás atado a la moneda que se está apreciando, y eso agudiza tu problema de competitividad. Fue lo que le pasó a la convertibilidad. La convertibilidad, cuando arrancó, vos fijaste tu competitividad en función del dólar.
La inflación en dólares siguió de largo. Vos tuviste inflación en dólares, la inflación baja, pero baja más lento, y no va a cero inmediatamente. Y ¿qué es lo que salva la convertibilidad en el año 93? Yo creo que fue el Plan Real. Digo, donde el real se apreció y Argentina ganó competitividad.
¿Y cuál es el acta de defunción de la convertibilidad? Te diría que fue la devaluación del presidente de Brasil Fernando Cardoso en el ‘99, donde ahí vos venías en el año ‘96 en un mundo de tasas de interés altas y dólar fuerte. Y eso te había generado todas las crisis emergentes desde Asia, Rusia, Ecuador, Brasil, etcétera.
Hoy estás en un mundo donde otra vez hay un gran signo de pregunta sobre hacia dónde va ese mundo. Recién el 20 de enero asume Donald Trump la presidencia en EEUU, y hay qué ver cuánto de la agenda de campaña implementa.
En términos de sus aranceles, en términos fiscales, qué es lo que pasa con la inflación, qué es lo que hace la Reserva Federal, y qué es lo que pasa con el nivel del dólar.
Por eso digo, hoy el dólar es una moneda que se está fortaleciendo, y es un interrogante hacia adelante.
Pero quedarte atado a una moneda que se está fortaleciendo no es la mejor idea. El Gobierno, por un lado, habla de que quiere un esquema de tipo de cambio flexible, pero en simultáneo, la señal que le está dando al mercado es una señal de que el crawl va a ir cada vez más despacio.
Entonces, por un lado, hay una señal de que vas a un esquema de tipo de cambio cada vez más fijo, en el marco de los controles de capitales, donde manejás el tipo de cambio oficial y donde manejás el tipo de cambio financiero, volcando oferta a ese tipo de cambio.
Por eso digo, el programa priorizó la baja en la inflación y el rebote del nivel de actividad, a costa de la acumulación de reservas, habiendo mantenido el blend, y a costa de este esquema de atraso cambiario que te empieza a generar problemas de rentabilidad en los sectores claves.
Yo siempre planteo un triángulo donde digo que cualquier programa de estabilización necesita los tres vértices en simultáneo. Uno es un programa macroeconómico, que básicamente consolida las cuentas fiscales y capitaliza el Banco Central.
Un programa micro, que te adapte la productividad sistémica de manera tal que puedas abrir la economía sin generar un desastre en términos de empleo. Mantener la economía cerrada no es una opción si querés cambiar los precios relativos, y vos necesitabas subir tarifas.
Entonces, el cambio de precios relativos requería precios de los bienes más bajos, y eso requiere una economía más abierta. Ahora, abrir la economía con las actuales reglas del juego te genera un problema de competitividad. Me refiero a reglas del juego en términos de esquema tributario, infraestructura, etcétera.
Y después, la gobernabilidad, en términos de que no se te prenda fuego la calle, en términos de que puedas pasar por el Congreso las reformas. Y una de las cosas es que el gobierno está gobernando a fuerza de veto. DNU, y freno al rechazo del veto. Y va a gobernar sin presupuesto. Y si querés evitar que la justicia te trabe… Para que la estabilización funcione en el tiempo, vos tenés que extender el horizonte de las decisiones.
Y dado el esquema de Gobierno que estás teniendo, la extensión del horizonte de las decisiones, parecería ser que ganes las elecciones eternamente. Y ahí empieza la contradicción que estás teniendo. O sea, en la democracia, la alternancia es la norma. Y acá, en vez de intentar construir en el centro, lo que estás haciendo es anulando el centro, y del otro lado lo que tenés es la competencia con Cristina Kirchner.
Otra vez jugando la polarización para aumentar tu caudal político con los riesgos que eso implica.
¿Cómo ves la evolución del empleo y del desempleo, y con el temor de que la situación de devaluación en Brasil se siga profundizando?
En términos de puestos de trabajo, lo que estás viendo es que hay pérdida de puestos de trabajo formales y hay un aumento en los puestos de trabajo informales, sobre todo los asociados al monotributo, que no es informal, pero no es formal.
Sí estás viendo es un menor aumento en la tasa de desempleo. En realidad, cuando mirás ese traspaso de formal a informal, un poco lo que yo pienso es que, a diferencia de los ‘90… la incidencia de la industria en la economía es menor que la que había en los ‘80.
Segundo, tenés nuevas tecnologías y empresas de servicios que absorben rápidamente empleo. Después discutimos cuáles son los ingresos de esas personas. Pero vos tenés una pérdida de empleo de una persona que trabajaba en la industria y al día siguiente, a lo mejor, está operando o manejando un Uber.
Esa persona sigue siendo ocupada desde el punto estadístico, pero en vez de ser ocupada plenamente, probablemente será subocupada. Entonces, lo que estás viendo no es tanto un aumento del empleo, sino un aumento en el subempleo. Eso probablemente lo sigas viendo.
Por eso es difícil imaginar que vayas a tener tasas de desempleo como las que tuviste en la convertibilidad, donde pasaste del 6% de desempleo en los años ‘80 a llegar a casi el 17% en 1996, 1997.
Esto estuvo asociado, en parte, a la ruptura del empleo industrial, pero más que los despidos propiamente dichos, a los retiros voluntarios en las empresas públicas. Creo que esos números no los vas a volver a ver, pero sí vas a ver presión desde ese lado.
Vas a ver una pérdida de ingresos en lo que es la masa salarial formal, que es donde los salarios se están reacomodando. En el sector informal también empezas a ver alguna recuperación por encima de la inflación. Donde no estás viendo ningún tipo de recuperación, y esto es parte de la política oficial, es en los ingresos asociados al sector público. De hecho, la consolidación fiscal está basada en una pérdida de la capacidad de compra, sobre todo de las jubilaciones, y en menor medida de los salarios públicos.
¿Qué puede pasar con el cepo?
Estás viendo una modificación en algunas áreas. Desde el punto de vista de las importaciones, arrancaste con un esquema de pagos que era de 30, 60, 90 y 120 días. Eso lo fuiste achicando. Hoy tenés 30 días y hay sectores que pagan al contado, sobre todo bienes de capital y algunos servicios. Desde el punto de vista de la operatoria de contado con liquidación, has achicado los días de parking. Tenés algunas acciones en lo que era la normativa cambiaria que apuntan a cierta flexibilización.
Ahora, lo que no estás cambiando son los controles cruzados ni el límite de los 200 mil dólares diarios para CUITs del exterior para acceder al contado con liquidación.
Tampoco estás modificando la posibilidad de acceder al tipo de cambio oficial para las empresas que tienen utilidades retenidas, ni para pagar deudas viejas, más allá de lo que fue el BOPREAL. O sea, la ingeniería de los controles de capitales se sigue sosteniendo.
Tu objetivo es bajar la inflación, y el ancla es fiscal. Detrás del ancla fiscal hay un programa financiero que todavía depende de los controles de capitales, el programa financiero de pesos del Tesoro, pero fundamentalmente el programa financiero de dólares del Tesoro, donde lo que estás haciendo es cancelar vencimientos de deuda con reservas.
Recién el viernes pasado anunciaste el primer acceso al crédito, que es un REPO de mil millones de dólares con bancos de afuera, con un costo financiero cercano al 9%.
Y vas a pagar los vencimientos de enero con reservas. Entonces, sin acceso al crédito, con un Banco Central que no acumuló reservas, tu dependencia del cepo, a mi juicio, sigue siendo muy alta.
El Gobierno apunta a conseguir financiamiento para poder levantar los controles de capitales, pero requiere que el tipo de cambio se mueva poco. Entonces, lo que está buscando es una flexibilidad, pero casi con un tipo de cambio fijo.
Mi lectura es que lo más probable los controles de capitales en gran medida se sostengan, por lo menos en el año electoral. El programa económico priorizó bajar la inflación usando el ancla cambiaria y priorizó mantener muy comprimida la brecha, a costa de sostener durante más tiempo el dólar blend.
Al menos durante más tiempo del que se había comprometido con el Fondo Monetario. Y enviando el 20% de la exportación al contado con liquidación, cuya contracara es un Banco Central que compra pocos dólares. Ese esquema te estaba generando mucha presión allá por junio, julio, agosto. Y te diría que a partir de septiembre, fundamentalmente octubre, esa presión desaparece por el blanqueo. El blanqueo te dio dólares que lo están prestando a las empresas del sector privado a través de colocaciones de deuda o a través del financiamiento bancario.
¿A qué nivel de reservas o asistencia del FMI, por ejemplo, sería sustentable la salida del cepo?
En la medida en que mantengas la historia financiera, podrías ir reduciendo los controles de capitales. Y si coordinas ingresos de capitales, podrías incluso levantar las restricciones sin un salto en el tipo de cambio. Ahora, el problema es que quedas muy expuesto desde el punto de vista de que dependes de tener ese acceso al crédito para siempre.
Cuando miras el endeudamiento de los países vecinos, como Brasil, que hoy está enfrentando una corrida, Brasil tiene mucha menos deuda en dólares de la que tiene Argentina. De hecho, la subida de la tasa de interés de la política monetaria complica su programa fiscal. Buena parte del déficit fiscal de Brasil es la cuenta de intereses.
Pero desde el punto de vista de la cuenta de dólares, Brasil tiene 375 mil millones de dólares en reservas y 45 mil millones de dólares de deuda.
Argentina tiene deuda en moneda dura con el mercado, arriba de 92 mil millones de dólares, más deuda con organismos de crédito, incluidos el FMI, por 78 mil millones de dólares adicionales. Entonces, cuando miras el stock de deuda argentino y mirás del otro lado, que no tenés reservas, que tenés reservas negativas… bueno, si te dan dólares, esos dólares te pueden acelerar la dinámica financiera que estás viendo en términos de precio de los activos locales, y eso generar una dinámica cambiaria que sostenga el programa de corto plazo.
Hoy todavía no tenés un programa financiero. Tener un acuerdo con el Fondo te permitiría, eventualmente, acelerar ese programa financiero y empezar a refinanciar los vencimientos de deuda, lo cual es condición necesaria para que este esquema siga. Pero de ahí a poder remover los controles de capitales y flotar sin reservas…
Mirá el ejemplo de los países que construyeron moneda. Primero necesitás un programa fiscal, un programa financiero y un programa monetario. Hoy tenés un programa fiscal. El programa financiero hoy depende del cepo en los pesos y en los dólares.
De hecho, la expansión del crédito se está haciendo con una tasa de interés que está desacoplada. El sector privado está endeudándose a una tasa de interés que está, en gran medida, desacoplada de la tasa de interés que pagaría la Argentina.
O incluso por debajo de lo que se endeuda el soberano americano, en gran medida como contracara de los controles de capitales. Y tenés un programa monetario que está conviviendo con una expansión del crédito que va muy rápido.
Hoy estás remonetizando la economía con controles de capitales. Sacar los controles de capitales …si la historia financiera sigue de largo, de corto plazo hasta podría llegar a tener una compresión en la brecha.
Ahora, el punto es cómo construís algo que vaya más allá, y esa para mí es la pregunta del millón. Por eso insisto: yo siempre pensé que tenías que corregir con controles de capital. A mí el programa original me parecía razonable. O sea, el salto inicial del dólar, vos tenías que sincerar un sistema de precios que estaba roto en Argentina.
Creo que haber sostenido el crawl al 2% durante tanto tiempo, con una inflación que inicialmente tuvo un empuje hacia arriba porque cerraste la economía con el impuesto país, porque desregular el sistema de precios, en simultáneo al shock inflacionario, creo que te atrasó el tipo de cambio más de la cuenta.
Y del otro lado, creo que no haber acumulado reservas aumenta la dependencia de los controles de capitales hacia adelante, o requerís que te presten las reservas.
Ahora, vos requerís que te presten reservas montados sobre un nivel de deuda en dólares que es muy alto para un país que no tiene reservas y que no tiene moneda.