Tras la reunión llevada a cabo el viernes entre el fiscal de distrito de Los Ángeles, Nathan Hochman, y la familia de Lyle y Erik Menéndez, ha generado expectativa sobre el futuro del caso.
Según informó ABC News, la reunión fue parte del compromiso de Hochman de analizar exhaustivamente el caso. El fiscal explicó que su revisión incluye el análisis de miles de páginas de registros penitenciarios confidenciales, transcripciones de los juicios, documentos judiciales, así como conversaciones con fiscales y abogados defensores que participaron en el proceso.
Hochman calificó la conversación como “muy productiva” y mencionó que tuvo un carácter informal y fuera de registro. “Ellos me compartieron todas sus ideas sobre lo que debería suceder, sus experiencias y la dirección final que esperan para este caso”, comentó Hochman.
Lyle y Erik Menéndez, condenados en 1996 por el asesinato de sus padres, esperan una revisión que podría hacerlos elegibles para libertad condicional tras décadas en prisión.
Anamaria Baralt, prima de los Menéndez, se dirigió brevemente a los periodistas tras finalizar el encuentro. “Tuvimos una reunión con el fiscal de distrito y estamos agradecidos por su tiempo”, declaró Baralt. “Quiero reiterar nuestra posición como familia y como parte de las familias de las víctimas. Este proceso de 35 años ha sido increíblemente traumatizante para nosotros, como estoy segura que pueden imaginar”.
De acuerdo con The Associated Press, Baralt expresó que la familia espera ver una liberación inmediata de los hermanos Menéndez, argumentando que presentarse ante una junta de libertad condicional solo “serviría para re-traumatizarnos”.
La postura de la familia se alinea con los esfuerzos del exfiscal de distrito George Gascón, quien en octubre pasado recomendó que se retirara la condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que los hermanos fueran sentenciados nuevamente, pero con una pena de 50 años a cadena perpetua. Dado que Lyle y Erik Menéndez tenían 21 y 18 años, respectivamente, en el momento del crimen, serían elegibles para libertad condicional de forma inmediata bajo esta nueva sentencia.
Sin embargo, la salida de Gascón del cargo y la llegada de Hochman han ralentizado este proceso. El fiscal actual explicó que su equipo continúa evaluando todos los aspectos del caso antes de tomar una decisión.
Audiencia pendiente y otras vías legales
Lyle y Erik Menéndez tienen una audiencia programada para los días 30 y 31 de enero, en la que se analizará el avance del proceso de resentencia.
En 2023, los Menéndez presentaron una petición de habeas corpus solicitando que se revisara nueva evidencia que no fue presentada durante el juicio original. Paralelamente, los hermanos enviaron una solicitud de clemencia al gobernador de California, Gavin Newsom. En noviembre, Newsom indicó que esperará el resultado de la revisión de Hochmanantes de tomar cualquier decisión en relación con el indulto.
Además, los hermanos han impulsado una petición para que el caso pase de la Oficina del Fiscal del Distrito de Los Ángeles a la Oficina del Fiscal General de California, donde argumentan que existe un posible conflicto de interés debido a la reciente designación de Kathleen Cady como directora de la Oficina de Servicios a Víctimas.
Cady, antes de asumir su nuevo cargo, representó a Milton Anderson, tío de Lyle y Erik, quien ha sido el único familiar que ha abogado consistentemente por mantenerlos en prisión. Hochman respondió que Cady ha sido “apartada del caso Menéndez” para evitar cualquier conflicto.
El caso Menéndez: tres décadas de controversia
Lyle y Erik Menéndez fueron condenados en 1996 por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, ocurrido en su residencia de Beverly Hills en agosto de 1989. La fiscalía argumentó durante el juicio que los hermanos asesinaron a sus padres motivados por el deseo de heredar la fortuna familiar. La defensa, por su parte, afirmó que los hermanos actuaron en defensa propia después de haber sufrido años de abusos físicos y sexuales por parte de su padre.
A pesar de que los testimonios de abuso marcaron un punto central en el juicio, los fiscales sostuvieron que el asesinato fue premeditado y no resultado de una confrontación inmediata. Lyle y Erik fueron condenados a dos penas consecutivas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, lo que ha generado décadas de debate público y apoyo dividido.